Nacionales

La Ley Bases y el desafío imposible de Milei en el Senado

¿Qué se modificó de febrero a la fecha, para tener un resultado como el registrado el martes pasado? Los operadores del Gobierno estuvieron esta vez empoderados, con capacidad para ceder y hasta darle potestad a sus interlocutores para operar cambios. Qué pasará si el Senado cambia artículos. Por José Angel Di Mauro.

Cuando en su discurso ante la Asamblea Legislativa Javier Milei anunció su deseo de firmar con los gobernadores y expresidentes el Pacto de Mayo, no se mostró muy convencido. De hecho, al dejar ese trámite librado a la aprobación previa de la ley de Bases, aclaró que no tenía “demasiadas esperanzas” en que los legisladores fueran a demostrar “que la política puede ser más de lo que es”.

Sin embargo, el éxito alcanzado con las medias sanciones logradas el martes para las dos leyes impulsadas por el Ejecutivo parece haberlo entusiasmado más y su gente ya está buscando sede donde celebrar el sábado 25 de mayo la firma de lo que el presidente definió como “un contrato social que establezca los 10 principios del nuevo orden económico argentino”.

Señal de que da por descontado que la aprobación conseguida el martes 30 de abril por partida doble se repetirá en pocos días en el Senado de la Nación. ¿Es lo que le han dicho quienes tramitan el tratamiento de ambas leyes en la Cámara alta? Optimismo les sobra a quienes encabezados por Guillermo Francos llevan adelante esas difíciles negociaciones, pero nada garantiza la aprobación completa de ambas leyes en el Senado.

Fuentes cercanas al círculo presidencial han deslizado sin embargo que el presidente estaría dispuesto a firmar ese acuerdo con los mandatarios provinciales aun sin que el Congreso dé luz verde a sus reclamadas leyes. Obviamente esa posibilidad no será admitida públicamente, pero Milei -amante de las puestas en escena- se ilusiona tanto con ese acto que difícilmente vaya a privarse del mismo, en el que piensa incluso condecorar a los gobernadores que acompañen su propuesta con la Orden de Mayo.

Para eso también deberá sortear un impedimento, pues la Orden de Mayo creada por decreto en 1946, durante el Gobierno de Juan Domingo Perón, es un galardón otorgado exclusivamente a “los ciudadanos civiles y militares extranjeros que se hayan distinguido por sus servicios y obras personales y merezcan la gratitud de la Nación”. De ahí que, en caso de serles entregadas, deba modificarse antes por decreto dicha reglamentación.

No todos los gobernadores serán sujetos de tal condecoración. Está en duda que puedan aceptar una invitación, pero muy difícilmente el Gobierno llame a suscribir el Pacto de Mayo a Axel Kicillof, Gildo Insfran Gustavo Melella. Veremos si el riojano Ricardo Quintela es considerado merecedor.

Para lograr la ansiada aprobación del Senado, el Gobierno acelera las negociaciones, esta vez casi exclusivamente centradas en los gobernadores. A diferencia de la Cámara baja, donde contaba con una oposición dialoguista que fue la que le permitió al oficialismo sortear no solo la debilidad numérica de La Libertad Avanza, sino también las dificultades propias de la falta de experiencia. Con una colaboración que excedió el apoyo en las votaciones, pues se dio por ejemplo cuando bien de madrugada el bloque Unión por la Patria intentó tumbar la sesión. Al menos, hubo un intento individual.

Por la hora, pasó casi desapercibido, pero pudo haber generado un cataclismo político de haber resultado exitoso. Lo protagonizó el diputado Martín Soria, que presentó una moción de orden “para votar ya mismo la constitución de esta Cámara, de este Honorable Cuerpo en comisión, para despejar todas las dudas que tienen muchos de los que pretenden acompañar este proyecto de ley”.

Sucedió a las 4.24 de la madrugada; presidía en ese pasaje de la sesión el radical Julio Cobos, vicepresidente segundo de la Cámara, que haciéndose el desentendido intentó pasar por alto el pedido y le dio la palabra, como si nada, a la massista Marcela Passo. Soria insistió, invocando el artículo 127, inciso 9, del reglamento de la Cámara. Y luego citó el artículo 15 del mismo reglamento, que establece que “para formar quórum legal será necesaria la presencia de la mayoría absoluta de sus miembros, entendiéndose como tal cuando los miembros presentes superen a los miembros ausentes”. Y advirtió a continuación que “en este momento, tenemos menos de 45 diputados presentesNo hay quórum para sesionar”.

Incómodo, Cobos replicó, a sabiendas de que Soria tenía razón pero estaba incumpliendo lo pactado: “No tenemos quórum para votar, estimado diputado”.

– Por eso –le contestó Soria, decidido a hacer caer la sesión.

– Yo le pido que continuemos con la sesión. Ustedes han dado el quórum después de haberse constituido; hemos debatido; necesitamos sancionar esta ley y dar una vuelta de página… Diputado Soria: le pido que retire la moción. Yo voy a continuar con la sesión, otorgándole la palabra a la diputada Passo.

“No puedo retirar una moción en un proyecto que va a transformar…”, contestó el exministro de Justicia de Cristina Kirchner, mientras desde su banca la diputada Juliana Santillán Juárez vociferaba: “¡Están en contra del país! ¡Están en contra de toda la sociedad argentina!”.

Cobos optó por ignorar a Soria: le cortó el micrófono y volvió a darle la palabra a la diputada Passo. Consiguió así sofocar ese sorpresivo embate que pudo haber provocado la caída de la sesión, pues no había quórum ni a esa hora hubiese sido posible reunirlo. Qué no le hubiera dicho Milei a los radicales de haber prosperado esa moción mientras presidía uno de ellos.

A la hora de los agradecimientos, el presidente mencionó especialmente a los diputados del Pro Cristian Ritondo Silvia Lospennato. Después, reposteó una mención especial para Rodrigo de Loredo Miguel Pichetto. Debería sumar también al mendocino Cobos.

Claramente hubo en el oficialismo un aprendizaje respecto de lo que sucedió en febrero, pero sobre todo prevaleció un pragmatismo que le permitió entender al Gobierno que la mejor ley es la que se puede aprobar. Resignó buena parte de las cosas que proponía la norma original, que mezclaba temas como la eliminación de las PASO con el uso de la toga y el martillo por parte de los jueces, pero recuperó el paquete fiscal, del que el ministro de Economía había prescindido en el primer intento de sacar la ley.

El capítulo del pragmatismo no es un tema menor, tratándose de Javier Milei. En los últimos tiempos el Gobierno ha dado muestras de volver sobre sus pasos cuando las circunstancias así lo han exigido. Pasó con el aumento de las prepagas, llegando en ese tema incluso a abjurar del liberalismo más simple a la hora de intervenir el Estado en el tema; pasó con las tarifas, cuyos nuevos aumentos postergó para no alterar su norte de bajar cuanto antes la inflación; pasa con el cepo, que ahora admite podría mantenerse hasta 2025… Y pasó con la ley de Bases y el paquete fiscal, donde esta vez sí Guillermo Francos y el resto de los negociadores tuvieron las manos libres para ceder lo necesario.

La demorada aprobación de leyes en un Congreso que le será adverso estos cuatro años era una condición indispensable del FMI, el círculo rojo y los inversores en general. Se trata de dar señales de gobernabilidad, y la del martes fue una. Aunque debe saber el Gobierno que eso no es suficiente: pueden los poderosos reclamar logros de este tipo y gestos del Gobierno, pero eso garantiza una lluvia de inversiones. Mauricio Macri puede contarle mucho a Milei sobre este tema.

Como sea, todavía el Gobierno de Milei no tiene la ley, sino solo dos medias sanciones. Recorrió la parte más difícil del camino, que siempre es la inicial, precisamente donde no había hecho pie en el verano; pero todavía le resta recorrer la parte más empinada. En un Senado donde necesita 37 votos y arranca con 33 en contra. Fuentes oficiales consultadas por este medio expresaron su convicción de tener asegurada ya la aprobación en general. Cuentan con los 7 votos propios; 6 del Pro; probablemente 11 de los 13 radicales; los 3 de Cambio Federal, el espacio liderado por el salteño Juan Carlos Romero; la tucumana Beatriz Avila, la neuquina Lucila Crexell; los 3 de Unidad Federal; los dos misioneros; los dos santacruceños y la senadora rionegrina. Con esos, sumaría 38 voluntades para la aprobación.

En la votación en particular empezaría otro partido, más difícil que en la Cámara baja. En el tema de Ganancias, podría compensar votos patagónicos imposibles con algunos del norte que podrían venir de UP, nada menos. Como sea, le será difícil al oficialismo evitar modificaciones en algún artículo. Previendo eso es que se apuró el debate para llegar al recinto probablemente el jueves 16. Si hay cambios que obliguen a una vuelta a Diputados, eso será en la Semana de Mayo, lo que permitiría en caso de aprobación llegar con los deberes hechos al 25 de Mayo.

La modificación de artículos en el debate en particular de ambas leyes no implicaría riesgos para la aprobación definitiva. Veamos qué dice el reglamento: si el Senado, como cámara revisora, adiciona o corrige el articulado, el proyecto vuelve a la cámara de origen. Si ésta acepta las modificaciones, se sanciona el texto aprobado en la cámara revisora.

Si la Cámara de origen insiste en la redacción originaria, necesita alcanzar la misma mayoría o una superior que la de la cámara revisora para que se sancione como ley el texto originalmente aprobado.

Es imposible que el Senado logre 2/3, con lo que en Diputados alcanzará con una nueva aprobación (ya no se vota en particular, solo una votación en general), para que el o los proyectos sean ley un par de días antes del 25 de Mayo.

Artículos Relacionados