Mario García

La mendocina Fernández Sagasti, la ruptura K por el acuerdo con el FMI y, ¿de qué se ríen?

¿Por qué los senadores camporistas no dieron a conocer el mismo texto antes de la votación?

Finalmente, el proyecto que autoriza al Ejecutivo nacional a firmar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la refinanciación de la deuda contraída en 2018 fue convertido en ley con el voto positivo de la mayor parte del oficialismo y de la bancada opositora.

Tras casi diez horas de sesión, la Cámara alta avaló el entendimiento con el FMI para el refinanciamiento de la deuda de más de 44 mil millones de dólares, por 56 votos contra 13 y tres abstenciones.

En la mayoría de los 40 discursos escuchados durante la sesión especial, desde los dos principales espacios políticos, el Frente de Todos (FdT) y Juntos por el Cambio (JxC) coincidieron en la necesidad de priorizar el hecho de que Argentina firme el acuerdo con el FMI para no caer en default.

Sin embargo, no todos estuvieron de acuerdo en ello: los senadores  por La Cámpora, al igual que en la Cámara de Diputados votaron en contra. Con un adicional: no pronunciaron palabra en el recinto del Senado.

Es curioso, porque ¿no tenían argumentos acaso para defender su postura? ¿O acaso temían que los silbaran o insultaran? Ciertamente, hubiera sido interesante escuchar los porqué de su negativa, que luego sí pudo verse en un documento que difundió la mendocina Anabel Fernández Sagasti en sus redes sociales.

Allí explicaron: “Esta artificial encrucijada a las que nos pretenden someter, de aceptarse, se transformaría en la derrota no solo del pueblo, que sufrirá las consecuencias de este pacto, sino que, además, se transformaría en la dolorosa derrota de la política, verdadera y vital herramienta que desde nuestras bancas pero fundamentalmente como militantes, no estamos dispuestos a aceptar”.

¿Por qué no dieron a conocer el mismo texto antes de la votación? Tal vez incluso hubieran conseguido alguna adhesión inesperada por parte de algún senador distraído. La jugada fue rara, e incluso los legisladores de La Cámpora jugaron con el misterio hasta último momento. Como si se hubiera discutido un tema trivial.

Está más que clara la mano de Cristina Kirchner detrás de la movida, con una aliada incondicional: Fernández Sagasti, quien suele ser una de las pocas con acceso a su despacho. “La presencia de Anabel en el Senado ofició igual que Máximo (Kirchner) en Diputados”, dijo a Diario Mendoza Today una fuente parlamentaria. Poniendo en igualdad de condiciones al hijo de Cristina y a la senadora mendocina.

No se critica la postura del cristinismo, ojo. Porque incluso es probable que tengan razón. Lo que se cuestiona son los modos. Siempre al borde de la ruptura.

¿Qué hubiera ocurrido si se imponía la postura de Cristina y los suyos? ¿Se hubiera caído en default? ¿Se estaría mejor o peor? El tema es muy delicado, y amerita un análisis muy profundo. Sobre todo porque quedan casi dos años de gobierno y está claro que la fractura dentro del oficialismo complicará la votación de otras leyes.

La Argentina no pasa por su mejor momento ni mucho menos, sino todo lo contrario. Por eso, cuando uno ve la foto que ilustra esta nota, que refleja los festejos del camporismo al final de la sesión, no puede dejar de preguntarse: ¿De qué se ríen?

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