Christian SanzPortada

Maltrato, sanciones y denuncias de presunta corrupción persiguen al jefe de la Departamental de Rivadavia

El comisario Marcos Uvilla fue premiado por la ministra Mercedes Rus a pesar de contar con graves antecedentes. Inexplicable.

Christian Sanz
Christian Sanz

El tipo es complicado. Muy. Se llama Marcos Uvilla y es el jefe de la Departamental de Rivadavia. Su zona de influencia es amplia: Ciudad, Mundo Nuevo, La Central, Santa María de Oro, El Mirador, Los Campamentos, La Libertad, La Reducción, Medrano, Los Árboles y Andrade.

Su cargo es comisario Inspector, es egresado de la Escuela de Cadetes Libertador General San Martín y cuenta con 30 años de servicios en la Policía de Mendoza.

Pero ello no lo hace menos complicado. Arrastra un historial de acusaciones, señalamientos y denuncias, por diversos desaguisados.

Este cronista contó algo de ello el pasado 24 de marzo, en su extensa columna dominical. Casi al pasar. Ello provocó la furia de la hermana de Uvilla, que llamó a quien escribe estas líneas para amenazarlo por revelar aquellas cuestiones.

Ello obligó a redoblar los esfuerzos. Investigar más, averiguar e indagar en profundidad. Saber si uno estaba equivocado en sus apreciaciones. Pero no.

Lo que se reveló fue peor de lo que se creía: policías consultados por Diario Mendoza Today reconocieron que la gestión de Uvilla se basa en el maltrato, la corrupción y la discrecionalidad.

“Los motivos de las sanciones son porque no le gustó cómo te uniformaste, no le gusto tu cara, no le rendiste honores cuando llegó”, dijo uno de los uniformados entrevistados. Y añadió: “Encima se da el lujo de trabajar una vez a la semana, porque su casa está en San Luis y el viaje le es muy largo”.

No es todo: otro agente explicó a este medio que Uvilla se toma atribuciones “como elegir movilidades para que lo lleven y traigan” a la provincia vecina.

Y puntualizó: “Uvilla te traslada mediante resoluciones internas a trabajar con él sin importarle si tenés tus hijos enfermos o los necesitas cerca de tu casa. Se trabaja en un ambiente de miedo, hostigamiento, angustia, desesperación, violencia institucional e inestabilidad emocional. ¿Nadie se pregunta por qué no viene a trabajar? ¿Por qué el personal subalterno toma las decisiones ya que Uvilla no responde el teléfono? ¿Por qué los policías entregan arma, chaleco y piden la baja?”.

Hay mucho más, otros señalamientos que se dan en el marco de las protestas policiales por parte de los subordinados. Incluso cuestiones indecorosas, que no hacen a la cuestión periodística. Por ello, no se contará.

No hace falta. Uvilla ya acumula no pocos escándalos, en diversos puntos de la provincia. Por caso, el 20 de julio de 2022, siendo jefe Departamental de la Policía de Mendoza en Malargüe, fue desalojado e inmediatamente aprehendido tras varias denuncias por presunto peculado.

Oportunamente, desde la Inspección General de Seguridad (IGS) se confirmó que Uvilla era investigado por anotaciones anómalas en el libro de novedades, dar un destino distinto de los bienes provistos a los que la ley determina, irregularidades con el manejo del combustible y la leña y mal uso de los móviles provistos.

Ello le valió ser pasado a disponibilidad y exigírsele que desalojara la vivienda que habitaba merced a su cargo. Una de las denuncias indica que se habrían consignado entradas y salidas de efectivos sin que hubieran ido a trabajar. Otra apunta a utilizar móviles policiales para uso personal. Lo mismo por lo cual se lo sospecha ahora mismo.

A esta altura, debe aclararse que no se trata sólo de los comentarios en “off the record” de despechados policías. Hay incluso una denuncia en la IGS donde se asegura que Uvilla “hace abusos del personal que le depende en la Departamental Rivadavia, hostigando y sancionando a personal policial que cumple a diario con sus tareas de forma honrada”.

En el documento, que reposa en el despacho de Marcelo Puertas, se confirma lo que Mendoza Today viene publicando desde fines de marzo. “Siendo que el señor jefe viene de vez en cuando a trabajar, día por medio, y solo lo hace unas horas, cuando lo tendría que hacer por su función todos los días, no obstante ello ha tomado un móvil de comisaria 13, el interno 3041 para que lo lleven y lo traigan desde Godoy cruz, donde reside, utilizando en otras oportunidades el móvil 2359, para la misma tarea, móviles ambos que tendrían que estar prestando el servicio de seguridad en el Departamento Rivadavia y son utilizados con fines particulares, fuera de jurisdicción”.

Todo lo antedicho, aseguran que es verificable a través del GPS de los móviles y la aplicación de la radio tetra, otorgado por personal de informática, “realizando muchas veces los controles por frecuencia en la comodidad de su domicilio, para después sancionar y controlar personal que le depende sin moral alguna, sin nombrar diferentes hechos delictuales de público conocimiento en los que estuvo involucrado. Así estamos como Institución”, siempre según la denuncia ante la IGS.

Todo lo antedicho obliga a preguntarse: ¿Por qué la ministra de Seguridad, Mercedes Rus, decidió premiar a un personaje de la talla de Uvilla? ¿Acaso nadie le contó nada sobre sus antecedentes? ¿No se le ocurrió preguntar o siquiera “googlear”?

No se trata de una cuestión menor: en estas horas, los policías mendocinos se encuentran en estado de “disconformidad permanente”, y parte de ello es justamente porque ven este tipo de situaciones. Jefes enriquecidos ilegalmente. Algunos vinculados incluso al mundo narco.

¿Qué mensaje se les está dando en el contexto del nombramiento de Uvilla? ¿Qué deben interpretar acaso? Mejor no saberlo.