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Postergan el traslado dos elefantas del Ecoparque porteño mientras analizan la errática experiencia mendocina

En el Ecoparque porteño miran con atención lo que está ocurriendo en Mendoza, donde dos elefantas se preparan para emprender un largo viaje hacia un santuario del Mato Grosso brasileño, su nuevo destino. El traslado de esos ejemplares destrabará la salida de las dos elefantas que aún quedan en el predio de Palermo hacia el mismo lugar, aunque si se demora la relocalización no sería una mala noticia para la Ciudad.

El año pasado se había confirmado que Kuky y Pupi, las dos elefantas africanas del exzoológico porteño, iban a ser derivadas a Chapada dos Guimarães, a 2700 kilómetros del predio de Buenos Aires, donde se encuentra el Santuario de Elefantes Brasil (SEB), al que fue enviada Mara en mayo de 2020. El primer destino seleccionado había sido el santuario Sanwild Wildlife Trust, en Sudáfrica, pero por las exigencias burocráticas y las complicaciones de logística se cambió de opinión.

Según pudo saber diario LA NACION, más allá que se debe aguardar la salida de Pocha y Guillermina desde Mendoza para respetar el orden de prioridad, en el gobierno porteño descartaron la posibilidad de realizar el traslado de las elefantas de Palermo este año –como habían previsto al confirmarlo– y apuntan a concretarlo en 2022 por cuestiones económicas. Además del entrenamiento específico que deben realizar Kuky y Pupi (por ejemplo, para entrar a las cajas de viaje y soportar una travesía de más de cuatro días por vía terrestre), que suele llevar varios meses, fuentes oficiales informaron que no es viable realizar el gasto extraordinario que implica la logística, al menos en lo que queda de 2021.

Los recortes presupuestarios que se vio obligada a realizar la Ciudad en todas las áreas por los recortes de los fondos provenientes de la Nación impiden la realización de ciertos proyectos previstos el año pasado: el traslado de las elefantas se encuadra en este contexto. Suspensión o postergación de obras y proyectos, revisión de grandes contratos y servicios, mantenimiento mínimo y esencial del espacio público, reducción del gasto público, reducción del gasto de alquiler de oficinas públicas y la incentivación al trabajo remoto fueron parte de las medidas tomadas para equilibrar las finanzas porteñas.

Desde el Ecoparque explican que la relocalización no fue suspendida. Incluso la postergación puede darle más tiempo a las autoridades y los veterinarios, tanto de la Ciudad como del santuario, de poner en condiciones todo lo necesario. El movimiento de animales de un país a otro demanda permisos internacionales, autorizaciones, análisis, estudios médicos y otras diligencias que suelen demorar la concreción de la derivación, aunque la experiencia exitosa del traslado de Mara y la relación entre ambas instituciones facilitarán la tarea.

 

Documentación y travesía

Kuky y Pupi continúan en el Templo Hindú de Elefantes, uno de los edificios patrimoniales del predio, y las personas que visitan el Ecoparque pueden observarlas a la distancia mientras realizan los recorridos por los senderos del lugar. Llegaron juntas al predio el 22 de mayo de 1993 desde el Parque Nacional Kruger (Sudáfrica) al perder a sus madres a causa de la matanza selectiva de elefantes para reducir la presión de sus poblaciones sobre la vegetación del parque.

La salida de las dos elefantas demandará la misma documentación que en el caso de Mara. El año pasado las autoridades del Ecoparque tramitaron el permiso de importación Cites I a Brasil, el permiso de exportación Cites I “Preconvención”, el trámite de exportación y el certificado veterinario internacional para la exportación de elefantes a Brasil. Además, ambas deberán estar en cuarentena varias semanas como parte de las condiciones requeridas en los permisos internacionales de comercio de flora y fauna entre los países involucrados. Representantes del Senasa, en la Argentina, y del Ministério da Agricultura, Pecuária e Abastecimento (MAPA), en Brasil, coordinarán las bases del acuerdo para concretar el traslado.

Más allá de la postergación por cuestiones presupuestarias, la realidad indica que las elefantas porteñas deberán esperar el traslado de Pocha y Guillermina, las elefantas asiáticas, madre e hija, del exzoológico de Mendoza, que están siendo entrenadas para emprender el viaje. Los dos se encuentran encerradas en una fosa rodeada de un muro de piedra hace más de 25 años. Personal del SEB trabaja con ellas desde hace meses para prepararlas para la larga travesía hasta el Mato Grosso.

El viaje de las elefantas mendocinas representa un gran desafío, según Scott Blais, el director del SEB, ya que hasta el momento “el santuario no realizó ningún traslado de una elefanta que no haya tenido ningún contacto social y que no se haya separado un segundo de su madre”, como el caso de Guillermina. Los veterinarios y cuidadores se concentran, por estos días, en que siga los pasos de Pocha, que ya comenzó a adaptarse a la caja.

Las elefantas de Mendoza, que viven en una fosa de piedra, en su primer contacto con la caja de viaje en marzo pasado

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