Enrique Mario BarreraPortada

Demasiada transferencia de recursos hacia la política

Por Enrique Mario Barrera, especial para Diario Mendoza Today.

Todos los días nos quejamos, los argentinos, por la alta inflación y sin embargo lo tomamos casi como algo natural. Sabido es que solucionar ese flagelo parece imposible, pero si se analizan las causas veremos que la misma está en un punto en que hacerla retroceder no es complicado. Solo es un tema de “debe y haber”, gastar más de lo que se produce es la base de nuestras penurias.

No se puede negar que en lo que va de este siglo hemos tenido una transferencia de recursos económicos inmenso con el desplazamiento de capital desde las fuentes primarias de producción que no solo abarca desde materias primas e industrialización, sino de los recursos que obtiene el estado de los impuestos cada vez más asfixiantes hacia el gobierno de turno, sea del signo político que sea. Lo que se ve es que esa transferencia no ha ido al estado nacional sino al gobernante cirscunstancial que distribuye parte de lo recaudado en un sistema sin control y directamente a intendentes o gobernadores de acuerdo a su simpatía y no por mérito a la buena gestión.

Gran parte de esos recursos han ido al gasto de la política y eso no se puede negar, desde hace casi dos años que vivimos inmersos en campañas proselitistas interminables y realizada por la mayoría de quienes se candidatean para un cargo en todos los niveles de gobierno, desde municipales, provinciales o nacionales donde se ofrecen para gestionar las acciones de gobierno y “supuestamente” dar bienestar a la población. Mientras tanto, en esos dos años las inversiones en infraestructura han estado en el nivel más bajo de realización y solo se ve en pequeñas regiones que siempre han sido favorecidas sin tener en cuenta al “mérito”.

Hay un abuso de organismos descentralizados o autárquicos y con manejo propio de sus recursos, casi todo sin auditar y sin darlo a conocer a la opinión pública, sueldos autodesignados y abultados y todo porque se dejó de lado el régimen remunerativo de “empleados del estado” que en una sola escala determinaba la remuneración desde el presidente y hasta el último lugar de escalafón tanto nacionales como provinciales o municipales, hoy, cada organismo se atribuye los recursos a su antojo y eso provoca desfasajes en las cuentas generales, sin control.

Esa transferencia de recursos desde lo productivo y la sociedad hacia la política hizo retraer la inversión en el país y por lo tanto la mayor oferta de empleo y bienes también cayó.

Agregado a esto se incrementa el asistencialismo hasta niveles abusivos. Si un trabajador queda desempleado hay que ayudarlo un tiempo prudente hasta que soluciona ese inconveniente, pero, si una persona lleva años que se transforman en décadas sin trabajar es porque se acepta la dádiva y deja de lado la solidaridad que cada ciudadano debemos tener para lograr una sociedad justa y en ascenso. Hay que igualar hacia arriba no hacia la pobreza y eso no se logrará si no hay mérito ni control de gestión.

Bajar la inflación no es tan complicado y se puede hacer desde ahora, solo hay que poner cordura en el manejo de los recursos estatales, poner transparencia en el sistema, tratar de volver al sistema remunerativo de “empleados del estado”, analizar la superpoblación de empleos en la administración pública nacional teniéndo en cuenta que cada área de ella tiene, en muchos casos, la misma función que la homónima provincial; que los planes sociales sean desarrollados por los gobiernos provinciales de donde es el supuesto beneficiario y que se ejerza control a los actos de gobierno en todos los niveles y por lo menos se aplique la ley de ética pública, para evitar males mayores. La alta inflación solo es un tema de “debe y haber”.

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