Christian SanzPortada

😲 Elecciones distópicas, el regreso de un oscuro personaje, y un hallazgo que revela espionaje en Mendoza

Llegan los comicios más esperados, que no cambiarán nada de nada. Por qué el problema somos los propios argentinos.

En apenas unas horas, se decidirá el destino de la Argentina por los próximos cuatro años. Las opciones con tres y los números entre ellos están realmente peleados. No se puede decir mucho más por la denominada “veda electoral”.

Se trata de una suerte de límite impreciso que no permite a los periodistas avanzar más allá de lo trivial en sus análisis. De lo contrario, se estaría violando aquella “veda”.

A nivel local, Mendoza renueva este año cinco de las diez bancas que tiene en la Cámara de Diputados nacional y una en el órgano legislativo del Mercosur.

Se trata de aquellas que ocupan actualmente Lisandro Nieri y Jimena Latorre (Cambia Mendoza), Omar De Marchi (PRO) y Eber Pérez Plaza y Marisa Uceda, del Frente de Todos (FdT).

Al haber tan poco en juego, el mendocino de a pie no está muy interesado en ir a las urnas. De hecho, se prevé una muy baja concurrencia. Aún cuando se elije presidente de la Nación.

Sin embargo, debería ser al revés: para aleccionar a la clase política tendría que haber un aluvión de personas que emitan su sufragio hoy. No importa a quién se vote, lo importante es hacerlo. Y luego persignarse.

Básicamente porque ninguno de los que pueda ganar logrará sacar a la Argentina del atolladero en el cual se encuentra. Refiere a una situación inédita, pocas veces vista.

Un corset que complicará a cualquiera de los candidatos. La deuda pública está en niveles nunca antes vistos. El déficit fiscal es superlativo. Y la inflación está a un paso de convertirse en híper. 

Ello sin mencionar la escalada del dólar, el desempleo creciente y la pobreza ídem. La indigencia, ni hablar. Se trata de problemas que llevará varias décadas resolver.

Quien crea que a partir de mañana algo cambiará, está completamente equivocado. Uno tiene 52 años y ha visto todo. O ha visto demasiado. Gurúes que venían a solucionar todo. Salvadores de la Patria. Mesías que juraban revertir los problemas argentinos.

Y nada que ver. Cada uno fue peor que el anterior, y dejó al país con más empobrecimiento, más deuda y más corrupción.

Es hora de dejar de esperar milagros: el problema de la Argentina son los argentinos. Hasta que no se haga un cambio cultural de raíz, todo seguirá siendo igual. Porque los diferentes candidatos que se postulan llegan con los históricos vicios de los ciudadanos argentos.

No hace falta describir cuáles son aquellos defectos, ¿o sí? A ver… el argentino promedio espera todo del Estado, pero evade impuestos cuando puede. Jamás respeta las normas, ni siquiera las de tránsito, y es ventajero a más no poder. 

Hay excepciones, desde ya, pero son los menos. La mayoría son chantas, verseros y trepadores. Y cuando llegan al poder hacen uso de esas “herramientas”. El mejor ejemplo es Alberto Fernández, el peor presidente que tuvo este país.

La solución es bien compleja: hace falta “barajar y dar de nuevo”. Cambiar en un 180% el paradigma. Educar desde pequeños a los niños y niñas sobre ética y moral. Si es necesario, imponer “deontología” como materia obligatoria desde el nivel inicial.

Es la única manera de tener esperanza en el mediano y largo plazo de que algo cambiará de una vez. No hay segundas posibilidades. Ningún mesías o salvador obrará ningún milagro.

 

Mientras tanto, en Mendoza

En medio de las usuales sospechas de licitaciones amañadas y contrataciones direccionadas, existe en la provincia un personaje del cual nadie está hablando ahora mismo.

Se trata de Alejandro Pravata, otrora asesor de Tecnología del gobierno de Mendoza y ex referente del Ministerio de Seguridad en tiempos de Celso Jaque. Un personaje oscuro que hoy en día tiene a su cargo la obra más importante de la provincia: el Metrotranvía, en sus etapas 3 y 4. Miles de millones de pesos en juego.

Pravata, hoy “prendido” con la empresa CEOSA -la única adjudicataria de la licitación en cuestión-. supo estar en la mira de los investigadores por ser parte de una escuela de pilotos no autorizada, que utilizaba recursos de la policía.

De hecho, fue parte del equipo del helicóptero qué chocó con otra aeronave en el año 2015. Las malas lenguas aseguran que Pravata escondió una maleta llena documentos que tenía en su poder el piloto qué murió. Allí, la víctima portaba los detalles de irregularidades qué quería presentar a la Justicia. Por lo pronto, la maleta desapareció.

En otro orden de cosas, está por estallar un inesperado escándalo por un inquietante hallazgo en la oficina del ex jefe de la Policía Roberto Munives.Allí se encontró un dispositivo que realizaba espionaje a celulares. UFED es el nombre del aparato, y se evaporó en el preciso momento en el cual Munives dejó su cargo.

No obstante, quedaron puntuales interrogantes flotando en el aire: ¿A quién se espiaba? ¿Por qué? ¿Por orden de quién? Urgen las respuestas.

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