Investigación

Drogas y poder: el documento de la DEA que complica a Juan Carlos Romero, el hombre del “dietazo”

Desde la redacción de Diario Mendoza Today.

Christian Sanz
Christian Sanz

Este jueves, como publicó Diario Mendoza Today, el Senado de la Nación aprobó a mano alzada, sin debate, un proyecto de resolución por el cual se aumentarán las dietas a partir de mayo. Fue después de haber dado luz verde a los pliegos de los embajadores propuesto por el presidente Javier Milei, en enero pasado.

De esta manera, el sueldo en mano de los senadores nacionales pasaría de1,7 a 4 millones de pesos. La iniciativa fue propuesta sobre tablas por el senador salteño Juan Carlos Romero, en concordancia con otros bloques.

Muchos se preguntaron en ese mismo instante quién era aquel ignoto legisladora que impulsó tal medida que generó repudio general. 

Se trata de un viejo personaje de la “casta”, que viene siendo investigado por sus presuntos vínculos con el narcotráfico desde los años 90… y aún antes.

Drogas y poder

La idea de que Salta es una de las provincias donde el poder político está vinculado por excelencia a la venta de drogas no es antojadiza. Hay un largo historial de hechos acaecidos en los últimos años que dan cuenta de ello.

Primeramente, hay que tener en cuenta que es una provincia ubicada de manera estratégica para ingresar narcóticos al país, lo cual fue aprovechado históricamente por grandes barones de la droga utilizando como reaseguro el financiamiento a ciertos gobernantes y políticos salteños de turno.

El primer indicio fuerte se dio a mediados de los años 80, cuando se estrelló un avión perteneciente al entonces gobernador de Salta, Roberto Romero —padre del actual senador, Juan Carlos—, en la zona de San Antonio de los cobres con 200 kg de cocaína. Todas las miradas se dirigieron al mandatario, quien jamás pudo quitarse el mote de “narco”, ni siquiera después de fallecer en un sospechoso accidente.

Los días de gloria de Romero coincidieron con el período en que nuestro país pasaba a ser “productor” de narcóticos y dejaba de ser lugar de “tránsito”.

Fueron los días en los que se hicieron fuertes los grandes capos del tráfico de estupefacientes como los tristemente célebres hermanos Castedo, quienes comenzaron a “bancar” algunas campañas políticas a cambio de poder moverse con tranquilidad en su negocio.

Como ya publicó este periodista en el año 2006, el clan se encuentra en la mira de los investigadores por dos motivos no menores: uno, por su relación con la muerte de una vendedora llamada Liliana Ledesma y, dos, por ser culpables de gran parte del tráfico de drogas en la provincia de Salta.

A pesar de la protección oficial histórica —que permanece hasta hoy—, los Castedo siempre han mantenido perfil bajo; sin embargo, una investigación italiana los puso en el máximo nivel de exposición. Se trata de un artículo publicado por el diario romano Il Giornale, sobre una red de tráfico internacional desbaratada en Europa. Allí se dan detalles del envío de cocaína desde nuestro país hacia el viejo mundo a través de una organización denominada “el cartel de los Losano”. Quien aparentemente recibía la droga era un tal Morgan Marco Ulivieri, hijo de una condesa italiana.

La frutilla del postre

Las sospechas sobre la familia Romero no son antojadizas: padre e hijo aparecen desde hace años en los archivos de la DEA norteamericana por sus vínculos con el mundo de las drogas.

En el mismo sentido, a fines de los años 70, apareció el nombre de Romero padre vinculado al mundo de los narcóticos en la página 103 del libro Mamá Coca del periodista Anthony Henman: “(…) Es, no obstante, de la vecina Argentina de donde han provenido las más asombrosas revelaciones de implicaciones a alto nivel en el negocio de la cocaína, indudablemente, no con respecto a los actuales gobernantes militares, altamente paranoicos y ultra reservados, sino con relación a personajes que predominaron en el último periodo de la presidencia de Isabel Perón. La historia fue revelada por el servicio de informaciones del ejército en las vísperas del golpe de 1976 e incluía a una serie de prominentes figuras del ala derechista del movimiento peronista, entre los que figuraban el ignominioso Ministro de Bienestar Social, López Rega; el Ministro de Relaciones Exteriores, Alberto Vignes, y una corte de figuras secundarias como el Ministro Raúl Lastiri, el senador Cornejo Linares, el director del diario ‘El Tribuno’, Roberto Romero (…) Operando una serie de bien equipados laboratorios de cocaína cerca de Salta, en la frontera con Bolivia, estas figuras controlaban una red de gran alcance que utilizaba la Policía Federal para la distribución interna en el país y la cobertura del servicio diplomático para la consolidación de una ruta segura para las exportaciones.”

Lo antedicho, como se sostuvo, no es secreto ni mucho menos. Quien albergue alguna duda solo debe caminar las calles de Salta y no habrá lugareño que no se lo confirme.

El documento de la DEA que complica a Romero

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