PortadaSociedad

🤦🏻‍♀️ En primera persona: así me detuvo y encerró la policía de Mendoza solo por hacer periodismo

Un motochorro atacó a un automovilista y huyó, la policía llegó y detuvieron al periodista presente, que los llamó a través del comisario. Por Néstor Bethencourt, especial para Diario Mendoza Today.

No es ciencia ficción: los hechos ocurrieron el miércoles cuando, pasadas las 13.38, un vecino del Barrio Cirsubdoz por WhatsApp alertó al grupo barrial por un hecho de inseguridad ocurrido por un motochorro, quien, al querer robarle a un reconocido médico al momento de subir a su camioneta, lo tiró al suelo en forma violenta lastimando su cara.

Quien escribe, alertado por esta situación, se dirigió al lugar del hecho y llamó al comisario de la zona para que envíe un móvil. Ello ya había sido solicitado por los vecinos presentes, pero el vehículo aún no llegaba.

A los pocos minutos, veo llegar a lo lejos una camioneta policial, a quien en forma llamativa hago notar el lugar del suceso en cuestión.

Cuando el personal policial se dispuso a asistirlo, inicié mi función como periodista, sacando algunas fotos de la situación desde una distancia prudencial, cosa que no había realizado con anterioridad, porque lo importante era contener la víctima.

La foto “entorpecedora”

De repente, el oficial a cargo, de apellido Guajardo, me increpó en forma autoritaria: me preguntó por qué tomaba fotos. Le respondí que era periodista con carnet habilitante. Ante ello, el oficial intentó negar que cumpla mi función, la cual solo era tomar imágenes.

En forma amenazante, me dijo que lo estorbaba y no lo dejaba cumplir con su tarea, prohibiéndome hacerlo. Frente a ello, le expliqué que no estaba incumpliendo ninguna ley.

De inmediato, por radio denunció mi intervención en forma desmedida y desmesurada, como si lo hubiera atacado u obstruyendo, cosa que no fue así. El uniformado solicitó asistencia sobre qué proceder tomar respecto de mi persona.

Seguí tomando imágenes y, ante la evidente molestia de dicho policía, le solicité saber su cargo y nombre, lo cual se negó a brindar para, de inmediato, llevarme detenido por la fuerza. primero al móvil policial, luego a la comisaría.

Viendo violentadas mis garantías básicas constitucionales volví a comunicarme con el comisario de la seccional correspondiente, al cual le indiqué que yo mismo había pedido un móvil para asistir un individuo asaltado, y que era yo el detenido. Me respondió que averiguaría lo que sucedía.

En ese momento, se acercó otro móvil, de cual descendió otro uniformado y le consultó a mi hijo, de buena manera, qué había sucedido. Se le explicó, pero también indicó que no se tendría que filmar, aunque siempre de buena manera y dando por terminado el tema.

Terminé demorado en el móvil, con el policía que inició la situación magnificando todo lo sucedido, de forma de justificar lo injustificable.

Me llevaron en calidad de detenido a la comisaría, en la cual cuando llegamos, había muchos móviles recién llegados, la avenida Lisandro Moyano casi cortada y un cordón policial formando un pasillo para que pase el reo… o sea yo.

De inmediato, rodeado de 5 policías y un testigo me invitaron a poner a disposición mis pertenencias, apagar los celulares, lo cual cumplí con corrección, todo esto siendo filmado por el personal policial.

En la puerta de un calabozo, pero al lado mío, había una persona civil, quien me consultó si yo era su abogado. Al responderle que no, viendo mi calidad de detenido, me manifestó que “pase para adentro” que iba a ver cómo me “atiende”, todo ello delante del personal policial.

Minutos después, ya informado Christian Sanz, director de Diario Mendoza Today y gracias a la publicación de una nota sobre mi indebida detención, se presentó el abogado Joaquín Faliti en el lugar, quién tuvo que aclarar que si no me veía de cuerpo presente en 10 minutos pediría un habeas corpus.

Luego de ello, era inevitable ver el nerviosismo reinante, con policías yendo de aquí para allá. Motorizando reuniones internas para definir en casi 2 horas que quedaba finalmente en libertad, aunque jamás explicando el por qué de toda situación.

Pasó el tiempo y, luego de la “magia” que provocó la viralización de las publicaciones de Mendoza Today sobre lo ocurrido, la situación se fue descomprimiendo.

En un acuerdo entre abogado y ayudante de la Fiscalía, se decidió que nos quedaríamos en la comisaría hasta que se nos tomara una declaración, para después retirarnos.

Insólito fue ver y oír que la demora —de casi 5 horas— se debió a que el agente que provocó esta situación debía efectuar su escrito con su versión de los hechos, que no sucedieron en más de 15 minutos.

Evidentemente estuvieron buscando la vuelta sobre cómo justificar mi privación ilegítima de libertad, primero en el móvil, y después en la misma comisaría con incomunicación incluida.

Por último, la fiscalía cortésmente nos atendió, sin posibilidad de ver la causa o declaración del oficial, por lo que me abstuve de declarar y nos retiramos.

 

Conclusiones

A pesar de ser parte de un medio crítico, y por ende “no simpáticos” para la política vernácula tanto en su línea editorial como también quien esto escribe, fue imposible pensar en una posible animosidad de autoridades, cosa que nunca hubo fundamento alguno.

Estos sucesos, en los que vi en el lugar del hecho principal a 2 móviles, 4 agentes, y después llegando a la comisaría: 5 o más móviles y casi 20 efectivos, sí me sorprendió porque creo que ni en toda Las Heras hay esa cantidad descripta. De hecho, se han realizado notas al respecto sobre las necesidades urgentes que tiene la policía por su alta escasez de recursos, salarios pobres, e instalaciones en pésimas condiciones (la Comisaría 36 es a nivel edilicio un lugar absolutamente indigno para estar).

Entre todo lo descripto, llama poderosamente la atención la formación de algunos oficiales, en este caso dos: uno que excedió todo límite, y otro que comentó que no se tendría que filmar, pero sin cuestionar nada ni de mal modo. No conocen de leyes básicas ni de derechos.

El resto del personal fue correcto, notando a medida que transcurría el tiempo que no había ni hubo animosidad personal contra nadie,

Me pregunto: ¿Qué hubiera pasado si un simple ciudadano hubiera hecho la misma acción que yo, con un posible motivo de celebrar la presencia policial ante un hecho ocurrido? Imposible saberlo, pero de hecho: ¿Como alguien que acude en forma solidaria ante la desgracia de ser asaltado, con consecuentes heridas, en un estado de conmoción, protegiéndolo entre vecinos tanto por la persona, como por sus bienes, en mi caso hablando con el comisario para que envíe un móvil, quien atendió perfectamente e hizo lo propio, termina llevado preso?

Suena absurdo, bizarro, pero no hay más que eso, y sí, creo que, corporativamente se quiso proteger o tapar el procedimiento pésimo del oficial Guajardo tratando de justificar lo injustificable, ello quedó corroborado cuando conocimos su versión, que palabras más palabras menos me acusa de entorpecimiento, obstrucción, no dejarlo trabaja y que nunca le dije que era periodista, desconociendo que, aunque no lo hubiera sido también podría haber tomado imágenes, e iniciándome una causa penal, la cual esperaré la imputación o no por haber realizado alguna falta o delito.

Por último, en el día de la fecha, ya habiéndose comunicado en el día de los hechos, aun estando en la comisaría el secretario Diego Asensio desde la Inspección General de Seguridad, quien se puso a disposición y “elevó” un expediente de oficio en averiguación de los hechos, se me invitó a realizar la denuncia correspondiente por mail o presencialmente, eligiendo esta última opción valorando la preocupación manifestada sobre lo ocurrido, en cuyo acto se presentó el director Presidente de la Inspección General de Seguridad, Marcelo Fabián Puertas. Se agradece el trato dispensado.

El siguiente video, publicado en exclusiva por Mendoza Today, permite ver el comienzo del conflicto, que refuta las pretensiones del oficial Guajardo en su declaración:

Artículos Relacionados