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Cómo y por qué Suiza emerge como mediador de la guerra en Ucrania

Juan Gasparini, desde Ginebra.

El gobierno helvético coronó un esfuerzo diplomático de casi 5 meses para resolver pacíficamente el conflicto desencadenado por la agresión de Rusia en Ucrania, consiguiendo el apoyo de 92 países, 57 de los cuales representados por Jefes de Estado o de gobierno. Cerca de 500 periodistas cubrieron el evento, que logró un amplio consenso sobre la seguridad nuclear, alimentaria y humanitaria, abriendo las puertas a negociaciones directas entre los beligerantes.

En efecto, la Presidenta suiza, Viola Amherd, anticipó que Suiza podría acoger al Presidente ruso Vladimir Putin para esas negociaciones, suspendiendo el pedido de captura emitido por la Corte Penal Internacional (CPI) a efectos de negociar la paz. Un decreto del poder ejecutivo (Consejo Federal) le daría inmunidad en tales circunstancias. Moscú primero reiteró sus reivindicaciones territoriales en las regiones ucranianas de Kherson, Zaporijia, Louhansk y Donetsk, exigiendo que Kiev abandone paralelamente su voluntad de integrar la OTAN, pero luego informó que las eventuales negociaciones deberían dejar sentado «un registro legítimo de su resultado», sin mas.

La declaración final emitida desde el Hotel Bürgenstock, frente al Lago de los Cuatro Cantones, en los Alpes suizos, donde se llevó a cabo la reunión, preconizó los puntos para «un tratado de paz». Reconoció el reclamo de Ucrania para dar seguridad a sus instalaciones nucleares», y a su vez abolir «la militarización de la seguridad alimentaria», garantizando la navegación en el Mar Negro, «asegurando las exportación de cereales». Se hizo eco del reclamo que «se liberen a los prisioneros de guerra y el retorno de los niños y civiles detenidos ilegalmente en Rusia». El texto, garantizó también «la integridad territorial de Ucrania», en sus fronteras reconocidas por la ONU.

Al respecto, profundizó que «es inadmisible cualquier amenaza o uso de armas nucleares», contra «la seguridad de las centrales e instalaciones nucleares ucranianas, en el contexto de la guerra en curso». Detalló que «la seguridad alimentaria no debe convertirse en un arma de ningún tipo. Los productos agrícolas ucranianos deben suministrarse de forma segura y libre a terceros países». Precisó que «todos los prisioneros de guerra deben ser liberados mediante un intercambio completo. Todos los niños ucranianos deportados y desplazados ilegalmente y todos los demás civiles ucranianos detenidos ilegalmente deben ser devueltos Ucrania».

Los 10 países del BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Africa del Sur, Iran, Egipto, Etiopía, Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos) no se sumaron al consenso mayoritario, al igual que México, Armenia, Bahréin, Indonesia, Colombia, Surinam, y Tailandia. Sin embargo, cobró relevancia el discurso del Presidente de Chile, Gabriel Boric, al afirmar que «esta cumbre no es a propósito de ideas de derecha o de izquierda, ni de países del Sur o del Norte, sino de leyes internacionales que constituyen los fundamentos de vivir todos juntos». El comunicado final acoge como base legal las resoluciones pertinentes de la Asamblea General de la ONU y la «Carta de la ONU».

El documento no menciona el plan de paz original de Ucrania, ni tampoco al de China, que no asistió a Bürgenstock, poque Suiza no invitó a Rusia, que mantiene el control del 20% del territorio ucraniano. Cabe recordar, que la Confederación Helvética, no forma parte ni de la Unión Europea ni de la OTAN. Fabrica y vende armas, imponiendo que los paies compradores no las reexporten. No obstante Berna ha bloqueado 7000 millones de francos en cuentas bancarias de «oligarcas rusos», perseguidos por la justicia internacional, tras la invasión de Ucrania por Rusia.

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