Néstor Bethencourt

Marcelino recagado: reuniones secretas (y de incógnito) para apretar a sus funcionarios y tapar la corrupción

Por Néstor Bethencourt, especial para Diario Mendoza Today.

Del lunes a esta fecha, luego del “bofetón” recibido en las urnas, el intendente Marcelino Iglesias en evidente estado de nerviosismo, pidió una movilidad con chofer común —se aclara que él tiene vehículo y chofer oficial que no utilizó en este caso— para, en forma sorpresiva y repentina dirigirse a distintas dependencias comunales con el fin de bajar línea a como dé lugar respecto a lo administrativo.

Pudo vérselo por la mañana del martes en la Dirección de Obras por Administración, acaso el lugar más corrupto de la comuna, el cual no resiste auditoría alguna de un tamaño gigantesco y con una cantidad enorme de materiales, muchos con ninguna utilidad, otros vencidos, etc. Que el mismo y reconocido Homecenter de Godoy Cruz envidiaría.

El dato es certero y no menor ya que allí, se cocinan los más altos curros imaginables, teniendo como protagonista al director Ramiro García, que comparte familia con el candidato a suceder a Marcelino, Marcos Calvente, su suegro compañero de fechorías Juan Carlos Savina, siendo este último caso como contratado por la gestión.

Entre los múltiples hechos está la denuncia que realizó la oposición por el robo de materiales del municipio, dirigidos hacia la reformada sede partidaria radical de Calle Silvano Rodríguez, también se comenta que las construcciones de varios de sus funcionarios salieron de ese sector, remarcando que el suegro de García construye un Barrio privado en la ruta 60. Oportunamente y a medida que se sucedían los hechos los íbamos contando desde este mismo diario.

En la reunión mantenida en ese lugar, al llegar Iglesias, el director aún no había llegado, cosa que por costumbre suele hacer García, por lo que de inmediato Iglesias lo citó urgente.

Junto al Intendente se encontraban el secretario de Obras, Marcos Calvente, el director de Obras por Administración, Ramiro García, también los demás directores dependientes de la Secretaría, durando la misma casi 4 horas.

La bajada de línea directa fue “emprolijar” a como dé lugar la parte administrativa respecto a faltantes asientos contables entre la mercadería que debiera haber y la que hay, mostrando así desesperación por una investigación que seguramente ocurrirá.

Otras reuniones del mismo calibre se generaron, incluso en locaciones privadas con el mismo fin, y con casi la totalidad de los funcionarios.

Saben, o al menos lo intuyen, que están sin salida, que la impunidad no es para siempre, y que la gente demostró su hartazgo, llevándolos de la soberbia al estupor, y ahora al miedo.

Varios funcionarios ofrecieron su renuncia, no aceptadas por el caído en desgracia Iglesias. De a poco se caen las caretas, ya no pueden ocultar la corrupción acompañada de ineptitud en muchos sectores.

Manotazos de ahogado, a punto tal que hasta quieren simpatizar con Gabriel Pradines, seguramente sucesor de Iglesias tras el sorpresivo resultado del domingo en las urnas, para asegurarse impunidad, imposible de lograr por lo descomunal, y la templanza del otro candidato.

¿Recuerdan la Casa Pileta? Nunca hubo respuesta alguna, excepto la del hoy candidato Calvente quién indicó a este escriba que “Viste como es Marcelino, si salió publicado y por más que tengan razón, no les va a dar bola”, la misma actitud con comerciantes, entre ellos un Bar en el Carril Godoy Cruz, que tuvo que cerrar con la anuencia de la feroz operación librada por el Director de Comercio, Javier Massó, como también con un promisorio club de Paddle, que tras una inversión millonaria realizada, la clausura definitiva por capricho también le cayó.

Nada es para siempre, y la desesperación en Guaymallén abunda. 

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