Christian SanzPortada

🫢 La decisión de De Marchi, puterío en Las Heras, y los impunes testaferros de Evo Morales en Guaymallén

Además: Los temores de La Cámpora, los secretos de Larreta y Bullrich, y el inevitable quiebre del Frente de Todos.

Para saber cómo se desarrolla la interna de Cambia Mendoza, solo hay que observar con atención el rostro de sus principales contendientes. Omar De Marchi se deja ver relajado y despreocupado, a diferencia de Alfredo Cornejo, que se muestra tenso y desencajado.

El referente del PRO juega al misterio, pero tiene claro que romperá finalmente: “Un 95% seguro que voy a competir por fuera”, les dice a sus íntimos, con su habitual aplomo.

La ecuación es simple: si se presenta a las PASO contra Cornejo, pierde. Si va por fuera, gana. Ello explica las preocupaciones que ostentan los radicales menducos.

De Marchi se toma su tiempo, se la pasa en Buenos Aires y, dos veces por semana, recala en la provincia, a efectos de reunirse en secreto con puntuales referentes de otros espacios. Impensados.

Habla con todos, más allá de los posibles acuerdos a futuro. Nadie queda afuera de aquellas tertulias, ni siquiera el Partido Verde. Ni tampoco los libertarios. Ramiro Marra es el nexo de aquel espacio.

De Marchi escucha a todos, y a todos les dice lo mismo: que quiere cambiar la matriz de decadencia mendocina. Apostando al crecimiento económico, el empleo y, sobre todo, la industria del conocimiento. “Es lo que viene”, les dice.

A pesar de lo que muchos creen, casi no hay críticas a Cornejo en esos encuentros. En el fondo lo valora, porque considera que arrancó con un buen gobierno comparado con lo que dejaron los peronistas.

Sin embargo, cree que fue tomando los vicios del kirchnerismo, a través de la cooptación de la Justicia, la Corte y los principales resortes del poder mendocino. En su diatriba no se salvan siquiera los medios de comunicación, los cuales, dicho sea de paso, lo han “operado” esta misma semana, asegurando que Horacio Rodríguez Larreta “bajaría” su postulación a la gobernación mendocina.

Entretanto, Cambia Mendoza empezó a fracturarse. Jorge Difonso fue el primero en animarse, pero es el “leading case” de lo que vendrá. Será para alquilar balcones. Y no faltarán acusaciones de un lado y del otro. Graves, por cierto.

En otro orden de cosas, persiste el quilombo en Las Heras. Todos contra todos, operándose entre sí. Cada uno tratando de ser el único en quedar en pie para competir por la anhelada intendencia. Más por negocios que por otra cosa.

Ya se dijo ad infinitum: el terruño lasherino es tierra siempre fértil para el choreo, merced a los personajes de siempre, que subyacen en las sombras.

Quien corre con ventaja es la secretaria de Gobierno, Janina Ortiz, a la sazón pareja de Daniel Orozco, quien le facilita holgados recursos. El intendente, entretanto, busca no aparecer en la contienda. O aparecer lo menos posible. 

Por su parte, la mujer se apresta a tapizar todo el departamento con unos modestos carteles que rezan “+Gestion Orozco”, con una foto de ella y todo.

Antes de lograr su cometido, deberá lidiar con una serie de señalamientos que se vienen haciendo en su contra, muchos de los cuales ha publicado Diario Mendoza Today. Refieren a su inadecuada forma de manejar la cosa pública, sobre todo en lo atinente a los recursos humanos, que acusan severo maltrato.

A ello se suma un nuevo escándalo, por el otorgamiento que le hizo Orozco de más de medio millón de pesos para que viaje a Chile a un encuentro de fútbol junto a otros funcionarios. El Decreto es el Nº 187 y está fechado el pasado 27 de enero.

La situación se potencia por el contraste del recorte de recursos a casi todas las áreas de la comuna: Turismo, Deportes, Cultura, etc. La furia contra Janina crece exponencialmente y aparecen fuertes cuestionamientos dentro de la propia UCR.

Dentro del espacio aseguran que la mujer se afilió recién hace tres años al radicalismo y denuncian algo gravísimo: aseguran que no posee título de enfermera, profesión que aparece en su currículum.

Lejos de aquellas tribulaciones, Janina organiza su propio “Operativo clamor”, a efectos de movilizar a sus fans para la apertura de la Sesión Legislativa de Las Heras. Dicen las malas lenguas que será a través de la utilización de fondos públicos. 

Imposible saberlo, pero es probable que así sea. Es que, detrás de algunos de los runrunes contra Ortíz aparecen las figuras de Diego Dumit y Alfredo “Fredy” Vila, quienes operan para que Francisco “Pancho” Lopresti logre ser el intendente de las Heras y ellos seguir currando con sus rentables -y poco transparentes- negocios. El hijo de Orozco abreva en esas “empresas”.

Fuera de ello, en la rosca lasherina se colará un tópico que dará qué hablar: este lunes se presentará un pedido de destitución contra  Mauricio Ginestar, hoy secretario del Concejo Deliberante y acusado de “ñoqui”.

Según pudo saber Diario Mendoza Today, los peronistas que están en contra de la gestión de Orozco van a dar apoyo para que no lo destituyan.

Hay un factor que no es menor: Julio Cobos, que es el suegro de Ginestar. presiente la movida y jura que, si ello ocurre, irá contra Orozco y Janina.

En otro orden de cosas, una pequeña digresión: una reputada familia gastronómica de Mendoza, con un apellido histórico, se muestra preocupada por los desatinos de uno de sus integrantes, hoy CEO de la célebre firma.

El joven vive descontrolado, bajo los efectos del alcohol y las drogas. Hace un desmedido dispendio de dinero por las noches, incluso ofreciendo pastillas de éxtasis a ocasionales acompañantes. Nótese que no se trata de una picardía, sino de un delito penal, tipificado en la ley 23.737.

Finalmente, persisten los curros de “Bolivianos Unidos”, una organización casi desconocida que oculta un entramado de narcotráfico y trata de personas, que abreva en el siempre fertil departamento de Guaymallén.

Julio Guaigua es la cabeza visible de aquella entidad, protegida por la consul de Bolivia en Mendoza, Cinthya Marcela Vicente, novia a su vez de uno de los dueños de la constructora Idandi, perteneciente a dos hermanos de apellido Paco, presuntos testaferros de Evo Morales.

La cónsul Vicente sabe viajar a Bolivia todas las semanas trayendo consigo cientos de miles de dólares de procedencia desconocida. Este diario posee evidencia concluyente al respecto que fue ofrecida a la Justicia, sin que fiscal o juez alguno se interesara al respecto.

La protección es enorme, por lo visto, y lleva a preguntarse: ¿Quién y por qué protege a esta gente? Más aún: ¿Por qué “Bolivianos Unidos” posee un programa en Radio Nacional? ¿Quién lo banca?

No hay respuestas, porque a nadie le interesa responder nada. Nunca. Más allá de este caso concreto. Ello permite que los hechos de corrupción crezcan y florezcan en Mendoza como hongos, sin que a nadie se le mueva un pelo.

Los que roban son siempre los mismos, todos lo saben, pero nadie dice nada. Ni siquiera los medios de comunicación, tan prestos para recibir la jugosa pauta oficial y nada avispados para aportar su cuota de periodismo.

Este diario ha revelado hechos de corrupción documentados en casi todos los departamentos de Mendoza. Incluso los que pautan en sus virtuales páginas. Y nada ocurre finalmente.

Jueces y fiscales se han excusado ante este periodista por no avanzar contra la corrupción, asegurando que “Mendoza es como un pueblo, todos nos conocemos, no se puede hacer nada”. 

Es vergonzoso, pero es real: funcionarios judiciales que responden a la mafia. Medios que operan para la política. Intendentes que son dominados por empresarios mediáticos. Y así sucesivamente. 

Sin ir más lejos, Emir Felix es casi un empleado de Daniel Vila, de quien suele recibir órdenes concretas y debe ejecutarlas al pie de la letra.

Dicho sea de paso, ¿quién se animará a arrojar la primera piedra y reconocer que la empresa que remodela el aeropuerto de San Rafael es del mismísimo intendente, a través de eficaces testaferros?

Como colofón, uno quisiera arrojar la última piedra, sin esconder la mano: está bueno lo que plantean los diversos candidatos a la gobernación, acerca del empleo, la producción y la mar en coche. 

Pero el gran problema de Mendoza es el que acaba de describirse. Y nadie, ni un solo candidato, está dispuesto a ir contra ello. Esa es la pura verdad. Lo demás, es sarasa.

 

El quiebre definitivo del Frente de Todos

A fines de 1998, cuando Carlos Menem promediaba lo que sería el fin de sus 10 años de gobierno, el peronismo empezó a resquebrajarse en el Congreso Nacional.

Muchos de los diputados y senadores que respondían al riojano armaron “sub bloques” y muchos de ellos comenzaron a alinearse con Eduardo Duhalde, quien aparecía como su seguro sucesor.

De fondo, se disputaba una pelea sorda que involucraba a la mismísma Corte Suprema de Justicia, ya que Menem deseaba postularse para un tercer mandato, que según él se lo permitía la reforma del año 1994, siempre y cuando se tomara su segundo período de gobierno como si fuera el “primero” tras la modificación de la carta magna.

Finalmente, tras una pelea que no llegó a nada, ni Menem ni Duhalde obraron el milagro: Fernando De la Rúa les “primereó” el sillón de Rivadavia, el cual debió abandonar dos años después gracias a una implacable suma de factores: su mala gestión y un golpe palaciego que le hizo el PJ junto al alfonsinismo y el moyanismo. Duhalde insuflaba esas llamas, no casualmente.

La evocación de esos días es pertinente toda vez que el kirchnerismo nació al calor de aquellos idus de 2001, donde la sociedad pedía “que se vayan todos”. De no haber existido puntuales “corralitos”, y “corralones”, y muertes por doquier, es probable que Néstor Kirchner jamás hubiera “mojado” como presidente de la Nación. Ni tampoco su esposa, ni ahora Alberto Fernández. 

Y el ciclo se cierra finalmente, como suele suceder, dos décadas después de iniciado, un 25 de mayo de 2003. Sin retorno posible.

Los signos están a la vista, todos ellos. Principalmente uno: la defección de los propios. Es lo que ocurrió esta misma semana, cuando el interbloque del Frente de Todos en el Senado de la Nación sufrió el quiebre por parte de 4 legisladores que sabían responder a Cristina.

Se trata de Guillermo Snopek (Jujuy), Edgardo Kueider (Entre Ríos), Carlos Espínola (Corrientes) y María Eugenia Catalfamo (San Luis), que ahora conformaron el Bloque Unidad Federal.

Ciertamente, son las primeras manifestaciones de lo que promete expandirse a niveles hiperbólicos. Habrá nuevas estampidas en el corto plazo y, en el mediano plazo, llegará la típica frase de los abandónicos: “Yo nunca fui kirchnerista”. 

Una suerte de remake de lo que ocurría en aquellas jornadas de 1999/2000 cuando, como se dijo, muchos abandonaban el barco: “Yo nunca fui menemista”, gritaban a coro los mismos que meses antes se sacaban sonrientes fotos con el riojano. Ya lo decía Borges: “Los peronistas no son buenos ni malos, son incorregibles”.

Entretanto, La Cámpora desespera porque Cristina se niega a postularse para ser presidenta nuevamente. No solo es el indefectible fin de los millonarios curros en el Estado para todos ellos, sino el comienzo de las investigaciones judiciales sobre lo que han robado en estos años.

¿Cuántos camporistas pueden justificar los millonarios patrimonios que ostentan, que han crecido de manera exponencial merced al choreo liso y llano, mientras la sociedad se empobrecía?

Ello explica el mentado “operativo clamor”. Pero Cristina no se presentará, porque sabe que perdería por paliza. Y no quiere que ese sea justamente el último recuerdo que la ciudadanía tenga de ella. “La derrota jamás”, suele decir la vicepresidenta.

Medita, sí, acerca de la chance de ser nuevamente candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires. Ahí tiene una victoria asegurada. Pero solo le regalará cobijo e impunidad a ella misma, nada más. Los demás tendrán que rebuscarselas por sí mismos.

En la vereda de enfrente ocurre algo similar: hay quienes le piden a Mauricio Macri que vuelva a presentarse como candidato a presidente. Son unos pocos leales, a los que el otrora mandatario escucha con profusa atención.

Pero no está seguro de hacerlo. Sabe que se granjeará el odio de las principales figuras de su propio espacio, como Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta, quienes ya le vienen marcando la cancha. Por las dudas.

No les perdona tamaña impertinencia, ni a uno ni a otro. Por eso, juega con ambos. Un día coquetea con el alcalde porteño; al siguiente, se deja ver con la titular del PRO; al tercero, visita a María Eugenia Vidal en su bunker de campaña. Perversidad sin límites.

A su vez, entre Bullrich y Larreta crecen las fisuras. Una apuesta a la grieta, el otro al diálogo. Pero hay mucho más que eso. Negocios millonarios que vinculan al jefe de gobierno con puntuales referentes K. Bullrich lo sabe, pero aún no lo dirá. Es la carta que se guarda en la manga, que involucra al malogrado ministro “en suspenso” Marcelo D’Alessandro. 

Por su parte, Larreta esconde otro comodín: refiere a la compra millonaria de lanchas a Israel cuando Bullrich era ministra de Seguridad. Es la punta de un interminable ovillo, en realidad.

El escándalo es mayúsculo e involucra al ex montonero Mario Montoto, hoy dueño del portal Infobae y, a la sazón, gestor de negocios de diversa índole con el gobierno israelí. “Si se revisaran las compras que se hicieron a Israel en los últimos 15 años, caen varios, de varios partidos políticos”, dijo en su momento a Diario Mendoza Today un ministro que abandonó al kirchnerismo en medio de una trama de sobreprecios.

Todo ha logrado ser tapado hasta el día de hoy por la gravitante figura del mencionado Montoto, cuyas trapisondas son protegidas mediáticamente desde hace décadas.

Es otro tipo suertudo, más aún que Sergio Massa, cuyo patrimonio no resiste el mínimo análisis. El crecimiento de su fortuna es aún más brutal que la del matrimonio Kirchner. Sin embargo, nadie jamás lo ha investigado, ni lo hará.

Ya se ha dicho en este mismo espacio: lo protegen sus vínculos con el círculo rojo, con la embajada de EEUU y con los medios, principalmente los de los incombustibles Daniel Vila y José Luis Manzano.

Ello ha permitido que jamás salgan a la luz sus probados vínculos con grupos narcos, el vaciamiento de Trenes Argentinos, el choreo de su esposa en AySA, las trapisondas de su testaferro Daniel Guerra, y tantas otras cuestiones. Solo contadas -y denunciadas en la Justicia- por quien escribe estas líneas.

No obstante, no hay mal que dure cien años y, más temprano que tarde, Massa tendrá que dar las explicaciones del caso. Al igual que tantos otros que han vaciado las arcas de Estado.

No falta tanto, a no desesperar…

Artículos Relacionados