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El arzobispo de Mendoza llamó a ejercer liderazgos políticos “con valores cristianos”

Monseñor Marcelo Daniel Colombo presidió la misa crismal en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores.

Esta semana, el presbiterio de Mendoza se congregó en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores para participar de la misa crismal, presidida por el arzobispo, monseñor Marcelo Colombo.

En su homilía, el prelado destacó que la misa crismal es una “verdadera fiesta de la unción del Señor que nos ha querido comunicar su gracia en abundancia para amar y servir”.

“Venimos del duro contexto que nos impuso la pandemia de estos años y hoy nos sentimos fuertemente interpelados por la guerra en Ucrania y la pobreza creciente en tantos hogares de nuestra patria”, señaló monseñor Colombo.

Y añadió: “En este marco doloroso, el Señor Jesús asume en primera persona la profecía de Isaías: Él es el Mesías enviado para alegrar la vida de su pueblo, para sanarlo y restaurar sus energías por la Palabra proclamada para su plena libertad”.

El arzobispo afirmó que la bendición de los óleos, la consagración del Santo Crisma y la renovación de las promesas sacerdotales, “expresan la vida de Dios en nosotros; testigos de su amor”. Y añadió que los sacerdotes “hemos sido enviados por el Señor a anunciar la buena noticia de su Reino; Él nos ungió para que nosotros ungiéramos a nuestros hermanos”.

Por otra parte, dijo que “la renovación de las promesas sacerdotales nos ayuda a hacer memoria del día de nuestra ordenación, en la cual nos comprometimos al servicio de Dios y los hermanos, entregándonos con un corazón pobre y entero, un corazón que fuera siempre obediente a su voluntad y al camino de la Iglesia para testimoniarla ante los hombres”.

“Por eso, profesamos esta renovación como miembros de un presbiterio que quiere amar en esta Iglesia mendocina, que desea crecer en fidelidad a la invitación del Maestro que no vino a ser servido sino a servir”, aseguró.

Asimismo, animó a los sacerdotes a discernir “sinodalmente” el modo de hacerse presentes en la comunidad, reconociendo que cada cristiano ha sido ungido por el bautismo y es responsable como ungido de Dios, de llevar adelante la misión de la Iglesia.

Y ante las “nuevas grietas”, ante el dolor y la incomprensión, monseñor Colombo aseguró: “nuestro desafío siempre será salir al encuentro de los hermanos, sin excluir a nadie, amándolos como son, para proponerles la fe cristiana y los desafíos del Evangelio”, porque “ser cristiano es compartir el amor de Cristo que ve siempre el corazón de la persona y se las rebusca para salirnos al paso siempre”.

“En esta hora difícil de la Patria, con tantas necesidades apremiantes, principalmente entre los pobres, se hace imperiosa la participación social y política de los cristianos, ungidos para transformar la realidad y aportar la fragancia de Cristo Salvador en las distintas instancias asociativas y partidarias”, consideró el prelado. “Los distintos voluntariados expresados en las diferentes pastorales de la solidaridad, lo hacen muy presente en perspectiva de servicio”, reconoció.

En la misma línea, añadió: “Resulta imprescindible una decidida contribución de los cristianos, a través de nuevos liderazgos políticos y sociales, con arraigados valores cristianos y afirmar frente a la pretensión de algunos sectores de invisibilizar el lugar de la Iglesia en la sociedad, que ella no puede limitarse a los actos de culto o ser aislada y reducida al ámbito privado. Tiene un aporte que hacer a la sociedad”.

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