El inesperado regreso de la estafa de Herbalife, ahora en Mendoza
Hablando de engaños piramidales, uno de los más famosos, que parecía en el pasado, pero nunca se fue.
El panfleto llegó a mis manos de casualidad. Caminaba yo por la siempre tensa Av. San Martín cuando alguien lo depositó allí.
Lo guardé en el bolsillo, acaso por cuestiones de buena educación, para darle esperanzas al tipo que los repartía. Una vez llegado a mi hogar, lo desempolvé y, consecuentemente, lo leí con atención.
“¿Insatisfecho con sus ingresos y trabajo? ¿Falta de tiempo? Esta puede ser una oportunidad para usted”, rezaba la papeleta. Una elocuente emoción recorrió mis extremidades, pero fue solo temporal.
Todo se derrumbó en mi ser cuando seguí leyendo el panfleto: “Necesito 15 personas para trabajar URGENTE!!!”. Era evidente que se trataba de las engañosas convocatorias hechas por la errática firma Herbalife, célebre por su mecanismo piramidal de reclutamiento (ver más adelante).
El sistema es inviable: la única manera de generar ingresos es hacer ingresar al sistema a otras personas, que a su vez hagan ingresar a nuevos incautos. Y así sucesivamente. El célebre esquema Ponzi, donde solo ganan unos pocos, los que están en la cima.
“Excelentes ganancias, tiempo parcial o completo: $100.000, $150.000 o $200.000”, insiste el volante que tengo en mis manos. Pero sé que es falso, que eso nunca ocurrirá.
Quien firma la convocatoria es un tal Maximiliano Chinigioli, sobre el que luego encontraré una página de Facebook, también llamando al engaño.
El principio fue el verbo
Todo comenzó hace más de dos décadas, cuando se comunicó conmigo un hombre al que llamaremos Horacio, quien se presentó como representante publicitario de Herbalife y se mostró preocupado por un artículo que había escrito respecto del cual, según su entender, yo me había equivocado en algunos conceptos. Acto seguido, me pidió que nos juntáramos a tomar un café y charlar sobre el tema.
Unos días después nos encontramos en un bar y Horacio me planteó algunas de las preocupaciones que existían en la propia empresa –Herbalife- acerca de mi nota. Al mismo tiempo remarcó algunos supuestos errores cometidos por mí en el artículo y, a esos efectos, sacó un “machete” elaborado por la propia cúpula de Herbalife.
Lo primero que puntualizó Horacio es que dicha empresa no aseguraba poder hacer “bajar de peso”, sino “controlarlo”. Eufemismos aparte, le expliqué de dónde nacía esa afirmación, lo cual será mostrado en el presente artículo.
Luego hizo una observación sobre mi aseveración acerca de que la ingesta de Herbalife “no era inocua”, afirmando que sí era inofensiva. Esto fue replicado –entre otros- con el argumento de que, al tener vitaminas que son liposolubles, es decir que se disuelven en grasa, Herbalife pierde todo tipo de inocuidad.
Esa íntima charla derivó en un par de encuentros más y en dos visitas a la sede de Herbalife en esta Capital Federal a efectos de ser lo más objetivo posible en mi investigación.
El resultado de lo indagado se presenta a continuación.
Promotores y detractores
Para comenzar la búsqueda de la verdad, quien escribe estas líneas se contactó con una veintena de vendedores de Herbalife. Uno de los primeros distribuidores que respondió a mi requerimiento –una mujer-, me aseguró que “Herbalife controla el peso y corrige la cantidad de grasa y calorías que comés (…) Poca gente puede nombrar los 108 nutrientes básicos que su cuerpo necesita todos los días, y es muy raro el que sabe la cantidad de cada uno de ellos y donde se encuentran”.
Cuando repliqué que la cantidad de nutrientes que el cuerpo necesita dependía de cada persona, la promotora dejó de responder a mis cuestionamientos.
Asimismo, para comprobar si era cierto que la propia gente de Herbalife aseguraba poder “hacer bajar” de peso –lo cual es negado por la línea gerencial de la firma- pregunté a la citada vendedora y me respondió que el programa (Herbalife) “proporciona la cantidad suficiente de proteínas para que, al bajar de peso, sólo se pierda grasa y nada de músculo”.
Y por si fuera poco disparatado el comentario, agregó que “incluso, con el programa se recupera todo el músculo perdido“, contradiciendo a las propias leyes de la biología.
Por si no fuera suficiente la evidencia de que esta gente sí asegura hacer bajar de peso con los productos Herbalife, existe una foto de Mark Hughes, fundador del imperio, en la que porta un prendedor con la leyenda: “Lose weight now”, lo cual puede traducirse textualmente como “pierda peso ahora“. Dicha foto puede verse en la sede central de la firma.
Siguiendo con los comentarios de los promotores, uno de ellos me aseguró por mail que “este programa proporciona la cantidad correcta de proteínas (…) lo primero que se nota es que el pelo deja de caerse”. Cuando le pregunté si se basaba en algún estudio científico para avalar semejante comentario, el promotor dejó de escribirme. Una verdadera pena, ya que la alopecia es una patología que me afecta en lo personal.
Una de las partes más graves de los comentarios de los vendedores de Herbalife es cuando hablan de enfermedades. Y es tan grave lo que sostienen que lo copiaré textual:
“¿Qué hacemos cuando nos enfermamos? vamos a una farmacia y compramos medicinas. El problema es que los medicamentos o fármacos no reemplazan a los nutrientes (…) Y durante el tiempo que durás enfermo, podrás tomar todas las medicinas del mundo, pero no te podrán curar, porque no necesitás medicinas , lo que necesitás son los nutrientes que te faltan”.
Pero por si no fuera sumamente irresponsable el comentario, los promotores agregan que “muchas enfermedades que se han considerado incurables mejoran fácilmente con este programa“.
Una persona que tiene una enfermedad incurable y lee esta declaración se sentiría realmente estafada si supiera que lo antedicho es totalmente falso.
Es un hecho que los consejos de los promotores de Herbalife están bien alejados de los conocimientos médicos mínimos.
Para demostrarlo sólo basta leer el siguiente comentario: “Si tu médico no esta de acuerdo en que tomes el producto (Herbalife), no te preocupes, normalmente los médicos no estudian alimentación ni nutrición (…) lo mejor que puedes hacer es tomar el producto con el fin de probarlo”.
Asimismo, recomiendan que “No escuches críticas ni opiniones negativas. Muchos de tus conocidos, familiares y amigos tratarán de desanimarte con críticas y opiniones negativas (…) Los ignorantes y los fracasados siempre saben poco o nada pero critican mucho”.
En una de mis últimas averiguaciones del tema me contacté con un distribuidor del barrio de Once y le comenté que temía tomar Herbalife porque tenía “problemas de hipertensión”. La respuesta no se hizo esperar: el distribuidor -Gustavo P.- me aseguró que podía estar tranquilo y me comentó que Herbalife era lo más seguro que había (!), contradiciendo lo más elemental de la medicina básica.
La empresa asegura que dichos comentarios son producto de la irresponsabilidad de los vendedores, deslindándose de toda culpa. Sin embargo, quien tiene la posibilidad de tener contacto con tantos distribuidores diferentes -como la tuve yo- podrá apreciar que no puede haber semejante casualidad de argumentos pronunciados por personas que no se conocen entre sí.
Y otras sospechas se evaporan cuando uno lee la página 48 del manual de Herbalife, donde aconsejan cómo hacer “Seguimiento y solución de problemas”. Entre tantas irresponsabilidades, uno puede leer cosas como la siguiente: Si un cliente se queja de Náuseas, hay que decirle que se asegure “de tomar las tabletas con batidos o comidas, no con el estómago vacío. Las náuseas también pueden ser un signo de desintoxicación“.
Respecto al dolor de cabeza, el manual dice que los mismos “pueden ser provocados por un bajo nivel de azúcar en la sangre o por deshidratación”.
Estos comentarios, en boca de vendedores que nada saben de nutrición o biología, son obviamente peligrosos.
No tan inocuo
Decía en una parte de mi anterior artículo que Herbalife miente al decir que sus productos son totalmente naturales e inofensivos, no conteniendo contraindicación alguna.
Dicha aseveración fue confirmada por más de un profesional consultado: todos coinciden en afirmar que algunos componentes, más allá de que puedan ser naturales o no, debe ser ingeridos con suma precaución, ya que hay vitaminas y minerales que consumidos en exceso pueden ser tóxicos.
Kathryn Von Saalfeld, Nutricionista de la Clínica de Nutrición von Saalfeld de Costa Rica aseguró a este periodista que: “un suplemento dietario es sólo un producto tomado oralmente que contiene un ‘ingrediente de la dieta’, en función de suplementar la dieta.
Hay miles de suplementos dietarios en el mercado. Cuando compra un suplemento, tenga en cuenta que, si suena demasiado bueno para ser cierto, probablemente no lo es. Los consumidores deben estar alerta a productos que mencionan que sus efectos son ‘milagrosos’, ‘secretos’ y/o ‘sin esfuerzo’, ya que estas descripciones pueden ser fraudulentas.
Por ejemplo, suplementos de pérdida de peso que indican que uno puede comer todo lo que desee y perder peso sin esfuerzo probablemente no son ciertos. También, sea cauteloso con suplementos que prometen tratar, prevenir o curar una cierta enfermedad.
Asimismo, altas dosis de algunos suplementos dietarios pueden ser dañinos. Cualquier sustancia con actividad biológica consumida en exceso puede ser dañina. Los RDD’s (requerimiento dietario diario) pueden servir como guía acerca de la cantidad de cada vitamina y mineral que una persona sana pueden consumir diariamente. Las RDD’s están siendo reevaluadas para determinar si son adecuadas no sólo para prevenir deficiencias, sino también para prevenir enfermedades. La siguiente es una lista de las vitaminas y minerales que consumidas en exceso pueden ser tóxicas: Vitamina A, Niacina, Vitamina B6, Vitamina D, Hierro y Acido fólico”.
En el mismo sentido, la especialista costarricense asegura que “natural” no es sinónimo de “seguro”: “al igual que todos los químicos, los nutrientes y extractos de plantas tomadas en dosis muy altas y en períodos largos pueden ser tóxicos. Algunas hierbas, como el gingko biloba, el ajo y la vitamina E, tienen como efecto secundario la interacción con medicamentos anticoagulantes”.
Finalmente, la citada Von Saalfeld asegura que “los suplementos no tienen otros componentes de los alimentos que pueden ser beneficiosos, así que no son un sustituto de una buena nutrición. Los suplementos pueden ayudar en algunos casos, sin embargo, el mejor consejo siempre es ‘consuma una variedad de alimentos’”.
Pero el negocio de Herbalife no se limita solamente a los suplementos dietarios. También comercializa productos de otro tipo, que asimismo suenan engañosos.
Una publicidad de “Natural Salud” -fachada que promociona productos de Herbalife-, ofrece entre sus ofertas el Cell-u-loss, un compuesto que supuestamente ayuda a combatir la celulitis, no sin asegurar que “reduce la ansiedad y el apetito”.
No está de más aclarar que en investigación científica –palabra ajena a lo que hace Herbalife– no se ha descubierto aún producto alguno que solucione el problema de la celulitis.
Otra de las panaceas que promociona “Natural Salud” es la infusión “Té Thermojetics”, una bebida a base de hierbas que logra algo que la ciencia asegura es imposible: “quemar el exceso de grasas”.
Opiniones de especialistas
La gama de consultas a especialistas de quien investigó este tema no sólo se ha circunscripto a la opinión de Von Saalfeld; también ha abarcado a una docena de profesionales de la salud en nutrición.
Todos coinciden en asegurar que la manera de manejarse en la venta del producto es, por lo menos, irresponsable. Luego de eso, las críticas se diversifican de diferente manera.
Claudio Zin, uno de los médicos más conocidos en el ambiente de la televisión y uno de los especialistas más solicitados para opinar en temas de salud por su vasto conocimiento en diversas áreas de la medicina, fue contundente cuando le pregunté su opinión acerca de Herbalife: “se trata de una verdadera ‘secta’ de vendedores del sistema horizontal, casa por casa (…) el punto débil es la promesa contra los resultados“.
Por su parte, la ya citada nutricionista Kathryn von Saalfeld asegura que “mi opinión sobre Herbalife es que son productos que se toman únicamente con el fin de bajar de peso, pero que no hacen nada por la modificación de hábitos y conductas alimenticias (…) en realidad no son tan efectivos científicamente como tal vez se quisiera. Y por ultimo, se venden sin regulación medica, cosa que puede también ser contraproducente o peligrosa para personas con problemas de salud”.
En realidad, para conocer acerca de la efectividad de Herbalife no hay que buscar demasiado lejos: en un artículo aparecido en diario La Nación el día 18 de julio de 1999, llamado “La guerra de los kilos”, la periodista Marina Gambier comenta las conclusiones a las que se arribó “en el Primer Consenso Latinoamericano de Obesidad, celebrado en Río de Janeiro en 1998, acerca de las terapias no recomendadas y los productos elaborados a base de sustancias consideradas inútiles y desprovistas de respaldo científico”. En dicho Congreso se concluyó que, entre los productos que no sirven para bajar de peso, se encuentran: “ginkgo biloba, extracto de kava kava, citrim, picolinato de cromo (produce lesiones renales), café, garcina cambogias, HERBALIFE y DHEA, entre otros”.
Asimismo, se comentó que “de estos productos figuran documentados efectos secundarios y contraindicaciones”.
Casi cuatro años después, el 23 de junio de 2003, en el periódico New York Times apareció un artículo sobre la preocupación que hay en E.E.U.U. con respecto a la publicidad de los suplementos dietarios en general.
En dicha nota se destaca la poca seriedad que tienen los estudios que avalan estos compuestos: “Por ejemplo, se hacen pruebas con pocas docenas de sujetos y se publican en forma resumida en algún encuentro o congreso de organizaciones científicas o en revistas oscuras, dándole la base para afirmaciones como ‘clínicamente comprobado’”.
En primera persona
Si bien reservo bajo siete llaves los nombres de la mayoría de las personas que se animaron a darme su testimonio, voy a transcribir una experiencia de “Herbalife Chile”, cuya lejanía preserva –medianamente- a quien me brindó su público testimonio. El nombre del ex promotor es Alejandro y su experiencia es la siguiente:
“Que bueno que estés investigando este asunto de Herbalife. Yo me inscribí como distribuidor y viví de cerca todo este asunto.
Un día vi un aviso en el diario acerca de Herbalife y me fui a inscribir como distribuidor. Asistí a una charla donde me explicaron en que consistía el negocio y pagué al tiro una cuota de inscripción ($26.000 chilenos), con esto se obtiene un carnet, los manuales explicativos y una ración del “suplemento alimenticio”, que te lo dan para que la uses tu mismo y la pruebes.
Desde un principio la persona que me había metido en el negocio, el ‘patrocinador’, me incitaba a que yo usara el producto y me motivaba a comprar el resto de los productos del catálogo. Yo amablemente le dije que no creía que fuese necesario, ya que yo soy de contextura bastante delgado, pero era impresionante la forma en que insistían.
Luego comenzaron con las reuniones de capacitación, que en un principio aseguraban que eran solo de vez en cuando, y gratuitas. Tiempo después me di cuenta que las reuniones eran prácticamente todos los días y ya no eran tan ‘gratuitas’, había que pagar entrada y costearse pasajes y alojamiento en el caso que fuesen fuera de la ciudad. Lo más molesto de todo esto como siempre era la insistencia por parte de los patrocinadores (el teléfono no paraba de sonar en todo el día, y no admitían un “no” como respuesta).
Después de un tiempo, era tanta la insistencia, que yo terminé comprando un set de productos, pensando en venderlo después y así recuperar el dinero. Nunca los pude vender y el dinero que invertí simplemente lo perdí.
Tuve que inventar un sinfin de excusas, para que me dejaran de llamar por teléfono y dejaran de insistir. A mi juicio, esto es un verdadero lavado de cerebro que le hacen a los distribuidores. Recién ahora, que me cambié de ciudad (por motivos de estudio) dejaron de llamarme y de insistir”.
Por si a alguno le quedaran dudas acerca de la manera de manejarse de la empresa, sólo basta leer el manual de Herbalife.
Allí aparece con lujo de detalles ciertos manejos “extraños” que la compañía “sugiere” a los distribuidores independientes. Por ejemplo, en la página 7 del capítulo “Camino al éxito”, se aconseja que “cuando le pregunten, cuente su historia de éxito en el control de peso o en la obtención de ingresos”. De paso, en la misma página, los muchachos aprovechan para vender sus propios artículos a los revendedores, al proponerles que “usen (ellos mismos) los productos” de Herbalife.
Como es sabido, otro de los curros que intentan los distribuidores al ver que sus ingresos no son los que esperaban por la venta de los productos, es el de “patrocinar” a otras personas a ingresar al “negocio”. En la página 71 del mismo capítulo se enseña a automatizar las respuestas frente a los posibles comentarios negativos de los incautos. Si el “cliente” se siente incómodo o limitado, hay que mentirle: “con su extraordinaria personalidad estoy seguro de que no tendrá problemas…”
El manual de Herbalife es tan elocuente en algunas de sus impresentables prácticas que en la solicitud para ingresar a la firma como distribuidor independiente, la cláusula Nº 4 obliga a que “durante el término de 3 años posteriores a la finalización del presente contrato, el distribuidor mantendrá en forma confidencial (…) sistemas de venta y distribución, información del negocio y literatura…”.
La primera parte de dicho compendio es un largo cuadernillo titulado “Bienvenido” y en él se muestran una docena de fotos de las famosas “antes y después” en las que se pueden apreciar algunas personas que supuestamente bajaron de peso a través de la ingesta de los productos de Herbalife. Uno realmente queda impresionado cuando observa el aparente contraste entre la primera imagen y la posterior.
Esas mismas fotos son utilizadas -según consejo de la empresa- para ayudar a convencer a los posibles compradores de los productos.
Sin embargo, cuando uno repasa la página 22 del manual “Camino al éxito”, puede apreciarse la pequeña trampa utilizada por Herbalife para que las imágenes aparenten ser más elocuentes de lo que son. Bajo el título “Cómo tomar excelentes fotos ‘antes y después’”, pueden leerse llamativas recomendaciones:
“ANTES: Use poco maquillaje, pocas joyas y un peinado sencillo. Mire directamente a la cámara, con los pies juntos y los brazos a lo largo del cuerpo”.
“DESPUÉS: Luzca siempre una gran sonrisa. Levante los brazos, separándolos del cuerpo. Trate de mantener las piernas juntas. Esto da un efecto más elegante. Para aumentar el efecto, concentre su peso sobre una pierna… Una pose de perfil resalta su figura”
Por si esto fuera poco, la empresa aconseja: “Si usa un fotógrafo profesional, pídale sugerencias para la iluminación y poses favorecedoras de su figura“.
Herbalife sabe que la imagen es una de las armas más poderosas a la hora de vender y eso es lo que puntualiza en la página 8 del mismo manual: “No existe instrumento más poderoso que las historias de éxito…”
Eso sí, al pie de cada una de las fotos que se ofrecen para publicitar el “antes y después” puede leerse -obviamente en letra pequeña- que “los testimonios de control de peso publicados no son típicos ni garantizan su propio control de peso”.
A pesar de eso, uno tiene que soportar falaces promociones como la que puede verse en la zona de Pacheco donde hay infinidad de carteles conteniendo una de las famosas fotos del manual de Herbalife con la siguiente leyenda: Coma hasta que adelgace.
Hablando con los capos
Contaba al principio de esta nota que las primeras inquietudes por mi anterior artículo sobre Herbalife nacieron por parte de una persona que está vinculada publicitariamente con dicha empresa. Este buen hombre –Horacio- me advirtió desde un principio acerca de los peligros de meterse con una firma de tamaña importancia e igual susceptibilidad.
En uno de sus primeros mensajes, Horacio me aseguró que la firma Herbalife estaba “muy preocupada con el tema y quiere encontrar los caminos para demostrarte la pulcritud de sus procedimientos”. Pero esas entendibles palabras trocaron en seguida en una oscura “sugerencia”: “Lo que puedo adelantarte, es que Herbalife pondrá todos los recursos (prensa, legales, profesionales, científicos) a su alcance como para generar una buena imagen en sus mercados y detener comunicaciones contrarias y/o demostrar por lo que entiende es su verdad”.
Ante tamaña advertencia, pedí a Horacio que me contactara con la cúpula de Herbalife, ya que me parecía que el tema se había puesto más delicado de lo que merecía. Dos semanas más tarde estaba parado frente a Felipe Alonso, gerente general de la empresa en nuestro país.
En dicha reunión se me aseguró una y mil veces que los productos de la empresa estaban aprobados por la ANMAT y que nunca habían tenido problemas legales. Si bien jamás objeté el hecho de que estuvieran aprobados o no, descubrí que los preparados de Herbalife estaban aprobados sólo como suplementos dietarios, no como productos para controlar el peso.
Más allá de la cordialidad con la que fui atendido, aquel día no pude lograr despejar la mayoría de mis dudas, por lo cual –y para no parecer tan dogmático-, pedí una nueva entrevista, esta vez con la presencia de algún profesional de la salud perteneciente a la firma. Esa segundo encuentro me fue concedido el día 23 de mayo de 2003, donde pude ser parte de una conferencia a distancia con dos de los médicos consultores de la firma: David Heber y Jaime Mc Manus.
La charla transitó entre los beneficios de los suplementos dietarios, los vicios de la alimentación y algunas particularidades de los productos Herbalife. Ambos especialistas coincidieron en que no hacía falta examinar el metabolismo de los clientes antes de consumir los productos citados, agregando que, a pesar de las diferencias metabólicas de las personas, “cada cuerpo se va ajustando”. Afirmación que posteriormente fue refutada por más de un especialista en nutrición.
Durante el transcurso de la charla pregunté si estaba bien vender suplementos dietarios bajo argumento de que son productos para bajar de peso, lo cual fue respondido recién la segunda vez que indagué sobre el tema. El Dr. Heber, lejos de satisfacer mi duda, hizo un repaso de la mala alimentación y las propiedades de los alimentos. Finalmente confesó que los suplementos son “válidos como complemento para ayudar“.
En la última parte de la reunión, cuando indagué sobre la posibilidad de que hubiera algún estudio científico que respaldara las afirmaciones sobre las bondades de los productos de la empresa, la Dra. Mc Manus me aseguró que se habían sido publicados varios en la revista European Journal of Clinical Nutricion. Lo que omitió decirme la médica foránea es que dichas investigaciones eran revisiones de otros estudios anteriores y que no demostraban de manera alguna que los productos de Herbalife ayudaran a bajar de peso.
Es más, algunos de esos estudios son simplemente indagaciones de ámbito universitario, no científico.
La historia de Cenicienta
Si hay una persona que es virtualmente venerada por la estructura completa de Herbalife y sobre la cual se tejen las más increíbles historias, ese es Mark Hughes, el verdadero creador de los productos y sistema de ventas de la empresa.
A todo nuevo distribuidor que comienza en el negocio, se le asegura que Hughes es un visionario apasionado por la nutrición y el control de peso que, después de experimentar una tragedia personal -supuestamente su madre falleció a los 36 años luego de que su salud se deteriorara a causa de probar diversas dietas para bajar de peso sumado a una sobredosis de pastillas recetadas- decidió investigar y revolucionar el mercado de los suplementos alimentarios.
La leyenda dice que “desde entonces, Mark dedicó su vida a ayudar a la gente a través de la buena nutrición (…) Mark conoció al Dr. Bruce Halsted, un médico de renombre mundial de Los Angeles, California. Al enterarse del interés que tenía Mark por la buena nutrición y el control de peso seguro, el Dr. Halsted lo invitó a un simposio sobre hierbas chinas. Mark visitó China y se convenció que, al combinar los antiguos conocimientos herbarios con la tecnología moderna más avanzada, podría crear los productos nutricionales y de control de peso más innovadores y efectivos del mundo”.
Sin embargo, la novelesca historia de Hughes es solamente otra de las tantas mentiras de Herbalife. El creador del imperio de los suplementos, que falleció hace apenas tres años en un confuso episodio, era sólo un obsesivo por el dinero y su apariencia pública.
Hughes ha llegado a ser extremadamente rico en su corta carrera: poseía mansiones en las Colinas de Beverly, Malibu y Maui, y planeaba construir una verdadera fortaleza en una cumbre sobre el Cañón de Benedicto.
Para sus acólitos –miles y miles de distribuidores en el mundo-, él es la prueba de que el arte de vender, el trabajo dedicado y una creencia en su producto pueden hacer de cualquier persona un verdadero millonario.
Pero a pesar de su gran hazaña de éxito y su autoproclamada satisfacción con su propia persona, la vida de Hughes llegó tristemente a su fin a mediados del año 2000 en un hecho que la propia empresa Herbalife intenta ocultar.
Todo sucedió el día de la celebración del cumpleaños de su abuela maternal. Terminado el festejo y, luego de tomar vino blanco y fumar un habano, Hughes fue descubierto por su cuarta esposa, Darcy LaPier, tirado en el dormitorio magistral vestido con una camiseta negra y calzoncillos negros. Junto a los guardias de seguridad, Darcy intentó hacerle resucitación cardiopulmonar sin suerte.
La oficina de investigación del Condado de Los Angeles concluyó que Mark murió de una combinación tóxica de alcohol y Doxepin, un antidepresivo. Un fuerte golpe para aquellos que pensaban que el creador de Herbalife era un hombre exitoso y feliz.
La muerte se caratuló como accidente y rememoró el misterioso fallecimiento por drogas sufrido por la madre de Hughes 25 años antes.
La verdadera historia terminó siendo muy triste: la de un hombre que creció entre el abuso de la discordia y de la droga y que, cuando se hizo adulto, inventó una versión mítica de su pasado para decorar la verdadera historia de Herbalife. Es también la historia de cómo Mark Hughes, el super vendedor, llegó a ser preso de su propia imagen pública.
Respecto a su madre, Mark Hughes siempre aseguró –mintió- que había muerto por tomar medicación para bajar de peso y que eso lo había llevado a investigar en temas de nutrición. “Mi mamá siempre trataba alguna clase de dieta” asegura en el video de una reunión hecha en 1985 que se transcribió como parte de un artículo de revista. “Eventualmente ella fue al médico a obtener ayuda, y él le prescribió Dexamyl. Después que varios años de usarlo, terminó teniendo que tomar píldoras para dormir. Y después que varios años de hacer eso, su cuerpo comenzó a empeorar. Ahí, ella empezó a ver a cuatro o cinco doctores. Yo tenía 19 años de edad cuando ella murió de una sobredosis”.
La verdadera historia era mucho más compleja: Jo Ann Hughes era adicta a antidepresivos, no a drogas para hacer dieta.
Stuard Hartman, quien crió a Mark Hughes desde pequeño niega que Jo Ann, su madre, haya tenido problemas del peso. “Esta historia no es verdad. Ella era adicta a tomar píldoras como Darvon y Percodan, que nunca se han prescrito para la pérdida del peso”.
Por su parte, Mark ya experimentaba desde temprana edad con alcohol y drogas. Todo esto según un amigo de la infancia, que recordó verlo en esas épocas “completamente fuera de control”.
En 1985, con Herbalife en pleno crecimiento, Hughes atrajo la atención de algunos funcionarios del gobierno que lo acusaban de agregar cafeína a algunos de los productos que vendía y aseguraban que el funcionamiento del esquema de ventas de los mismos era del tipo “cadena sin fin”.
Al mismo tiempo y empujado por las quejas que alegaban algunos usuarios de productos Herbalife –algunos denunciaban haberse enfermado y otros la muerte de familiares-, un subcomité del senado de Estados Unidos llamó a Hughes a una audiencia en mayo del mismo año. Eran días en los que Herbalife aparecía constantemente en las noticias.
Finalmente, Hughes salió airoso de las acusaciones pero esas denuncias quedaron flotando hasta el día de hoy en el imaginario popular.
Concluyendo
Una empresa que capta a sus distribuidores de manera similar a una secta evangelista, que miente en varias de sus afirmaciones, que impulsa a ejercer prácticas de dudosa ética para vender sus productos, que no presta importancia a los posibles efectos colaterales de la sobreingesta de sus compuestos y que no controla que sus propios distribuidores paguen los impuestos pertinentes, es un peligro latente que no debe pasar desapercibido por los organismos de control correspondientes ni por la sociedad en general.
Una empresa así constituye una bomba de tiempo que puede hacer explosión en el momento menos pensado. Y dejando graves secuelas a su paso…