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Para Kicillof, la invitación de Milei al Pacto de Mayo es “una amenaza o una imposición”

En un discurso que le insumió una hora con cuarenta minutos, el primer mandatario bonaerense sorprendió por la contundencia y lo especialmente dirigido que estuvo el mensaje; casi sin distracciones el gobernador trato de describir lo que significa en su entendimiento el planteo desplegado en todos los frentes por el gobierno nacional.

“Lo que está en peligro es la unidad nacional: así como se propone desintegrar la sociedad promoviendo el egoísmo, también se está poniendo en riesgo la unidad nacional. Presidente: no queremos ser Irlanda, ¡queremos seguir siendo Argentina!” dijo el gobernador bonaerense Axel Kicillof ante una platea privilegiada, sin representantes del gobierno nacional, pero con buena presencia de la dirigencia bonaerense de todos los espacios políticos y gremiales.

Estuvieron presentes, junto al gobernador en el estrado del recinto de la Cámara de Diputados, la vicegobernadora Verónica Magario y el titular de la Cámara el diputado Alejandro Dichiara; en las principales plateas y palco estuvieron integrantes del gabinete provincial; intendentes e intendentas; legisladores; representantes gremiales y de organizaciones sociales.

En un discurso que le insumió una hora con cuarenta minutos, el primer mandatario bonaerense sorprendió por la contundencia y lo especialmente dirigido que estuvo el mensaje; casi sin distracciones el gobernador trato de describir lo que significa en su entendimiento el planteo desplegado en todos los frentes por el gobierno nacional.

Sucedió que, tras los saludos de rigor, el gobernador recordó que en las pasadas elecciones “una mayoría decidió acompañar este rumbo provincial”, pero acto seguido se detuvo y dijo “sin embargo, esa voluntad mayoritaria de transformación y de progreso encuentra hoy un obstáculo principal: ese obstáculo son las políticas que lleva adelante el gobierno nacional, a las cuales considero indispensable dedicar un tramo de este encuentro”.

Porque, recordó que “una parte importante de la sociedad argentina eligió un nuevo presidente, cuyas propuestas no compartimos”, y subrayó que respeta “la expectativa de los argentinos que lo eligieron aspirando a un tiempo mejor; tristemente, esas esperanzas están siendo brutalmente traicionadas”.

No habían trascurridos ni tres minutos del inicio de la alocución y Kicillof aclaró cuál iba a ser el destinatario de sus diatribas, la cuestión, finalmente, le insumió más del 70 por ciento de su discurso.

“Es fundamental transmitir con franqueza a la sociedad que pese a todo el esfuerzo protector que pongamos, el mayor o menor bienestar socioeconómico que experimenten los argentinos será responsabilidad del nuevo gobierno nacional”, dijo en el discurso que fue interrumpido por más de 70 aplausos sostenidos.

Luego en ese sentido puntualizó que “lo que sí queremos garantizar es que jamás buscaremos salvarnos solos, no vamos a ser cómplices del afán desintegrador del presidente”.

La provincia promoverá -continuó- cada vez una mayor cooperación con otros gobiernos provinciales, los gobernadores estamos muy preocupados por el nulo sentido federal que muestra el gobierno nacional y estamos decididos a integrar esfuerzos para actuar como red y como límite al delirio centralista del presidente”.

Y se preguntó: “¿Qué significa poner un límite? Nuestra aspiración es clara: que ponga los pies sobre la realidad y que gobierne con respeto y dentro de la Constitución”.

Acto seguido, Axel Kicillof, tomó un sorbo de agua y miro a los presentes, en la platea de invitados especiales estaban varios legisladores nacionales de UP y nada de oposición, respiró hondo y encaró la definición de su discurso “después de someter al pueblo, a la democracia y al federalismo a una agresión tan inédita como salvaje, ahora se nos lanza una invitación que se parece más a una amenaza o una imposición que a un diálogo”.

Pero no se detuvo allí y prosiguió al sostener que “ofrece exactamente lo que dice rechazar como método de la política: aprueben las leyes y recibirán los recursos que ilegalmente se cortaron”, y al unísono continuó “nuestra respuesta es muy clara: cuenten con nosotros para reuniones de trabajo, para encuentros destinados a solucionar problemas, incluso para debatir”.

Luego llegó el remate que disparó el aplauso mayor de la jornada “pero si se trata de encuentros para fotos y marketing… arranquen nomás si no llegamos…”.

“Que quede claro: estaremos en todos los ámbitos que sean necesarios para seguir reclamando con firmeza algunos puntos concretos con los que todas las fuerzas políticas y los 135 intendentes seguramente coincidirán”, dijo el gobernador Kicillof y acto seguido enumeró su propios siete puntos de acuerdos o reclamos al gobierno nacional.

Se trata de “la inmediata reactivación de las obras públicas frenadas caprichosamente que afectan la vida de los 135 municipios; El respeto al federalismo y la inmediata reposición de los fondos vengativamente birlados a las provincias; La devolución de los fondos del FONID para los salarios docentes y los fondos para las universidades y el transporte; y la urgente distribución de los recursos destinados a los comedores y los medicamentos que se interrumpieron de manera tan insensible como incomprensible.

El punto cinco del pacto de Kicillof, que los 135 intendentes seguramente acompañaran, comprende “La derogación del DNU ilegal, anticonstitucional según todos los especialistas de todas las vertientes y que es el marco para el saqueo de recursos provinciales que se viene realizando”.

El sexto es “el firme rechazo al delirante proyecto de dolarización, que debilitaría la soberanía monetaria, multiplicaría la desigualdad y que favorece únicamente al narcotráfico; y por último el séptimo: “El dragado del Canal Magdalena y la defensa irrestricta de nuestra patria y nuestra historia, con el firme reclamo por la soberanía en Malvinas”.

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