🪓 En Mendoza, el ataque seudo mapuche continúa

Siguiendo con el tema seudo mapuche en Mendoza, vemos que este grupo “reclama” que la actividad megaminera les afecta “su” territorio en Malargüe; fuera de nuestra frontera la provincia de Neuquén, por medio de su legislatura y solicitado por el Frente de Todos, presenta queja sobre lo aprobado en la legislatura mendocina acerca de que los Mapuche no son originarios de Argentina.

Esos temas obligan a hacer un repaso de nuestra historia la que ubica, en el sur mendocino a etnias locales, las que actualmente se conocen como Puelche y Pehuenche y no muestra indicios de existencia de lugares sagrados o enterratorios de tribus foráneas y menos indicios de haber pertenecido a un territorio que algunos llaman Wall Mapu.

Historiadores y científicos chilenos que han profundizado sobre el tema consideran que Mapuche es originario de Chile y que formaron parte de los Araucanos, los que no se puede dudar que son chilenos absolutamente. Dentro de los escritos importantes que aclaran el tema está lo manifestado por un gran escritor y militar chileno llamado Vicente Carballo y Goyeneche quien realizó un profundo estudio de la Historia y Geografía del Reino de Chile abarcando el período entre 1539 a 1793 recolectando documentación oficial de Archivos de la Capitanía General de Chile en Santiago, Archivos de Mendoza, Buenos Aires, Madrid y Londres también los consultó. Ese trabajo lo realizó desde 1780 a 1796 y durante cuatro años vivió en la región de la araucanía.

En ese estudio menciona al Araucano como originario del Bio Bio y hacia el sur chileno, que su idioma era el Mapudungun, en ningún momento refiere a la palabra Mapuche, pero sí expresa que el término Mapu era usado para definir un territorio desde finales del Siglo XVI, tambien el término Che era utilizado para referirse a la gente desde aquella época, pero siempre en forma separada. En el amplio análisis realizado por Carballo y Goyeneche y describiéndo la región en los años que vivió allí se refiere a que este pueblo estaba dividido en cuatro regiones denominadas Butal Mapu, ubicándolas, una, cerca del Bio Bio, otra en la costa del Pacífico, la más numerosa en la araucanía propiamente dicha y la cuarta en el este ocupando la ladera chilena cordillerana cuya característica principal era que se presentaban siempre conflictivos, belicosos y difíciles de sentarlos en reunión para planificar algo, eran distintos.

Estamos en tiempos cercanos al año 1800 y todos sabemos que hacia el 1805, a pedido de los habitantes del sur mendocino, Pehuenches, entre ellos la Cacica María Josefa Roco se decide construir un fuerte (San Rafael del Diamante) con el objeto de contener los ataques de nativos llegados del sur.

Ya en la segunda década de Siglo XIX comienza el accionar de una banda de forajidos llamada Hermanos Pincheira que accionaba en la zona con contínuos robos de ganado, o lo que fuera, trasladando lo obtenido al otro lado de la cordillera; como ese proceder les resultó positivo reclutaron nativos belicosos del lado chileno y así siguieron con el robo de ganado, secuestro de mujeres y asesinatos a quien se pusiera en su camino; se dice que la cantidad de gente traída a delinquir eran varios cientos y algunos arriesgan cifras de varios miles. La zona donde actuaban era el norte de Neuquén y sur de Mendoza, pero luego la extendieron al sur de San Luis, La Pampa, Río Negro y hasta el centro de la provincia de Buenos Aires, amplio territorio de pillaje de quienes venían del otro lado de la cordillera y que coincide con el pretendido Wall Mapu.

Esos miles de bandoleros fueron enfrentados por los recientemente formados ejércitos de Argentina y Chile en accionar conjunto y se extendió hasta el año 1832 en que fué muerto el penúltimo de los Pincheira, quedando vivo solamente el menor de ellos, a quien se le perdonó la vida siempre y cuando cesara el actuar delictivo, los Mapuche restantes cruzaron la cordillera y algunos se establecieron en forma muy dispersa en el oeste de las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut como familias aisladas.

La situación nos trae al año 1985 cuando el Congreso Nacional aprueba y pone en vigencia la Ley 23.302 (llamada Ley del Aborígen) en un punto importante establece que a quien pertenezca a un pueblo originario le corresponde la posesión de una parcela de terreno que le permita desarrollar su actividad pero, esa ley en estos tiempos modernos y de tanta ambición desmedida de grupos políticos y económicos no les alcanzaban para sus fines, es así que aparece una de las leyes más injustas, a mi entender, que se hayan propuesto en nuestro país, de la mano del Frente de Todos, es la Ley 26.160, del año 2006, la que da beneficios a grupos de habitantes en desmedro de la población en general y quiere aplicar el concepto de “autopercepción” para distribuir territorios, lo que puede afectar el derecho de propiedad, garantía jurídica y derechos personales de la comunidad total, tratando de beneficiar a quienes no tienen arraigo comprobado ni derechos ancestrales.

Pienso que se debería analizar la constitucionalidad o no de la Ley 26.160 por lo aquí observado y teniéndo en cuenta los daños que a provocado y sigue provocando su aplicación y reemplazarla por leyes con más coherencia, como la Ley de Arraigo provincial y darle parcelas a quien quiere trabajarla pero no afectando derechos ya adquiridos y menos si se trata de usurpar algo, lo que siempre es foco de violencia como lo hemos visto en lo que va del Siglo XXI.

A estas pretenciones foráneas sobre el tema debemos agregarle que dentro de la provincia, nos encontramos con muchas personas que se candidatean para cargos ejecutivos y legislativos y provienen del Frente de Todos, denominándose localmente como Peronismo en su versión k o Frente Elejí, que apoyan constantemente lo seudo siguiendo los lineamientos del poder central nacional sin tener en cuenta que el rigor científico y la razón dan cuenta que en el territorio provincial mendocino los Mapuche que existieron llevaron adelante acciones violentas y al margen de la ley y que nuestros crianceros puesteros no derivan de ellos. Lo dice la historia y lo respalda la verdad.