Christian SanzMendoza en foco

😖 El persistente enojo de los políticos mendocinos para con el periodismo independiente

No lo entienden, lo repudian, les genera sospechas. Pero es la función de la prensa. Informar y dar a conocer tramas que se buscan mantener ocultas.

Ciertamente, si hay algo que no entienden los políticos es el periodismo independiente. No lo toleran, ni lo conciben. Lo repudian, de hecho. Sobre todo en Mendoza.

Es un virus que afecta a todos los partidos, de izquierda, de derecha y de centro. Sobre todo cuando acceden a la “suma del poder público”. De pronto, se olvidan de que solo son administradores temporales de la cosa pública.

Cuando ello ocurre, la paranoia crece de manera directamente proporcional a la acumulación de poder. Sospechan que las revelaciones periodísticas ostentan alguna animosidad puntual contra ellos.

El problema es que no entienden nada de periodismo. Sino no plantearían algo semejante. Sabrían que la prensa se aboca a desnudar hechos que se buscan mantener ocultos. Todo lo demás es propaganda.

Hay que decirlo: los grandes medios de Mendoza aportan a aquella confusión, porque en lugar de mostrar la podredumbre de la política, se dedican a ensalzar a los que deberían investigar.

Entonces, cuando aparecen medios como Diario Mendoza Today todos se desorientan, porque creen que hay algo raro detrás. Y se desorientan más cuando observan que se denuncian hechos que complican a radicales, peronistas y demás partidos políticos.

Como se dijo, eso es básicamente el trabajo periodístico. Lo que dice cualquier manual ad hoc.

Es difícil hacérselo entender a los políticos mendocinos, siempre afectos a llamar a esta redacción para quejarse por tal o cual nota periodística.

“¿Qué les hice yo para que me escrachen de esa manera?”, dijo a este cronista un mediático intendente hace algunas semanas, tras la revelación de este diario de una licitación con evidente sobreprecios en la comuna a su cargo.

La respuesta fue la que uno suele dar en esos casos: “Usted maneja la cosa pública, que es de todos nosotros. Ergo, merece el mayor de los controles. No hay nada personal”.

Después de 30 años de hacer periodismo, quien escribe estas líneas suele decirlo de manera casi automática. Se lo ha dicho a funcionarios menemistas, duhaldistas, delarruístas, kirchneristas, macristas, etc. Ninguno jamás lo entendió.

Entonces uno insiste, se reúne, explica lo que es el periodismo, con una paciencia que enternece. Incluso uno ha escrito un manual de periodismo y todo, y lo ha puesto on line de manera gratuita. Y tampoco alcanza.

Y la cosa se pone peor con aquellos que anuncian en el diario, que estallan de furia cuando ven que uno ha expuesto sus desaguisados. Creen que la pauta oficial es para censurar notas incómodas, olvidando que es para dar a conocer actos de gobierno. Omitiendo incluso lo más importante: que se trata de dinero público.

Esta columna viene a recordar todo ello, que parece obvio pero no lo es. Para que los que saben quejarse por el trabajo periodístico dejen de hacerlo. Y entiendan que deben someterse al control de la prensa. Tolerando las críticas mediáticas.

Alguna vez, cuando era periodista, Horacio Verbitsky definió mejor que nadie lo que es el periodismo: “Es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa; el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar”.

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