El que se vive en estas horas es el culebrón más interesante de la política mendocina. Refiere a la intervención del PRO en Mendoza por parte de sus autoridades nacionales, lo cual fue recurrido por el díscolo Omar De Marchi.
Es una trama repetida, vetusta, que se vivió en esta misma provincia en el año 2006, con casi los mismos protagonistas. Arrancó el 31 de octubre de ese año, cuando la UCR nacional decidió intervenir ese espacio a nivel provincial.
Lo que se buscaba entonces era poner “en caja” a la UCR local que respondía a Julio Cobos, quien propiciaba un acuerdo con el gobierno nacional.
Ello quedó trunco, luego de que la Justicia Federal con competencia Electoral suspendió la intervención de marras. Quien obró la medida fue la jueza María Romilda Servini, quien decidió hacer lugar a un amparo que había presentado el cobismo y dejó sin efecto la medida que tomó la Mesa de conducción del partido nacional.
La decisión judicial fue un duro golpe a Roberto Iglesias, entonces rival de Cobos, cuyo alfil era el hoy precandidato a gobernador Alfredo Cornejo.Este último era entonces diputado nacional y se encargó de hacer público el fallo judicial de Servini.
“Dicha figura -la intervención- no aparece mencionada como tal entre las que competen a la Mesa Directiva del Comité Nacional“, sostuvo la magistrada en su fallo.
Y agregó: “Resulta necesario actuar con suma prudencia, en atención a que ni los propios redactores de la Carta Orgánica Nacional supieron prever la circunstancia de la intervención, ni lograron determinar a qué órgano le correspondería aplicar dicho instituto“.
En estas horas, aquella “sentencia” ilusiona a De Marchi en su disputa dentro del PRO mendocino. Acaso no desconozca aquella frase que le atribuyen a Karl Marx: “La historia se repite dos veces, la primera en forma de tragedia y la segunda en forma de farsa”.
