Política

Acerca de la megaminería en Mendoza y los oportunos “espejitos de colores”

Por Emanuel Fugazzotto, Diputado Provincial Partido Verde. Especial para Diario Mendoza Today.

En el relato histórico de cómo se dio el saqueo de Europa a los pueblos originarios americanos, se cuenta que se intercambiaban espejitos de colores por minerales como oro y plata.

Sin dudas “el descubrimiento” europeo de nuestra región marcó el inicio de un camino que hasta hoy parece no podemos salir: Ser proveedores de bienes comunes para abastecer y promover el desarrollo y el bienestar de Europa, y ahora también, de América del Norte.

En el libro Las Venas Abiertas de Latinoamérica, Eduardo Galeano relata cómo la potente Potosí en Bolivia fue desangrada a partir de la explotación y la transferencia de bines comunes por parte de los colonizadores a la Corona y cómo nuestra región ha sido siempre el laboratorio a cielo abierto de quienes hoy son potencia, y sin dudas, nos pusieron un pie encima para condenarnos a lo que ellos mismos catalogan como subdesarrollo.

Ya hoy varios siglos después y con otra realidad no solamente política sino social, nos encontramos con herencias de esas épocas que siguen sangrando y con prácticas de esos tiempos que parecen no claudicar. En América Latina los mapas de degradación y saqueo ambiental coinciden con los mapas de la pobreza. La monarquía ya no existe pero en la República Argentina se legisla y se promueven políticas públicas a favor de aquellos espejitos de colores y esto tiene una clara mirada de sumisión que aún no logramos superar.

En 1993 el Congreso de la Nación sanciona una Ley de Inversiones Mineras que, contando con el apoyo de casi todo el arco político, establecía grandes beneficios a las transnacionales: congelamiento de la carga tributaria por 30 años, deducción del 100 por ciento de la inversión en el impuesto a las Ganancias, exención del pago de los derechos de importación, límite del 3 por ciento para el cobro de regalías provinciales, entre otros, que más de un sector Pyme y del empresariado argentino que genera trabajo genuino y agrega valor a la cadena, le encantaría disponer de ese tipo de medidas.

Al igual que hace cientos de años el destino de los minerales extraídos es prácticamente un concentrado con nulo valor agregado en nuestro país y que sirve para que, a partir de la flexibilidad legal que cuentan las multinacionales, puedan llevarse el mineral para industrializarlo y engrosar las arcas de otros países como ya viene pasando desde la época de Hernán Cortez.

Lo cierto es que al día de la fecha no hay ningún país periférico que con este modelo extractivista y perpetuado históricamente en nuestra región haya logrado un desarrollo socioeconómico con la mega minería. San Juan que es la provincia elegida en nuestro país para el lobby minero, recibe de una de las principales multinacionales que se encuentra allí emplazada 1.7 Dólares cada 100 dólares del mineral que se extrae en una de sus principales minas a cielo abierto.

La Alumbrera tiene autorizado más de 86 millones de litros de agua por día, lo que representa mucho más del consumo total de la provincia de Catamarca en donde se encuentra ubicado este proyecto.

¿Por qué menciono todo esto y hago este repaso histórico? Porque en Mendoza los intentos por avanzar con la mega minería siguen latentes y con voluntades políticas enceguecidas en lograrlo, al punto de violentar la normativa ambiental y obviar cumplir con la misma.

Actualmente se encuentra en la Legislatura Provincial el proyecto Cerro Amarillo y desde nuestro espacio político nos hemos expresado en relación a las graves falencias que presenta

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