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Cómo es el laboratorio de huellas genéticas creado para detectar criminales y que permitió atrapar a dos bandas delictivas en Mendoza

La provincia tiene la base de datos más grande de Latinoamérica. Cuál es el procedimiento que utilizan para capturar sospechosos.

Dos bandas delictivas que operaban entre la región de Cuyo y la zona pampeana del país fueron identificadas en Mendoza a partir de los registros de huellas genéticas cargados en la base de datos provincial, la más grande de Latinoamérica para detectar criminales.

Se trata de grupos conformados por tres y seis delincuentes respectivamente -cuyas edades varían entre los 20 y los 30 años– que se movilizaban principalmente entre el territorio de La Pampa y gran parte de las ciudades mendocinas. Lo hacían cometiendo diferentes tipos de delitos como robos, estafas y lesiones simples, aunque también se confirmó que varios de los integrantes estaban involucrados en un homicidio por el que aún hay prófugos.

La identidad de los jóvenes fue descubierta a partir de un trabajo en conjunto entre el laboratorio genético de la ciudad de Santa Rosa y el de Mendoza: dos de las cuatro provincias que cuentan con un software en el que tienen cargados los ADN de toda persona imputada o condenada por cualquier ilícito cometido en su territorio. Salta y Córdoba completan esa lista.

Las bandas fueron detectadas en el último mes, cuando ambas provincias realizaron una de las periódicas comparaciones entre sus bases con el objetivo de ver si contaban con muestras genéticas en común. Es decir, si había sospechosos que estuvieran dedicándose a la comisión de delitos interprovinciales, tal como ocurrió en esta oportunidad.

Miguel Marino, director del laboratorio de Mendoza, explicó al portal Infobae cuál es el procedimiento que utilizan para cargar los datos y de qué manera se llegan a estas conclusiones. “Hay dos bases. La primera es con datos filiatorios, los cuales están en un servidor independiente. Ahí se encuentran los perfiles de aquellos que hayan recibido una imputación formal en la provincia, a quienes se les toma una muestra de saliva que se codifica y se guarda con su nombre y causa”, comienza diciendo al respecto, aclarando que estas personas no necesariamente están detenidas, sino que a veces solo están imputadas.

Y continúa: “Pero además hay otra con perfiles genéticos realizados a partir de evidencias recolectadas en escenas de hechos delictivos. Estos pertenecen a NN -personas no identificadas- y están codificados con un código de barras. Nosotros no sabemos de quiénes son, solo que participaron de un ilícito”.

Estos son los dos registros que se comparan a diario en la provincia de Mendoza. De acuerdo a la explicación de Marino, muchas veces ocurre que se imputa a una persona por algún suceso y, cuando sus muestras se cargan a la primera base, estas terminan coincidiendo con alguno de los perfiles de NN cargados anteriormente. Es decir, que se constata que el sospechoso estuvo involucrado en otro hecho antes.

Una comparación de este tipo, pero a nivel provincial, fue la que se realizó con La Pampa, la cual dio como resultado la identificación de los dos grupos de delincuentes atrapados en los últimos días.

“Eso es lo que nos ha permitido identificar a un montón de personas que cometían delitos. Muchos de ellos seriales, como abusadores. El primer año, encontramos hasta 7 casos de abusadores seriales”, detalló el director mendocino, quien se encargó de remarcar que ninguna muestra es transferible, por lo que es “imposible” implantarla en una escena del crimen adrede.

En la misma línea ejemplificó: “Nosotros tenemos a más de la mitad de los abusadores identificados con delitos menores. O sea, entraron por lesiones o hurtos simples y luego fueron descubiertos. Hay una persona que ingresó a la base de datos por violencia de género y después lo descubrimos en la base de NN involucrado en siete abusos sexuales. Coincidía con esos perfiles genéticos que estaban cargados”.

Además de imputados y condenados, en los registros de Mendoza también está toda la Policía, el personal penitenciario y más de la mitad de todo la planta de las empresas privadas de seguridad. Asimismo, quienes están involucrados en la escena del crimen al tomar el análisis de la muestra, como los fiscales de provincia, quienes podrían ser posibles contaminantes.

“Nosotros tenemos 85.000 perfiles cargados de 2 millones de habitantes. Somos la base de datos más grande en Latinoamérica respecto a la población. Brasil, por ejemplo, tiene 140.000 perfiles para 225 millones. En relativo a la población, somos la base de datos más extensa que hay”, destacó Marino.

En números

El registro de huellas genéticas de Mendoza cuenta con un total de 85 mil perfiles. Por mes, se carga un aproximado de 1.000 nuevos. Del total, casi el 75% de la base de datos son personas que tienen entre 18 y 40 años, lo que arroja que en Mendoza hay un grupo etario de delincuentes muy joven. Según Marino, esto se replica al resto de Argentina.

Hay un dato aún más fino: el 12% de toda la base tienen entre 18 y 20 años, teniendo en cuenta que solo se le pueden sacar muestras a los mayores de edad.

En este sentido, el director del laboratorio de Mendoza señala la importancia de que haya una base similar a nivel nacional y que todas las provincias puedan desarrollar la suya para poder realizar comparaciones e identificar de manera más rápida a los involucrados en delitos.

“En la investigación interna, a nosotros nos va muy bien, tenemos muy buenos resultados, pero ser una isla en este tema no sirve. No tenemos con quién compararnos, se hace muy difícil. Yo lo único que deseo es que en algún momento salga una ley nacional amplia. Va a hacer que se descubran delitos mayores por la comisión de delitos menores”, concluyó.

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