Sr. Gobernador, el sur también existe: acerca de la obra pública mendocina y los recortes de Milei

Después del freno a la obra pública determinado por el nuevo gobierno nacional y el “no hay plata” debido a la calamitosa situación financiera en que quedó nuestro país comienza a haber una pequeña posibilidad de que las obras urgentes, lentamente, se reanuden.

El gobernador Alfredo Cornejo inmediatamente puso sobre el tablero las que corresponden al norte provincial, la Variante Palmira, la doble vía de la RN 40 a San Juan y los puentes caídos de la 40 en el Valle de Uco.

Mientras tanto el sur mendocino sigue aislado como hace 100 años. La conexión de esta región con la Patagonia por la Ruta Nacional 40 sigue, caprichosamente frenada, a pesar que debería ser prioridad absoluta puesto que en 2017 estaban los fondos para terminarla, principalmente en el tramo Ranquil Norte hasta Bardas Blancas y por entuertos judiciales y mala praxis de dos empresas constructoras, que nunca se supo su resolución, quedó en abandono total.

El desinterés provincial y nacional para resolver esa situación fue y es notable y perverso debido a que priva al sur mendocino de conectarse definitivamente con la Patagonia y así mejorar su economía y realizar el intercambio turístico, que sin dudas se incrementaría exponencialmente dando beneficios de toda índole a la provincia en su totalidad.

El tema del proyectado Paso Las Leñas con túnel de baja altura sigue dormido, por un lado por el desinterés que la política le puso permanentemente, solo basta recordar que el famoso grupo de trabajo llamado Ebileñas nunca se terminó de conformar porque faltaba siempre designar a un político en sus filas, por lo tanto el tema rebota contínuamente en reuniones reginales que se encuentran con ese obstáculo. Y no se avanza tampoco.

El planeado corredor interoceánico entre Bahía Blanca y el Puerto de San Antonio en Chile está paralizado por el tema del Paso Las Leñas y además, por encontrarse estancadas las obras de la RN 188 entre gral Alvear y La Junta en Malargüe. Como si fuera poco el tránsito pesado no puede realizarse por el Paso Pehuenche.

Estos meses desde el cambio de gobierno a nivel nacional y el parate de la obra pública que estamos viviendo debe ser un tiempo de reflexión para todos los actores involucrados principalmente el gobierno provincial, pero también los departamentos afectados deben hacer lo propio. La forma de trabajar la obra pública de infraestructura ha cambiado en estos últimos cinco meses, todo está en un limbo que abarca hasta la forma de ejecutarlas, por un lado no se sabe si los fondos regresaran en la forma que estabamos acostumbrados o si llegarán a los estados provinciales desde el exterior o si habrá sistema de contratación de empresas privadas que los gestionen a su riesgo y que cobren peaje para recuperarlos.

Muchas cosas cambiaron en nuestro sur provincial; hasta el año pasado la necesidad de buenas rutas giraba en torno a lograr un corredor interoceánico y a pesar que ese deseo sigue vigente la mayor explotación petrolera de Vaca Muerta y la perspectiva de gran desarrollo minero, principalmente en Malargüe, nos obligará a solucionar alguno de los problemas de caminos que tenemos como los descriptos anteriormente.

Estamos rodeados de numerosos y eternos proyectos de caminos inconclusos que nos mantienen aislados y de eso saldremos cuando le demos prioridad a uno de ellos y nos pongamos en la mira terminarlo teniendo en cuenta la realidad en que vivimos y que el gobierno provincial también lo ponga en agenda.