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En Mendoza y otras provincias, la cosecha de uvas cayó un 13% y se vio afectada por la falta de mano de obra y la inflación

Según un informe del Observatorio de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas la cosecha a nivel país totalizó un volumen de 19 millones de quintales cosechados, un 13% menos que lo recolectado en la temporada pasada.

La cosecha vitivinícola del 2022 se vio signada por la falta de mano de obra y también por una fuerte inercia inflacionaria pocas veces vista por el sector, hecho que presionó al alza el valor de la materia prima. Según un informe del Observatorio de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (ACOVI), las estimaciones realizadas refieren que la cosecha fue entre un 35% y un 75% más cara que la del año pasado, esto dependiendo del sistema de cosecha utilizado.

Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Vitivinicultura, en el ciclo 2022 la cosecha a nivel país totalizó un volumen de 19 millones de quintales cosechados, un 13% menos que lo recolectado en la temporada pasada. En Mendoza, la cosecha de 2022 alcanzó los 13 millones de quintales lo cual implica una caída del 15% respecto a 2021. A la disminución en el volumen de cosecha también se le sumó el fuerte impacto que tuvo la falta de mano de obra para encarar una recolección manual de las uvas. Esto explica hasta el 79% de los costos que promueve una cosecha manual.

“Los resultados de las estimaciones muestran por un lado que la cosecha en 2022 ha sido entre un 67% y un 75% más cara que el año pasado, dependiendo del sistema utilizado”, indicó el informe del ACOVI a mayo de 2022. Asimismo, la cosecha manual de uvas comunes tanto blancas como tintas experimentó este año un incremento de hasta un 68% en promedio interanual, “un impacto importante para el bolsillo de los productores”, consignó el Observatorio.

El informe fue presentado a la prensa por integrantes del ACOVI, Nicolás VicchiJorge Barbero y Analía Amat, quienes refirieron varios aspectos vinculados a la última cosecha. Allí remarcaron cuestiones como la escasez de mano de obra en los viñedos, la fuerte tónica inflacionaria y el incremento del costo del “tacho de uva”.

Jorge Barbero, presidente de la Cooperativa Maipú, aseguró que los datos obtenidos representan para el sector vitivinícola “una herramienta muy buena, en especial para las cooperativas a quienes les sirve mucho ya que ofrece un panorama global” de cómo se movió el sector en materia productiva y también de costos.

Respecto al incremento que ofreció la promoción de la llamada ‘cosecha asistida’, cuyos costos pueden representar hasta un 19% menos que la manual, Barbero comentó que “para los productores chicos es la mejor opción, es más económica y es una alternativa que se viene implementando cada vez más”. Hecho que se incrementó también su empleo ante la falta de mano de obra pasta levantar la última cosecha de manera manual. Con la cosecha asistida, se necesitan menos empleos, y se obtiene un mayor calidad de trabajo y menores riesgos, hecho que además genera mayor previsibilidad para el trabajador.

 

Asociarse, la clave

Asimismo, Analía Amat ponderó oportunidad que tienen el sistema asociativo para enfrentar las condiciones económicas y operativas actuales. “Para los pequeños productores no hay otra manera de seguir adelante y continuar con la vitivinicultura que no sea asociándose”. En cuanto a la cosecha asistida, aclaró que esto “es un cambio que viene para quedarse, basta con tener la experiencia para darse cuenta que es la posibilidad más viable, mucho más que la cosecha tradicional”.

También Nicolás Vicchi, del ACOVI, consideró que para beneficiar al sector “se deben generar políticas públicas específicas que permitan obtener fondos suficientes para la creación de empresas de servicios para la provisión de sistemas de cosecha asistida”. Y además remarcó los beneficios que pueden representar una integración: “La economía de escala canalizada a través del cooperativismo es una gran opción que permite acercar al productor mejoras para mayor competitividad”.

El costo de la cosecha asistida en 2022 para una uva tinta común es un 19,6% menor que la cosecha manual. Este sistema de cosecha se incrementó un 65% interanual debido principalmente a los aumentos en el costo del fichón y alquiler de maquinaria (con un incremento del 77% contra el año pasado). Luego también se ubica el costo del flete con un aumento de 47% interanual. Esto explica el 92% del costo total de cosecha. El costo de mano de obra asociada a los cosechadores y operarios en este caso (55,4%) resulta menor que en la cosecha manual (57,9%).

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