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La alarmante situación de un comedor de Las Heras que alimenta a personas que tienen trabajo en blanco

Gabriela Carmona fundó el comedor Los Horneritos, en el Algarrobal, en marzo de 2020. Hoy prepara hasta 15 mil platos por mes para los más necesitados. “La situación actual es más dura que hace tres años”, asegura.

La escena se repite tres veces por semana. Al caer la tarde, cientos y cientos de grandes y chicos se agolpan en una fila interminable para recibir un plato de comida. La postal pertenece al barrio El Algarrobal, Las Heras, aunque podría venir de cualquier rincón de la Argentina de la pospandemia, con un 40% de pobres y 5.5 millones de chicos -según cifras oficiales del segundo semestre de 2022- que no alcanzan el umbral necesario de ingresos para satisfacer la canasta básica alimentaria.

“La situación actual es más dura que hace tres años. Lo que pasa ahora es que la gente trabaja, pero no le alcanza. Hoy también le damos de comer a gente que tiene trabajo y uno pensaría que no necesitan venir acá, pero vienen”, dice al portal TN Gabriela Carmona, fundadora del comedor y merendero Los Horneritos, donde todos los lunes, martes y jueves, junto a otros 15 voluntarios, enciende la leña y empieza a llenar ollas enormes con carne, fideos y verduras que se transformarán, un rato después, en más de 1600 porciones.

“Son 1637 -apunta Gabriela de memoria-. Las tenemos contabilizadas porque debemos saber cuánta comida podemos hacer y cuánto nos puede alcanzar”.

"Somos uno de los comedores que más platos sirve en la Argentina", asegura Gabriela. (Foto: gentileza Los Horneritos)
“Somos uno de los comedores que más platos sirve en la Argentina”, asegura Gabriela. (Foto: gentileza Los Horneritos)

La exactitud no es capricho: ya ha pasado que se quedaran sin alimentos. “Fue lo más triste que vi: gente peleándose por una porción de comida”, dice. Y agrega: “No podemos dar de comer todos los días debido a la cantidad de gente, la falta de voluntarios y, más que nada, de insumos”.

El corazón solidario de Los Horneritos comenzó a latir en marzo de 2020, tres días después de que se declarara el aislamiento obligatorio por efecto de la pandemia. Una mañana, su fundadora pidió huesos en las carnicerías de la zona y los transformó en un guiso cocido en dos enormes ollas con papa y zapallo. Un rato después, 30 personas retiraron su porción.

“Casi tres años y medio más tarde me animo a decir que somos uno de los comedores que más comida entrega en la Argentina. Preparamos hasta 15 mil porciones por mes”, dimensiona Gabriela.

En un solo día, para hacer un guiso típico, los voluntarios pueden llegar a utilizar 80 paquetes de porotos, 90 kilos de papa, 45 kilos de zapallo, 30 kilos de cebolla, 30 kilos de zanahoria, 2 kilos de ajo, 60 cubos de caldo, 25 kilos de huesos de cerdo, 10 kilos de cueros de chancho y 3 kilos de sal.

"Tardamos varias semanas en conseguir los alimentos", dice Carmona. (Foto: gentileza Los Horneritos)
“Tardamos varias semanas en conseguir los alimentos”, dice Carmona. (Foto: gentileza Los Horneritos)

En Los Horneritos también se preparan ñoquis, sorrentinos, fideos, pastel de papas y meriendas a base de chocolate caliente y sopaipillas (masa frita típica de Mendoza). En fechas especiales se producen huevos de Pascua y tortas: “Tardamos semanas enteras en conseguir los alimentos. Ahora, por ejemplo, ya estamos planificando las comidas que vamos a servir en 15 días”.

Carmona tiene formación en gastronomía, aunque sus ingresos mensuales provienen de su trabajo como celadora en una escuela. “Los días que venimos al comedor dejamos nuestras ocupaciones. Nos vamos turnando. Son entre 12 y 13 horas de trabajo. Y aunque te parezca mentira, pelar papas te puede llevar varias horas. No tenemos máquinas ni nada. Todo lo hacemos con nuestras manos”, resalta.

Los Horneritos es un proyecto independiente. No recibe ningún tipo de subsidio y subsiste gracias a las donaciones. Por eso, vive al límite entre lo que pueden ofrecer las manos solidarias de quienes lo empujan cada día y un contexto de creciente pobreza, que provoca que cada vez sean más quienes buscan un plato de comida.

“Hubo dirigentes políticos que quisieron hacer campaña acá. Te traen un kilo de azúcar y quieren sacarse 100 fotos. Con el hambre no se juega”, cuestiona, y profundiza: “Un día se armó mucho tumulto de gente y tuvimos que llamar a la Policía. Nosotros solos no podemos y el Gobierno hace oídos sordos. No les pedimos que solucionen el problema, pero por lo menos una pequeña ayuda para calmar el hambre uno o dos días”.

Entre los retratos desoladores que se replican sin pausa, Gabriela se siente conmovida por los lazos de solidaridad tejidos en el comedor: “Es impactante ver cómo se puede hacer tanto con tan poco, y solo con la ayuda de la gente”.

El miedo a un cierre, sin embargo, siempre está al acecho: “Nosotros queremos seguir. Amamos hacer esto, pero no nos alcanzan las donaciones. La realidad es que Los Horneritos va a subsistir en la medida que la gente pueda seguir ayudando”, admite, y concluye: “Los donantes son personas comunes y corrientes. Hay muchos que antes ayudaban y dejaron de hacerlo porque hoy no les alcanza”.

Quienes quieran enviar donaciones a “Los Horneritos” a través de Mercado Pago pueden hacerlo al CVU 0000003100051591830552. Alias: Comedor.Horneritos

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