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De una inflación récord a la inestabilidad política: el contexto británico adverso que recibe a Carlos III

El Reino Unido pasa por uno de los momentos económicos y políticos más difíciles de las últimas décadas. Podría no impactar sobre el apoyo al rey. Por Gonzalo Bañez, TN.

Si bien la política y la Corona circulan por dos carriles bien distintos en el Reino Unido, la llegada de Carlos III al trono tras la muerte de su madre Isabel II se da en un contexto adverso en términos políticos, económicos y sociales. Tal vez sea uno de los peores en las últimas décadas.

Los analistas adelantan que es difícil que esta situación impacte sobre la imagen del nuevo rey. La monarquía es la única institución británica que sigue teniendo un amplio respaldo. Índices que posiblemente vayan en aumento durante estas semanas de luto y bienvenida a Carlos III. Distinto es lo que pasa en Downing Street 10, la residencia oficial del primer ministro.

Liz Truss no sólo tendrá que navegar por un mar de nuevas políticas e integrantes del gabinete, sino que también tendrá que aprender a relacionarse con el monarca debutante en el Palacio de Buckingham. Después de 70 años, no es para nada menor pensar en que los dos líderes son nuevos en sus cargos. El deafío de la “nueva Margaret Thatcher” no será sencillo.

La primera urgencia que tiene la premier es la de bajar la incesante inflación. Para eso anunció, el mismo día de la muerte de Elizabeth, un inédito paquete de medidas que incluye el congelamiento de tarifas por dos años. También tendrá que dominar la interna del Partido Conservador y lidiar con la posición firme que ella misma adoptó en política exterior contra Vladimir Putin por la guerra en Ucrania.

 

Malestar social en aumento

Uno de los hechos más relevantes que vivió el Reino Unido en los últimos meses fue el creciente mal humor social, producto de la inflación récord sin control, el aumento de las tarifas energéticas y la falta de respuesta para atenuar el impacto sobre el salario real, según consideran muchos trabajadores.

“Va a tener que pelear contra los sindicatos que son los que más están pidiendo”, le explicó a TN desde Londres el analista internacional Dan Ozarow, para luego agregar que se mantendrán “las amenazas de paro y huelgas de los trabajadores mientras se mantenga este contexto”. Hace referencia directa a los múltiples paros que en las últimas semanas dejaron vacías las principales estaciones de subtes y aeropuertos.

Por su parte, el analista Tomás Listrani explicó que “los británicos están atravesando lo que le llaman la ‘crisis del costo de vida’”. Si bien esta situación no es exclusiva del Reino Unido, en diálogo con TN también detalla que “para un país que apostaba a una especie de renacimiento con el Brexit, hoy 2 de cada 3 británicos opinan que están en su peor momento económico y eso les genera un cambio de expectativa muy fuerte”.

Tal vez para evitar que este malestar social no se extienda sobre la Corona, Carlos III ya dejó entrever que buscará tener una cercanía con la población. Las caminatas entre las miles de personas que lo esperaban a las puertas del Palacio de Buckingham son una clara señal. Se espera una monarquía nueva y renovada.

 

Inflación e histórico aumento de las tarifas

El alma mater de este fastidio social son la inflación récord del Reino Unido y los aumentos de las tarifas eléctricas sin precedentes. En julio los índices de precios subieron 10,1% interanual, la cifra más alta desde 1982. Mientras que hasta la semana pasada se esperaba que para fin de año algunos hogares tuvieran una tarifa hasta 200% mayor a la que tenían.

Para frenar esta bola de nieve, el jueves de la semana pasada la propia Liz Truss anunció el congelamiento de los precios del gas y la electricidad por dos años. La flamante primera ministra detalló que ningún hogar pagará más de 2.500 libras al año y que destinará unos 40.000 millones para garantizar liquidez de las empresas energéticas.

A este complejo panorama económico se le suma el fuerte desplome de la libra esterlina. En la jornada del miércoles cayó a su nivel más bajo desde 1985 frente al dólar, empujada por los temores de recesión en el Reino Unido. La moneda estadounidense empieza a ser un refugio seguro también para los habitantes de las islas.

 

Clase política en crisis con turbulencias internas

Hay un dato que no pasa desapercibido entre la política británica. Tanto Theresa May como Boris Johnson, los dos últimos premieres del Reino Unido, tuvieron que renunciar después de una “rebelión” interna de sus propios funcionarios. Si bien Truss fue elegida por sus propios correligionarios del Partido Conservador, tendrá que orden el espacio para no encontrarse con ninguna sorpresa.

“Está armando el partido y será muy importante observar el personal técnico que designa, porque de allí salieron los verdugos de sus antecesores”, puntualizó el analista internacional Tomás Listrani. Por su parte, Dan Ozarow también agregó que a este desafío se le suma “la baja legitimidad que tiene ante los británicos, porque sólo el 0,2% de la población votó por ella”. Esto responde al sistema de gobierno británico.

Este último punto se relaciona íntimamente con las elecciones generales de 2024. Hoy el Partido Conservador tiene mayoría en el parlamento y, por ende, la potestad de elegir internamente quién es su líder y primer ministro del Reino Unido. Los tories empezaron a ver un desgaste de Johnson meses atrás y por eso buscaron correrlo de su cargo.

La apuesta de Truss apunta directamente a ganar las elecciones. “Su experiencia como técnica se puede leer como una apuesta de los conservadores para llegar a buen puerto en 2024″, aporta Listrani. Por tal motivo, la nueva primera ministra tendrá la premisa de mantener un partido ordenado internamente, controlar el malestar social y transitar de la mejor manera posible estos dos años hasta que los británicos vayan a las urnas.

 

Una política externa dura y sin grandes cambios con Malvinas

A pesar de alguna “sugerencia” que pueda darle en las audencias de los martes, el rey no se involucra directamente en la política exterior británica. Si a eso se le suma que Liz Truss ocupó el ministerio de Relaciones Exteriores durante el gobierno de Boris Johnson, no se esperan nuevos rumbos en torno a la política exterior. En esta cartera Truss mostró un fuerte acercamiento del Reino Unido a las potencias occidentales, a la OTAN y una rígida oposición a Vladimir Putin.

En este contexto, es difícil esperar que allá un cambio en la postura británica frente al reclamo de la Argentina por las Islas Malvinas. Consultados por TN, así lo manifestaron por lo bajo desde Cancillería argentina. El Gobierno nacional mantendrá los contactos formales y diplomáticos como viene sucediendo.

También se reiterarán los pedidos que se llevaron este año al Comité de Descolonización de la ONU al cumplirse 40 años de la guerra. Allí el canciller Santiago Cafiero reclamó que el Reino Unido reanude las negociaciones bilaterales para encontrar una solución pacífica a la disputa por soberanía, que el Reino Unido no considera como tal. Y no lo seguirá considerando durante el mandato de Liz Truss.

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