Christian SanzPortada

😎 La insoportable “matrix” mendocina, la casita del IPV del funcionario guaymallino, y el “ñoqui” de la DGE

Todo está a punto de implosionar, pero nadie lo está viendo venir. Mendoza Today viene alertando en soledad el choreo.

Mientras propios y ajenos se enfocan en las elecciones de este domingo, Mendoza vive una suerte de Matrix. Pasan cosas graves, todo el tiempo, pero nadie dice nada. Propios y ajenos prosiguen sus vidas como si nada ocurriera. Como si todo fuera correcto y transparente.

Los medios de comunicación publican pelotudeces, los empresarios piensan en sus propios curros y, entretanto, los políticos se llenan los bolsillos. Todos felices y contentos.

Poco importa el destino de Mendoza, porque todos piensan en sí mismos, jamás en el bien común. Y la plata siempre ayuda a la hora de comprar voluntades.

No es casual que gran parte de la oposición local esté dormida: todos han sido “adornados” con dinero contante y sonante. Reputados peronistas no han sido la excepción.

Tampoco los infaustos referentes del Partido Verde. Incluso los noveles partidarios de La Unión Mendocina empiezan a defeccionar.

Como viene sosteniendo Diario Mendoza Today en completa soledad, lo que vive la provincia es una completa tragedia. Permitida por todos. Nadie zafa.

Lo peor es que, cuando todo implosione, nadie se hará cargo de nada. Como suele suceder en Mendoza. Una provincia que ostenta el triste récord del robo y vaciamiento de dos bancos sin que haya una sola persona en prisión por ello. Nadie condenado.

Es la impunidad que envalentona a los que ahora mismo saquean los recursos locales. Ello, dicho sea de paso, no sería posible si la Justicia fuera efectiva y eficiente. Porque todos temerían caer en sus garras. 

Lo más triste es que nadie lo está viendo venir. Ergo, nadie está trabajando para evitar la colisión que viene. Es como si un meteorito se dirigiera veloz hacia la Tierra sin que ninguna persona tratara de detenerlo. Esperando que un milagro evite la catástrofe. Pero los milagros no existen.

La única manera de limpiar la mugre es arremangándose y haciendo el trabajo sucio. Para que las cosas cambien, hay que dar el primer paso. Lo demás llegará por añadidura.

De lo contrario, seguirá el choreo. Como ocurre en Guaymallén, donde el robo no solo no cesó sino que se incrementó exponencialmente. 

Básicamente porque los grandes medios mendocinos encubren la corrupción a cambio de pauta oficial del municipio. Ello hace que la gente no se entere de nada y siga votando a Marcelino y su troupe de malvivientes.

Ahora mismo, por caso, el secretario de Gobierno de la comuna, Pablo Álvarez Donati, está a punto de recibir una casa del IPV a nombre de la madre de su hija, Micaela Oliva.

Nada que deba sorprender: la mayoría de los funcionarios guaymallinos ostentan onerosas casas en barrios privados. No tienen manera de justificar sus compras. Todo es producto de la corrupción.

No hay nada que no sea saqueado en el terruño de Marcelino, incluso el arbolado público, que es talado y vendido al mejor postor. Habrá que investigar a Cuyoplacas y a un tipo de apellido Ruggeri.

En otro orden de cosas, ha vuelto a las andanzas Erico Ramiro Arias, “acomodado” hace unos meses como director de Educación Permanente de Jóvenes y Adultos dependiente de la Dirección General de Escuelas. Una trama que contó con lujo de detalles Mendoza Today.

Sus trapisondas como “ñoqui” son célebres dentro del ámbito de la DGE. De hecho, hay quienes recuerdan puntuales horas que le fueron asignadas en Uspallata sin que concurriera a trabajar jamás. 

“Cuando lo nombraron director puso a un profesor llamado Damian Ortiz como coordinador y le asignó esas horas fantasma a él”, dijo a este diario una fuente de esa dependencia. Y añadió: “Hay varios ñoquis, Arias es solo uno de tantos”. 

Solamente otro botón de muestra. Otra pieza de la decadencia mendocina de la cual viene hablando este medio. 

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