Enrique Mario BarreraPortada

Un bumeran llamado deforestación, o cómo matar la vegetación autóctona de Mendoza

Sobreexplotación del monte nativo, incendios de campo intencionales y otros desaciertos.

Durante milenios, la sabia naturaleza nos proveyó de vegetación autóctona tanto en el caso particular de la provincia de Mendoza como en todo el territorio nacional; bosques de grandes árboles en el oeste de la patagonia, donde podemos contemplar y admirar Coihues milenarios, Arrayanes de mucha altura; más al centro y norte argentino la vegetación cambia a ejemplares de menor altura pero tan sobresalientes como aquellos, vemos Algarrobos, Chañares, Ombúes, Caldén, Quebracho, etc, que identifican a nuestro monte natural.

En el caso de la provincia mendocina al Algarrobo y Chañar se le agrega la Jarilla, el Molle y el clásico Alpataco, etc, etc. Todo fue armonía hasta el comienzo del Siglo XX, el uso de la madera proveniente del monte nativo se hacía en forma equilibrada, luego el aumento poblacional, a partir de las olas inmigratorias, los pueblos crecieron y las zonas dedicadas a la actividad agrícola y ganadera se expandieron comenzando la disminución del bosque nativo que en algunas zonas se hizo racionalmente y en otras fue a base de deforestación desmedida, lo que provocó el retroceso de la masa arbórea hasta los niveles actuales muy preocupantes.

La sobreexplotación del monte nativo, junto a incendios de campo intencionales o por causas naturales, diezmó la flora nativa a niveles muy notorios y esa disminución de lo verde trajo acompañado un cambio negativo en la fauna respectiva.

El cambio climático, que ya es un fenómedo mundial, tiene muchas causas en su orígen, pero no debemos ignorar que la deforestación a nivel global tiene gran parte de la culpa en ello.

En la Argentina se pierden 300.000 has de bosque nativo por año, Brasil, en las últimas décadas ha producido la erradicación de millones de has de la Amazonía. Después nos preguntamos ¿por qué llevamos 3 años consecutivos del fenómeno “la niña”? cuya mayor influencia en el clima está caracterizada por la sequía.

Es hora de comenzar a tratar de revertir esta situación, es hora de empezar a hacer lo que, países de avanzada ya están haciendo, Alemania, Islandia, Australia etc, plantar árboles, en esos casos son millones de ejemplares por año, como forma de comenzar a cumplir con los foros que tratan de frenar las consecuencias del cambio climático y al mismo tiempo poseen metas para frenar la deforestación tan nociva de estos tiempos.

Deben aparecer viveros de plantas nativas o árboles foráneos de bajo consumo de agua para enfrentar los cambios que el mundo nos presenta. En Argentina estamos lejos de cumplir las metas para frenar el cambio climático, pero tenemos la posibilidad de empezar por lo menos frenando la deforestación y comenzar un plan para recuperar masa verde de bajo consumo de agua.

El proceso de fotosíntesis, que es la captura del CO2 (dióxido de Carbono) del ambiente, por parte de cada uno de los árboles que tenemos, es tomado por la superficie de cada ejemplar y la sabia naturaleza se encarga que el Carbono obtenido vaya a la raíz y de allí al suelo y libera el Oxígeno que vuelve al medio ambiente a darnos mejor calidad de vida. Este proceso es de los más importantes y contribuyen a frenar los efectos de la crisis climática que nos afecta cada vez más. Ahí vemos la importancia vital que tiene cada árbol que poseemos y nos muestra los efectos negativos que produce la erradicación verde.

Frenemos la deforestación y comencemos a forestar en serio, hagámoslo para proteger las generaciones futuras, que no están lejanas en el tiempo sino que las vemos a diario porque esas generaciones futuras son nuestros propios hijos y nietos que merecen vivir en un mundo mejor, sin dudas.

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