Marcos Calvente está preocupado. Muy. Por las investigaciones que lleva adelante Diario Mendoza Today sobre su gestión en Guaymallén. Reveladoras, por cierto.
Son una suerte de continuación de las indagaciones que este medio hizo sobre la figura de Marcelino Iglesias, su antecesor. La corrupción es allí es abundante, ciertamente.
El peronista Luis Lobos no ha sido menos: él fue, de hecho, quien dio impulso inicial al tren de la corrupción a gran escala. Sin ningún disimulo.
Quien escribe estas líneas ha sido uno de los pocos periodistas que expuso los negociados de Lobos, cuando aún no había caído en desgracia.
En aquellos días, al igual que ahora, los medios callaban a cambio de la pauta oficial de Guaymallén. Recién empezaron a hablar de sus trapisondas cuando terminó su mandato en el municipio de marras.
Es lo mismo que ocurre en estos días, en un contexto donde los grandes portales de la provincia callan a cambio de dinero comunal. Pero la corrupción es mucha y es imposible taparla. Hay de todo, como en botica: robo de materiales, uso de los recursos públicos, abusos laborales y sexuales, etc. Gravísimo.
Este diario es el único que está contando todo ello, y seguirá haciéndolo, a pesar de los intentos de Calvente de que no ocurra. Incluso a través del ofrecimiento de pauta oficial del municipio.
En un año donde la economía está completamente destrozada, sin horizonte de mejora, ese dinero hubiera ayudado a sostener las finanzas de Mendoza Today. Pero este cronista sabe que es más importante es hacer periodismo independiente.
Es lo que se le han dicho a otros anunciantes que intentaron lo mismo. “No canjeamos impunidad por dinero”, es la frase que suele decirles quien escribe estas líneas.
Si así no fuera, Mendoza Today tendría pauta de todos los municipios de Mendoza. Porque todos, sin excepción, quisieron anunciar en sus virtuales páginas. Más temprano o más tarde. Y sólo se aceptó a aquellos que toleraron las condiciones impuestas. Esto es, no meterse en la línea editorial del diario.
Es oportuno aclarar la situación en el complejo marco que atraviesa el periodismo mendocino en estas horas, con varias docenas de despidos en Los Andes y otros medios. Con una tenaza que no permite que se cuente la realidad de la provincia. Es dable aclarar que el problema no son los periodistas, sino los dueños de la prensa donde estos trabajan.
Ya lo dijo alguna vez Horacio Verbitsky, cuando no era operador K: “Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa; el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar”. Más claro, echarle agua.
