Enrique Mario BarreraPortada

😥 Los gobernadores, entre el lloriqueo y la aplicación del federalismo (y la remembranza de Mendoza)

Provincias "poco desarrolladas” que se identifican por ser las más clientelares del poder central.

El cambio de gobierno, en el plano nacional, produjo un sacudón en las estructuras de las provincias. Más allá que las nuevas medidas que se están implementando desde lo nacional, sean correctas o no, representan una renovación que los estados provinciales deben aprovechar.

Venimos de un asistencialismo unitario de muchas décadas que fueron desdibujando el papel que las provincias supieron tener allá a mediados del Siglo XIX. En esa época inicial del tiempo republicano (Constitución de 1853) los estados provinciales se unieron pero bajo el espíritu federal, es decir, autonomía de decisiones y progreso, su desarrollo dependía de los habitantes propios del lugar.

Todo cambió en 1861 con el ingreso a la fuerza de la Pcia de Buenos Aires y la modificación de la constitución ese año, había ingresado el unitarismo lo que empezó a producir el centralismo, en ese tiempo en forma incipiente pero a través de las décadas se incrementó hasta llegar al sistema enfermizo que relegó a las provincias hasta llevarlas a ser pequeñas “sucursales” del gobierno nacional de turno bajo un tácito lema “si estás con nosotros todo y si no nada”.

Ese proceder hizo que muchos gobernadores eligieran el cómodo camino del asistencialismo lo que derivó en estados provinciales estructurales gigantes con gastos superfluos enormes por donde se mire y con actividad privada minoritaria puesto que con el injusto sistema de coparticipación produjo el estancamiento de las llamadas “provincias poco desarrolladas” que se identifican por ser las más clientelares del poder central. Fundos manejados por gobernadores que durante décadas hicieron el papel de delegados del poder central clientelar.

Hoy, en 2024, nos encontramos con estados provinciales que deben hacer frente al manejo de dineros públicos en forma austera si o si y eso que parece catastrófico debe tomarse como un desafío para el propio desarrollo provincial; hemos visto que algunos gobernadores tomaron el camino fácil de la emisión de cuasi monedas y otros que comenzaron a realizar el ajuste que se debe hacer para lograr una provincia pujante y donde los ciudadanos logren la estabilidad tan necesaria para vivir dignamente.

Son tiempos de reacomodamiento necesario de gastos en todos los niveles ya sea nacional, provincial o municipal. No podemos ocultar que desde hace mucho tiempo las estructuras de gobierno en los tres niveles están sobredimencionadas y ello lleva a que el gasto sea desmesurado en tareas administrativas en vez de utilizarlo para el desarrollo de la actividad productiva privada lo que hará mejorar el ingreso a las arcas públicas a través de los impuestos que todos pagamos y eso se logra con un estado equilibrado y eficiente y la actividad privada trabajando a full como debió ser siempre.

Mendoza tuvo épocas de bonanza con todas las fincas en producción, frutas y hortalizas que llevaron a que nuestro territorio tuviese 430 establecimientos de secado, envasado y embalado de ese producido y este dato no es teórico sino que lo ví personalmente porque a mediados de la década del 80 del Siglo XX fuí inspector de la obra social regional que cubría al personal que trabajaba en esa actividad; estos datos los puede corroborar cualquier habitante que tenga más de 50 años y que seguramente recuerda a la provincia trabajando a pleno en fincas, galpones y fábricas en tiempos en que la actividad era plena y la exportación de productos locales batió record en contraste a lo que vemos en la actualidad como infinitas fincas abandonadas, galpones de empaque en ruinas, maquinarias oxidadas y trabajadores y empresarios, muchas veces dependiendo de la dádiva del estado para sobrevivir.

Son tiempos difíciles sin dudas, pero son tiempos de oportunidades para volver a tener provincias pujantes si sus habitantes así lo quieren. Busquemos en el pasado centenario a los que hicieron grande a Mendoza, los fundadores, los que arriesgaron todo para lograr lo que estamos viviendo en la actualidad, no nos olvidemos que desde aquí se liberó a la patria en la gesta sanmartiniana.

La historia nos da este tiempo para ver si somos protagonistas del reinicio de un tiempo venturoso o que sigamos en el estancamiento.

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