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Hasta la policía es atacada por los bañistas: Tropero Sosa y Urquiza de Maipú, uno de los dolores de cabeza para Irrigación

“@irrigacionMza Cuidemos el agua. Tropero Sosa y Urquiza 24 horas derrochando agua. ¿Dónde están los tomeros?. Este es uno de los tantos mensajes que diariamente llegan a las redes sociales del Departamento General de Irrigación.

Y, también diariamente, los tomeros junto a los inspectores de Cauce se encargan de recorrer canales e hijuelas para evitar no solo que la gente se bañe en los cauces sino también que algunas personas, por improvisar una pileta, terminen haciendo que el agua salga a la calle o no llegue a las propiedades que deben regar.

Los mensajes que recibe el Departamento de Comunicación de Irrigación se acompañan con fotos o videos que suelen mostrar el agua corriendo por la vía pública. Obviamente, también reclaman control. Sin embargo, si la cámara completara la toma, se podría ver más atrás a los bañistas, que son los que generan el inconveniente.

La alerta ciudadana que se registra en las redes sociales permite a Irrigación el llamado a la acción de la Inspección de Cauce. A menudo, tanto inspectores de Cauce como tomeros acuden con la policía a esos lugares.

“Con las altas temperaturas, nos encontramos con tapones en los cauces, que hace la gente para refrescarse. Hace unos días, a las dos horas de destapar el cauce, muchachos y muchachas lo volvieron a tapar y volvieron a bañarse. Al tapar el cauce, el agua se sale y corre por la calle y el regante se enoja con nosotros”, asegura el tomero del canal Naciente, Gustavo Posebón.

En este caso, quienes taparon el cauce introdujeron en el entubado un tronco de árbol grande e hizo falta mucho trabajo para sacarlo. “Muchas veces, como llevamos el nombre de la Inspección en el vehículo con el que nos acercamos a invitarlos a retirarse del canal, nos empiezan a apedrear. Si acudimos con la policía, luego toman represalias, Desde tempranas horas de la mañana comienzan a bañarse. Y son las 7.30 u 8 de la tarde y continúan. No es fácil”, sostiene Oscar Jurado, tomero del canal Cachingo.

“Cuando terminan de bañarse, tiene que ir el tomero y sacar las piedras con las cuales tapan las rejas, para poder restituir el riego”, asegura Jorge López, gerente de la Tercera Zona de Riego del río Mendoza. “Es más, también peligra la integridad física de quienes se acercan allí, ya que a menudo es incontrolable la situación”.

La ola de vandalismo también trae aparejados algunos inconvenientes conocidos y otros crecientes. “La cantidad de basura que se arroja a los cauces es otro problema con el que a diario nos enfrentamos. Además del robo de material de la estructura de los canales”, afirma López. “Todo lo que sea férreo, que no esté bien mezclado con el hormigón, se lo llevan a las chacaritas para venderlo: rejas, hojas de diamante, compuertas, cabezales de compuertas, todo lo que no está bien soldado”, afirma López.

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