Emprendedores

La Juanita: el sueño de una madre y una hija hecho realidad en Mendoza

Tras dejar atrás Buenos Aires, Noemí y Ayelén se instalaron en San Rafael para llevar adelante un emprendimiento gastronómico en un entorno de paz y tranquilidad, donde su calidez marida a la perfección con sabrosos platos.

La conexión WiFi se ha convertido en una necesidad tan fundamental en la vida moderna que compartir la contraseña es casi un ritual de bienvenida en muchos lugares. Sin embargo, en La Juanita, un rincón de paz en San Rafael, Mendoza, la filosofía es diferente y refleja un deseo de tranquilidad en un mundo lleno de ruido digital.

“Vamos a contramano del mundo”

Ayelén, junto a su madre Noemí, crearon La Juanita con la visión de escapar del bullicio de la ciudad de Buenos Aires y vivir en armonía con la naturaleza.

Lo que comenzó como un pequeño emprendimiento de venta de tortas caseras en bicicleta, pronto se convirtió en un próspero negocio de repostería y catering para eventos, gracias al esfuerzo y apoyo mutuo, cuenta Revista Un Camino.

“Me permitió pagarme la carrera, pude estudiar inglés. Hasta me compré una moto para hacer los repartos. Y al tiempo, conseguimos un auto, en el que ya no sólo repartía madalenas, sino también budines, pan dulce, roscas de pascuas. Con mi hermana competíamos a ver quién vendía más al final del día”, cuenta Ayelén.

“Siempre buscamos un estilo de vida más tranquilo, y es el que se manifiesta en La Juanita”

La evolución de La Juanita llevó a la apertura de un restaurante y casa de té, donde la atención personalizada y la calidez son tan importantes como los deliciosos pasteles y empanadas caseras. Cada detalle del lugar, desde las mesas hechas a partir de carreteles de cables hasta las puertas restauradas gracias a vecinos solidarios, refleja el amor y dedicación de la familia por su emprendimiento.

“Creo que la gente vio algo más allá… El poder probar fruta recién cosechada, buscar sus propias uvas, estar en contacto con la naturaleza, bajar un cambio”.

En La Juanita, comer es una experiencia íntima y acogedora, donde cada cliente recibe un trato personalizado y se siente cuidado. Noemí se encarga de la cocina, mientras que Ayelén se dedica al contacto con los clientes, formando una dupla perfecta que ha convertido a La Juanita en un refugio feliz para todos los que lo visitan.

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