Este año la Provincia de Mendoza a sido blanco de ataques económicos, sociales y de toda índole por parte del gobierno nacional que ya no disimula la aversión que tiene hacia los estados provinciales que no están alineados con su forma de pensar.
Haciendo un pequeño repaso de lo acontecido en los últimos 8 meses podemos recordar que luego de las vacaciones de verano y al volver los movimientos sociales de las playas argentinas y brasileñas, comenzaron a actuar en calles y avenidas de nuestra provincia, para hacer lo que todos los días sucede en CABA por ejemplo, interrumpir la actividad de los pueblos que solo quieren desarrollarse plenamente, como es el caso de los mendocinos.
Paralelamente a esa llegada se aceleraron los absurdos reclamos ancestrales de una étnia, que en el caso de los seudo mapuche no tiene ningún derecho sobre este territorio que la historia y la ciencia han demostrado ser Puelche y Pehuenche.
Muchos sabemos que esta nueva movida de los seudos está promovida por un Instituto INAI, arbitrario y tendencioso que persiste en aplicar la controvertida Ley 26160, la que a fines de 2022 quedó fuera de vigencia y que solo la renovaría si el congreso nacional lo autorizara y eso no debe haber ocurrido por la casi nula actividad parlamentaria que todos conocemos.
En el momento que el Poder Judicial debería expedirse sobre la cuestión de fondo, que es lo que la ciencia y la historia han demostrado que no hay antecedentes de que los seudo mapuche tengan derechos ancestrales en el sur provincial, cuando está demostrado que hacia 1818 y de la mano de forajidos y ladrones (los Hnos Pincheira) abarcaron la zona sur mendocina, sur de San Luis, La Pampa y parte de la Provincia de Buenos Aires con saqueos, asesinatos, secuestros de mujeres y robo de ganado, trasladando todo lo obtenido hacia territorio chileno; a pesar que los ejércitos trasandino y argentino los combatieron y lograron dominar hacia el año 1832, esos grupos mapuche derivados de su étnia original los araucanos, siguieron, en menor medida con actividades que luego fueron tomando forma de comercio.
Una prueba más de la mentira seudo es que se atribuyen que su idioma es el Mapudungun y eso refuerza lo que la ciencia dice con respecto a que no son originarios de Argentina, puesto que esa lengua está reconocida mundialmente como perteneciente al pueblo araucano que habitó siempre el sur de Chile desde el Bio Bio hacia el remoto territorio sureño trasandino. Ver, entre otros el completo estudio que realizó el militar y escritor chileno Vicente Carballo y Goyeneche de fines del Siglo XVIII.
Desde hace tiempo se viene pidiendo la derogación de la Ley 26160 puesto que a pesar de mencionar distintas étnias dentro del territorio argentino su esencia tendenciosa hace pensar que fue elaborada (en 2006) para beneficiar reclamos de supuestos pueblos originarios, como el seudo mapuche y ha sido la causante de penurias y sufrimiento de muchos habitantes de nuestro país como lo vimos en Neuquén, Río Negro principalmente y se pretende hacer en nuestro sur mendocino, que fue, es y será de orígen Puelche y Pehuenche porque el rigor científico lo demuestra.
La justicia provincial y nacional debería considerar los motivos políticos arbitrarios que se tratan de aplicar en Mendoza por instituciones y organizaciones sociales que quieren alterar, no solamente nuestro presente sino que intentan cambiar nuestra historia con falsos argumentos y pretendidos derechos sin aval ninguno dado por el pasado de la región.
También se debería analizar las Personería Jurídica obtenidas por personas o grupos de familias que en cantidad de más de 30 fueron otorgadas bajo la autopercepción mapuche, teniendo en cuenta lo dicho por un criancero de Malargüe que no aceptó lograrla, puesto que nunca sería propietario de las tierras que reclaman porque las mismas, de obtenerlas, pasan a poder de la federación mapuche, que en el caso del sur de Mendoza sería seudo mapuche.
