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Pandemia de accidentes viales en Mendoza: ¿Qué está pasando? (¿Y quién está haciendo algo?)

Una provincia sin estadísticas, ni prevención, ni campañas de alerta. Camino a la catástrofe total.

Hay un fenómeno que empieza a multiplicarse en Mendoza y que debería llamar a la reflexión: refiere al incesante crecimiento de accidentes viales, muchos de los cuales llegan acompañados de víctimas fatales.

Los partes diarios del Ministerio de Seguridad de la provincia no dejan mentir al respecto. Allí se describen uno tras otro los hechos de marras. Accidente seguido de muerte, accidente vial, lesiones graves por accidente vial, etc..

Lo antedicho lleva a hacerse varias preguntas: ¿Se trata de algo aislado o una tendencia que viene creciendo en Mendoza? ¿Quién y cómo está analizando el fenómeno? ¿Qué acciones se están llevando a cabo para disminuir los accidentes?

Las respuestas a esos interrogantes podrían ser bien decepcionantes: no existe estadística actualizada sobre siniestros viales en la provincia. Es un hecho.

Ni tampoco hay acciones concretas, salvo las ya conocidas, que son bien limitadas. Léase, el siempre ineficaz control vehicular, que permite “atrapar” a unos pocos infractores mientras que la mayoría circula con total impunidad bajo los efectos del alcohol y las drogas.

¿Campañas de prevención? Tampoco hay. Ni una sola “cruzada” en pos de alertar sobre los nocivos efectos de los narcóticos y otras sustancias similares.

En sentido contrario, hay interminable cantidad de propagandas que hablan sobre las bondades del vino y la cerveza, que abundan en “postales” de encuentros felices entre amigos y familiares. Dando una imagen distorsionada de lo que producen esos productos.

“Hace mucho que en el país no se hacen campañas contra las drogas, ello explica parte del fenómeno”, dijo a Diario Mendoza Today Claudio Izaguirre, titular de la Asociación Antidrogas de la República Argentina.

Y no se equivoca: los países que ostentan las tasas más bajas de accidentes viales se destacan por sus campañas de prevención, que arrancan desde la escuela primaria y abarcan un amplio espectro de difusión. Crean un hábito, una suerte de acto reflejo en sus ciudadanos que los lleva a comportarse con responsabilidad durante toda su vida.

El ejemplo puede verse en naciones como Noruega, Japón, Irlanda y Dinamarca. Solo hay que prestar atención a lo que hacen estos países para avanzar en el mismo sentido. Es bien simple

Lo único que hace falta es voluntad política. Un tópico bien sencillo… y al mismo tiempo el más complicado de lograr en la Argentina. 

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