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La semana en que el Gobierno paralelo (y real) habitó en China

Necesitado de dólares, yuanes, o la moneda que sea para llegar al menos hasta agosto, fueron febriles las negociaciones en Beijing y Shanghai, y seguirán en unos días en Washington. En tanto, el presidente formal está otra cosa. JxC prepara una cumbre donde se opondrán dos posiciones encontradas. Por José Angel Di Mauro.

Toda la atención estuvo puesta durante toda la semana en China. Por el peso político de varios de los integrantes de la comitiva que viajó a O, pero fundamentalmente por las necesidades de las escuálidas arcas nacionales. Al cabo, el final de la historia era presentado como “feliz” al cerrar la semana, a partir del hecho de haber conseguido el ministro de Economía y el titular del Banco Central, Sergio Massa Miguel Pesce, respectivamente, renovar por tres años el swap de monedas con China por un total de 19.000 millones de dólares. Y además haber duplicado los 5.000 millones de dólares de libre uso hasta 10.000. Un saldo positivo para una pareja que hasta ahora se llevaba bastante mal.

Logrado ese objetivo, el próximo del ministro de Economía apunta a renovar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Será a mediados de junio, cuando Massa volará a Washington con el fin de cumplir la otra meta que apunta a mantener el barco a flote -tal la terminología de quien se ha definido como “plomero del Titanic”- al menos hasta agosto, cerrando las negociaciones con el FMI.

Por esos días aquí se estarán cerrando las listas para las elecciones; hiperactivo, el líder del Frente Renovador estará atento también a eso, más allá de que hayan bajado sustancialmente sus acciones para ser el candidato presidencial oficialista. Esa alternativa se fue desinflando en las últimas semanas de manera proporcional al nivel de inflación cada vez más creciente. El índice de mayo se conocerá diez días antes del cierre de listas y nadie augura que sea inferior al de abril. La consultora de Miguel Kiguel, Econviews, anticipa un número superior al 9% para mayo y advierte que “la falta de anclas y la indexación consolidan un piso del 8% para el resto del año”, lo que los lleva a proyectar para este año una inflación anual del 150%.

Cualquier manual de política dirá que ningún gobierno puede salir airoso en una elección con semejante índice inflacionario. Tampoco el ministro de Economía de ese gobierno podría ser candidato presidencial. El propio Massa lo acepta y escucha ofertas. Sus aliados saben que tendrán que conformarlo por haber aceptado asumir la tarea de bombero en estas circunstancias -o plomero, según la preferencia del tigrense-, y sobre todo mantenerse al frente de semejante tarea en esta última etapa de la gestión. Ha dejado trascender que “no le interesa” encabezar la lista de senadores por la provincia de Buenos Aires, pero la realidad es que esa hoy esa parece ser la mejor oferta electoral posible, dadas las circunstancias. Hoy es lo más probable que vaya a ser.

No faltarán quienes alerten sobre las intenciones que podrían rodear esa postulación, atento a que la Ley 25.716 (de Acefalía Presidencial) establece en su artículo 4° sobre la designación de un reemplazante de un presidente renunciante que la misma recaerá en un “senador nacional, diputado nacional o gobernador de provincia”. Así fue que asumió Eduardo Duhalde: candidato presidencial perdidoso en 1999, senador nacional electo en 2001. Todos coinciden en que el próximo gobierno tendrá una herencia tan desastrosa, como finita será la paciencia de la ciudadanía, por lo que su estabilidad estará siempre en juego; pero propios y extraños están convencidos de que un eventual gobierno de Javier Milei podría durar poco, por múltiples razones.

Quienes más insisten con esa alternativa habitan actualmente el oficialismo, razón por la cual la vicepresidenta insiste en que deben llegar al balotaje. Solo así, en ese caso, podrían reclamar hacerse cargo.

En la delegación argentina que viajó a China está el diputado Máximo Kirchner, para quien el embajador argentino en ese país -su exconcuñado Sabino Vaca Narvaja– diseñó una agenda propia. En su visita a la Academia China de Ciencias Sociales en Beijing, trazó un parangón entre Mao Perón, les asignó a los gobiernos militares que sucedieron al General la responsabilidad de haber sometido a la Argentina a “relaciones de dependencia externa”, y en ese marco citó el ingreso de su odiado FMI. Así, mientras Argentina retrocedía en los “avances” que había logrado -tales sus palabras- “China pudo encontrar en el tiempo un modelo de crecimiento con estabilidad, método y planificación”. Máximo comparte con su madre la admiración por el régimen chino.

¿Encabezará el hijo de los Kirchner la lista de diputados bonaerense? Lo único seguro es que figurará en la lista: aunque no le guste la tarea legislativa -como ha demostrado aun siendo presidente del bloque-, más vale tener fueros.

Mientras eso sucedía al otro lado del mundo, el presidente mataba el tiempo con una discreta agenda internacional, alternando Brasil -pernocte incluido- con Bolivia. De paso, se reunía en Brasilia con Nicolás Maduro, a quien en su otra vida Alberto Fernández destrataba. “¿Quién defiende el modelo de Maduro? Que no te agarre la máquina tragaboludos que te deglute al instante”, le contestaba a un usuario de Twitter en 2019, dos meses antes de ser elegido por Cristina Kirchner para ser candidato presidencial.

Pocas veces como esta quedó expuesto dónde está el poder hoy en la Argentina. Claramente esta semana estuvo entre Beijing y Shanghai. Igual que el flamante avión presidencial.

Con todo, el presidente se entretiene con la interna del Frente de Todos. Si bien personalmente él está fuera de juego, ha puesto a sus más fieles a trabajar por la precandidatura de Daniel Scioli, con quien la albertista Victoria Tolosa Paz ya se muestra en campaña para la gobernación bonaerense. El viernes el titular del bloque de legisladores porteños y titular del Partido del Trabajo y la Equidad (ParTE), el sello creado por Alberto Fernández, Claudio Ferreño -amigo personal del presidente- salió a felicitar la postulación de Tolosa Paz y se mostró con Alberto Pérez, mano derecha política del embajador en Brasil, reaparecido para meterse de lleno en la campaña del exgobernador. Ausente en China donde está el gobierno paralelo, Santiago Cafiero oficia de “jefe de campaña” del todavía embajador argentino en Brasil.

Siempre optimista, Scioli se ilusiona con hacer un gran papel en la interna de agosto -de la que no se bajará-, al punto tal de confiar en derrotar a Wado de Pedro, si es que se confirma como precandidato presidencial. Dicen que la ambulancia con la que el embajador recorre el terreno frentetodista no da abasto recogiendo gente.

A propósito de Wado, nada es definitivo en el Instituto Patria: verán cómo mide en los próximos días y actuarán en consecuencia.

En la vereda de enfrente, la interna de Juntos por el Cambio parecía ordenarse un poco con la designación de un precandidato único del PRO en CABA. Será Jorge Macri, como siempre se especuló; Horacio Rodríguez Larreta terminó retirando a Fernán Quirós, aunque el anuncio final por Twitter sonó un tanto frío para ser parte de una campaña electoral.

La foto de unidad recién se exhibió al día siguiente, cuando el jefe de Gobierno porteño presentó un proyecto de ley para incentivar la baja de las alícuotas del impuesto sobre Ingresos Brutos en CABA, donde detrás de Larreta aparecieron todos los precandidatos del espacio: Jorge Macri, Roberto García Moritán, Martín Lousteau y Graciela Ocaña. No estuvo Ricardo López Murphy, que insiste en ser candidato en la Ciudad, pero rompió con el esposo de Pampita, y al no poder competir por Republicanos Unidos le falta un sello para hacerlo dentro de JxC.

En la principal oposición avanzan las chances de tener fórmulas mixtas: Rodríguez Larreta siempre pensó en un radical; Patricia Bullrich ahora también: ya dejó trascender una grilla compuesta por dos gobernadores, el mendocino Rodolfo Suárez y el correntino Gustavo Valdés; el senador Luis Naidenoff, y hasta el bonaerense Maxi Abad. Por ahora esquiva definiciones, pero ya dejó claro que será “un radical halcón”.

En la Ciudad, Jorge Macri también podría ir con un radical -y no con Soledad Acuña, como señalan-, designado después de las PASO, si vence a Lousteau. Y los precandidatos del PRO en la Provincia piensan lo mismo: Diego Santilli querría a Abad; Néstor Grindetti imagina a un intendente radical del interior bonaerense como el mejor complemento.

Pero mientras se dan estas señales de unidad, siguió avanzando de manera discreta la negociación de una parte de JxC con el schiarettismo. Eso que hasta hace unos días parecía haber quedado descartado fue reflotado sobre el final de la semana con el anuncio de que este lunes la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio se reunirá para definir si se amplía el espacio con el peronismo cordobés y sus aliados. Una alternativa tan amplia que supondría hasta un cambio de nombre del espacio opositor, que provisoriamente denominan “Frente de Frentes”, inspirado en el apelativo que acompañó la negociación exitosa en Santa Fe, donde sumaron al socialismo (aunque no a todo el socialismo).

La movida es auspiciada por Larreta y Gerardo Morales, y tiene el lógico apoyo del peronismo de Miguel Pichetto, y de Facundo Manes, siempre proclive a una ampliación del sector. Mas cuenta con el rechazo plano de los duros del PRO, para quienes lo que busca el gobernador Juan Schiaretti es evitar perder la provincia el próximo domingo 25 de junio, un día después del cierre de listas. Ya el candidato de JxC en Córdoba, Luis Juez, ha alertado contra cualquier negociación con el schiarettismo que complique sus aspiraciones a ganar. Parece improbable, pero muchos se frotaban las manos este fin de semana imaginando una (hipotética) ruptura de Juntos por el Cambio a partir de esta discusión interna.

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