La culpa no es de la casta: mucha mística y poca mástica
Por Carlos Lamiral, agencia Nuevas Palabras.
Twitteros, economistas y periodistas varios que apoyan abiertamente al oficialismo libertario se quejan por las demoras del Senado en aprobar la Ley Bases, como si esta fuera esencial para salir de la actual crisis en la que está envuelta la economía. Muy lejos está de ello. Lo importante no es ese proyecto de tipo conceptual, que de aprobarse ya, no generaría ningún cambio inmediato.en la economía, ni la vida de la gente.
No es culpa de «la casta» que el gobierno libertario, mal asesorado por Federico Sturzenegger, haya pretendido llevar a cabo una revolución liberal con solo 30 diputados y 7 senadores, con un kilométrico proyecto de ley que mezclaba todos los temas (desde la educación hasta el código civil) y un DNU con una reforma laboral cuyo destino era el de la judicialización.
El proyecto de ley que es verdaderamente importante para enfrentar la coyuntura es el paquete fiscal, que contiene la restitución del Impuesto a las Ganancias, ahora conocido como «a los Ingresos», porque se aprobarse se va a poder derogar el Imṕuesto PAIS, reducir el costo de las importaciones, y favorecer al levantamiento del cepo al dólar.
Junto con ello, está la moratoria y el blanqueo laboral que le vendría fenomenal a las pequeñas y medianas empresas, que están pasadas de vencimientos con la AFIP. La moratoria, sobre todo, les permite pasar a largo plazo, los planes cortos que fueron tomando las empresas en los últimos meses para poder estar al día en momentos en los que se desploma la facturación. El blanqueo les da la seguridad de registrar empleados sin el temor de recibir un juicio.
El blanqueo de capitales, además, ofrece una ventana para que ingresen dólares al sistema y cobrar una parte del impuesto correspondiente.
Todo ello suma para consolidar el equilibrio presupuestario teniendo en cuenta que durante el segundo semestre del año se va a empezar a consumir parte del crédito del primero. Hasta ahora el gobierno lleva acumulados algo mas de $4,3 billones de superávit primario, que luego desde junio seguramente se ira achicando hasta llegar en diciembre con las cuentas en cero o levemente arriba. Para asegurar eso se requiere el paquete fiscal.
Sin consolidación fiscal no será posible que baje la inflación y sin ello, el gobierno no podrá renovar preferencias con el electorado en 2025. Alguien le ha dicho a Javier Milei que si las leyes no salen en los primeros 100 días no salen más. Sin votos en las cámaras legislativas no salen, aunque las manden en los primeros dos días de gobierno. La idea de que «la casta» tiene que apoyar porque la gente sino los va a despreciar para siempre parte de la idea ingenua o no de que el actual gobierno tiene destino de alta grandeza, que va a cambiar la historia y que quien no los sigue, quedará afuera para siempre en el nuevo sistema.
La «casta» sabe que los tiempos cambian y que los que hoy están abajo, mañana pueden estar arriba. Sabe que el electorado es muy volátil, y que los que hoy tienen una mirada contemplativa con el actual presidente, mañana pueden tener una posición condenatoria. En política no se trata de tener buena voluntad y honestidad.
Milei ha incluido un proyecto que es de tipo conceptual, que marca la tendencia ideológica del gobierno, pero sin efectos concretos en el corto plazo. Un ejemplo es el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI). El hecho de que se apruebe esa iniciativa para asegurar estabilidad fiscal y cambiaria por 30 años a empresas extranjeras que vengan a Argentina no va a cambiar la historia de que en otras épocas hubo leyes sobre inversiones que los gobiernos no han respetado y que terminaron de resolverse en el CIADI.
Una ley no cambia la reputación de un país que se ha especializado en maltratar a los inversores y romper contratos. Al incluir la Ley Bases como su primer proyecto, Milei solo ha querido demostrar a los mercados, los inversores y el electorado que ahora «la cosa va por derecha». Salga como salga, cree que con ello se va a convalidar una supuesta voluntad general del pueblo argentino de abrazar las ideas del mercado.
¿Alguien en su sano juicio en Estados Unidos va a venir a «enterrar» dólares en Argentina solo porque se aprobó una ley? No. Eso no va a pasar. El Senado de mayoría kirchnerista, con algunos otros miembros que miran con recelo al gobierno sin ser abiertamente opositores, va a demorar todo lo que pueda, y va a hacer todos los cambios posibles para diluirlo.
La casta no tiene la culpa de que el oficialismo haga mal la jugada política, no sepa convencer, no sepa tejer entendimientos y que solo agreda a los que tiene enfrente. Bien podría no haber estado la Ley Bases y tal vez hace ya un par de meses el paquete fiscal ya estaría aprobado y en marcha, y entonces los mercados ya habrían tomado cuenta, la inflación se desplomaría más rápido y el riesgo país tal vez ya estaría mas cerca de los 1000 puntos.
Los libertarios no toman en cuenta que solo ganaron con 56% en balotaje. Que un 44% no los votó, y que su voto base apenas llega al 30%. Si hoy tienen 20 puntos más de aprobación se debe a la gestión de los primeros meses.
Pero la gente no va a aguantar por mucho tiempo. Por ahora Milei tiene solo para ofrecer mucha mística y poca «mástica». El público se puede dar vuelta rápidamente si sigue empecinado en ganar batallas culturales y conceptuales, pero sin respuestas a los problemas de la vida cotidiana. El argumento de que todo lo que está pasado es «culpa de 100 años de populismo» se agota. El principio de revelación a es solo para regocijo y autosatisfacción intelectual del presidente.
En todo caso, señalar a los culpables que no lo dejan gobernar no es una respuesta posible. Fue elegido para gobernar Argentina con esta composición del Congreso, que expresa la división del electorado actual. Básicamente, si el oficialismo no cambia la estrategia y no se da cuenta que los cambios permanentes son aquellos que se llevan a cabo con mayor apoyo popular y legislativo, no va a poder llevar a cabo su «cambio de época».