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En el teatro Independencia se vivió una emocionante celebración al gran Ernesto Suárez

El fin de semana, el consagrado actor mendocino tuvo un conmovedor festejo, por sus 60 años de teatro, organizado por el Ministerio de Cultura y Turismo de Mendoza.

“Que lindo es el camino que elegí, que lindo es el teatro”, decía Ernesto Suárez en los minutos previos a salir a escena, en lo que fueron dos jornadas que quedarán en la historia cultural de la provincia. Dos noches del espectáculo “Festejo Teatral” que con entradas agotadas tanto el sábado como el domingo, reunió en escena al gran maestro de actores Ernesto Suárez y a algunos de sus compañeros y compañeras de actuación.

La ministra de Cultura y Turismo de Mendoza, Nora Vicario, le expresó a Suárez antes de salir a escena, el orgullo que representa para la provincia, contar con un artista que tanto ha promovido el teatro popular. “Gestamos esta celebración, para poner en valor como patrimonio cultural, el aporte que Ernesto Suárez, ha realizado al arte. Sus obras ya forman parte de una identidad artística local, aunque también son consagradas en distintos puntos de Latinoamérica, donde Suárez ha dejado compañías formadas y su impronta artística única”, decía la ministra.

Un video collage con fotos que rememoraban la historia de vida de Ernesto Suárez, abría el espectáculo y la emoción estuvo presente desde el minuto inicial del “Festejo Teatral”. Ernesto Suárez cumplió uno de sus grandes sueños, que era compartir ese momento con sus dos hijas, Anita y Laura. Anita fue la encargada de contar, toda la trastienda de cómo es el Ernesto Suárez papá, y ahí fue cuando entre risas, decía que es capaz de hacer el llamado más urgente para concurrir a su casa, solo para observar el nacimiento de una flor en primavera. “Porque papá se detiene en esos detalles, él mira así la vida”. También fue conmovedora la presencia de Laura, que a pesar de una situación de salud personal, cumplió su gran anhelo de volver a las tablas con su padre y actuar con él. Enorme primera ovación del público.

Un precioso momento lúdico sucedía luego, con la presencia del reconocido titiritero Ezequiel Yasar, que se subió a escena con un títere de Ernesto Suárez, estableciéndose un diálogo que desataron risas. Un momento de mucha ternura y un sentido reconocimiento en esas palabras de actor y títere. Luego empezaron los momentos de los fragmentos de obras. El primero en ingresar a escena fue su sobrino, el reconocido Daniel Quiroga, con quien tienen una historia de vida en común familiar y una historia escénica más que exitosa.

Suárez y Quiroga brindaron un momento de la icónica “Educando al nene”. Luego fue el momento del amigo y hermano del alma de Suárez, “Chicho” Vargas, y la representación de un fragmento de “La leyenda del hombre que se convirtió en perro”. Después, llegó Sandra Viggiani, y ese pase de comedia en “Hablemos de la pareja”, otro éxito de taquilla. Lo mismo que la obra llena de humor y también reflexión, como es “Así lo vip”, la cuál hace en dupla con el músico Marcelo Sánchez.

Ya concluyendo, fue momento del ingreso de otro amigo, Marcelo Lacerna, con quien interpretan maravillosamente, cuentos de Fontanarrosa y finalmente un dúo entrañable, como el que hacen con Adrián Sorrentino, en “Jacinto y yo”. Y participaciones de dos compañeros de años, en cada propuesta artística, Gonzalo Aranda y Oscar Pizarro. “Faltan muchos más, pero esta gente que hoy ven aquí, son además de profesionales excepcionales, buenos amigos, grandes personas, eso tiene un valor que no se puede dimensionar”, decía Ernesto Suárez.

El gran cierre de la noche, lo aportaba la alegría de la joven murga del elenco creado por Ernesto Suárez, “De sol a sol”. Con ellos Ernesto hace una de las actividades que más disfruta, recorrer los barrios, llevar el teatro a distritos, departamentos. “El teatro popular está vivo, y lo llevaré siempre como mi estandarte”, decía Suárez.

Allí en ambas noches, un Teatro Independencia absolutamente colmado de público, vibraba con la ovación de pie de los y las espectadores que le brindaban un aplauso sostenido, tan sostenido como el amor que Ernesto Suárez siente por su amado ejercicio teatral. ¡Felicitaciones maestro!

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