Luis Rossi

Datos poco conocidos que explican el derrotero policial en Mendoza y el consecuente incremento de la inseguridad

Por Luis Rossi, especial para Diario Mendoza Today.

Existen muchos factores que se encuentran relacionados con el funcionamiento de la seguridad en la provincia de Mendoza. Aquí trataremos de forma breve algunos de los más relevantes.

En primer lugar, es lógico pensar que todo el personal de una fuerza de seguridad (sea la que sea) debe contar con una capacitación adecuada y su sostenimiento en el tiempo. De nada sirve saber cómo manejar un arma, técnicas de defensa personal o tener un buen estado físico, si después no se le da continuidad en el tiempo.

En lo que compete a la Policía de Mendoza, la primera gran duda que surge es si el Ministerio de Seguridad tiene y aplica un plan de capacitación continua para sus efectivos. Desde lo físico no existe absolutamente nada y en relación a la práctica de tiro, sí hay una capacitación pero se trata de una “práctica de tiro estática”, algo muy difícil que suceda en el momento en que un policía cumple sus tareas.

En Mendoza, los magros salarios que reciben a fin de mes los efectivos policiales hacen que la gran mayoría se vean obligados a restarle horas a su descanso para hacer servicios extraordinarios, todo ello para compensar sus bajos ingresos económicos mensuales, lo que disminuye sensiblemente no solo el tiempo de sus horas libres, sino también el de sus actividades familiares y por supuesto el espacio para un entrenamiento adecuado (en el caso de que eso existiera).

Cuando hablamos de sueldos, las cifras para algunos pueden llegar a parecer importantes o insuficientes, pero es necesario recordar que cada policía debe proveerse por sus propios medios su vestimenta y hasta las correas para portar el chaleco antibala. Si bien éste es provisto por el Estado se duda de su calidad, ya que se deterioran con gran facilidad según nuestras fuentes consultadas, algo preocupante.

También es alarmante la falta o la mala inversión en seguridad. Por dar solo un ejemplo, algunas fuentes consultadas por Diario Mendoza Today manifestaron que existen escasos móviles policiales para todas las comisarías de Capital debido a que se encontrarían en la actualidad muy pocos en condiciones de circular, por lo que se intenta suplir los rondines con bici policías. Claro que también se debe considerar que la Municipalidad de Capital aporta mucho con su cuerpo de preventores.

Siguiendo con el ejemplo de Capital, la Unidad Especial de Patrullaje (UEP) contaría en este momento también con muy pocos móviles y motos activas. Según relataron las fuentes, personal hay, lo que faltan son movilidades en buen estado. Y aquí surge otro aspecto. Si bien se han realizado varias compras de vehículos y equipamiento para la Policía de Mendoza, casi siempre se trata de diferentes marcas comerciales.

Todo esto a través de licitaciones según lo establece la Ley pero sin un debido análisis con lógico criterio de los que las aprueban, que parecen solo poner foco en el valor de los productos ofertados y no en su mantenimiento y utilidad en el tiempo. Y ya que hablamos de ejemplos vayamos con uno: actualmente habría una gran cantidad de vehículos de una determinada marca comercial que se encuentran fuera de servicio, ya sea por falta en el suministro de repuestos o por el alto valor de sus reparaciones. Entonces con suerte, de tres unidades quizás se pueda dejar una en condiciones de circular y dos fuera de servicio.

Si bien nuestras fuentes indicaron que personal hay, necesariamente debemos recalcar que muchos integrantes de la fuerza policial mendocina están renunciando para dedicarse a la actividad privada, ya que pueden lograr un mayor bienestar económico, social y personal en su vida diaria. Esto traducido significa que se cansaron del destrato de las autoridades y que no se sienten protegidos por los gobiernos de turno.

Se hartan de ver cómo la política interfiere a diario para sustentar a más políticos para seguir viviendo del Estado dejando de lado las necesidades básicas de los integrantes de la fuerza policial, los que al fin y al cabo, son los que le ponen el pecho y la cara a la delincuencia.

Las palabras del Señor Gobernador en referencia a que “el policía que no se sienta conforme entregue su placa, su uniforme y su arma y se dedique a otra cosa”, no suman mucho al respecto (bueno, recordemos que el uniforme se lo compra el mismo policía).

A raíz de esto surgen preguntas obligadas: ¿Qué sucede en otras franjas del Estado, señor Gobernador? ¿Qué pasa con los sueldos de sus funcionarios como así también con los de los otros poderes? ¿Qué sucede con la cantidad de asesores y demás? ¿Dónde está el ajuste solicitado por las autoridades nacionales si siempre los males en la Provincia recaen sobre el ciudadano de a pié? ¿El ajuste está en los sueldos de la policía solamente?

La seguridad es uno de los pilares fundamentales de la sociedad. Una sociedad que se siente protegida y cuidada por funcionarios policiales que solo centran sus preocupaciones en el buen desarrollo de sus tareas, es una sociedad con una mejor calidad de vida.

Por supuesto que también la Justicia debe hacer lo suyo de manera correcta restringiendo la famosa “puerta giratoria” y enfocándose más en las víctimas y no en los victimarios.

Resta mucho por hacer, sobre todo porque la gente quiere ver el ejemplo de los funcionarios y sus representantes elegidos por el voto popular.

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