Christian Sanz

Todos culpables: los femicidas, la sociedad, los medios, la provincia y el Estado nacional

Nadie zafa. Todos tenemos responsabilidad por lo que ocurrió con Agosina Trigo. Es hora de un oportuno mea culpa.

“Blindaje mediático, pobreza, pocas oportunidades de trabajo, los sueldos más bajos del país, femicidios y represión por pedir un Estado que nos escuche y cuide”. El posteo pertenece a la usuaria de Twitter @analuzdl. y describe una realidad inquietante que ocurre en Mendoza.

El disparador fue el brutal crimen de Agostina Trigo, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado este miércoles en un perdido lugar de San Martín.

Si se confirma que fue un femicidio, será el cuarto en los últimos tres meses, toda una marca para la provincia. Que obliga a preguntarse quién está haciendo algo a nivel local para combatir aquel flagelo.

Más aún: independientemente de lo que pudiera hacer un solitario funcionario, ¿qué se está impulsando a nivel institucional para combatir los femicidios en la provincia? La respuesta parece ser obvia: nada de nada. Lo mismo que a nivel nacional. Ni siquiera hay estadísticas al respecto.

Ergo, al no haber medidas concretas, ni planes, ni nada, no hay manera de luchar contra lo que viene ocurriendo. Es como un médico que carece de termómetro y otros elementos de diagnóstico. ¿Cómo podría combatir una enfermedad si no puede detectarla?

Entonces, habrá que esperar la aparición de otras Agostinas, asesinadas brutalmente y desprotegidas desde el Estado. Y otra vez se repetirá el paso de comedia de siempre: marchas, carteles, gritos, consignas, y la mar en coche. Para nada.

De tan obvio, agota: hasta que no se trabaje la cuestión de fondo, no dejarán de sucederse, no solo los crímenes contra las mujeres, sino también los hechos de violencia sobre estas.

No es tan complicado, solo hay que observar lo que hicieron los países que consiguieron mermar aquel flagelo. Uno de ellos es República Dominicana, que en 10 años redujo un 70% la cantidad de femicidios.

No se trata solo de endurecer leyes y salir con carteles a la calle. Se trata de un cambio profundo a nivel cultural, educativo y social. Que incluye a los medios de comunicación, que aún no terminan —no terminamos— de adaptarse a esta triste realidad, y siguen hablando màs de la víctima que de los victimarios. 

Rìos de tinta para describir polleras cortas, blusas transparentes, y salidas de noche, como si ello justificara el femicidio en cuestión. Y casi no se habla de los asesinos, invisibilizando su responsabilidad.

La ya mencionada @analuzdl lo dijo con meridiana claridad: “Los mismos medios que hoy compiten por dar una primicia de mierda son los que no nos dan espacio a las periodistas feministas. Dan asco”.

Más claro… echarle nafta.

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