Al igual que Mendoza, Salta trabaja en la utilización de mosquitos rojos para combatir el dengue

En octubre, Mendoza ya comenzó con los estudios para su implementación en toda la provincia. Ahora, Salta analiza un proyecto similar.

A poco de que arranque la temporada de verano, las autoridades comienzan a analizar la mejor manera de hacer frente a lo que proyectan será un nuevo brote de dengue. En este contexto, la provincia de Salta trabaja en la utilización de la técnica de insecto estéril, también conocida como mosquitos rojos, para poder frenar el avance de la enfermedad.

El proyecto está en manos de investigadores del CONICET UNSa y de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). Al igual que la iniciativa que se puso en marcha en Mendoza en octubre de este año, esta técnica consiste en capturar mosquitos autóctonos, irradiarlos y esterilizarlos para luego liberarlos en lugares específicos. Este proceso se llevaría a cabo en Ezeiza.

Para esto se elegirán mosquitos machos que no pican. Así, al copular con las hembras silvestres, que son las que transmiten el virus del dengue, no dejarían descendencia y el ciclo natural se interrumpiría.

De acuerdo con la información a la que pudo acceder el medio local El Tribuno, el biólogo del CONICET José Gil y a Mariana Malter Terada brindaron precisiones sobre el proyecto ayer ante el Senado provincial. Gil precisó que esta idea surgió hace un año y encuentra fundamento en investigaciones realizadas con anterioridad en los departamentos de Orán San Martín. Según planteó, el proyecto consta de dos etapas: la captura de los mosquitos en dos barrios seleccionados y, por otro lado, la liberación de los insectos ya estériles. Esta última podría ponerse en práctica el año que viene.

La primera provincia en avanzar hacia la implementación de esta estrategia de control biológico fue Mendoza, puesto que se liberaron mosquitos rojos en un barrio de la ciudad de Guaymallén, como un primer ensayo de liberación de mosquitos. En total liberaron 10 mil mosquitos estériles de Aedes aegypti, marcados con pigmento para facilitar su identificación.

Este primer paso, desarrollado en coordinación con el Ministerio de Salud y varias áreas de la Municipalidad de Guaymallén, busca analizar el comportamiento de estos insectos en un entorno real, según detallaron fuentes del ISCAMEN en diálogo con Infobae.

Los ensayos se inscriben dentro de una investigación orientada a comprobar si la técnica del insecto estéril puede contribuir a reducir las poblaciones de mosquitos de este tipo. Esta estrategia fue utilizada previamente por el organismo para el control de la mosca del Mediterráneo —una plaga que perjudica la producción frutihortícola—.

El origen de la técnica del insecto estéril se remonta a la década de 1940, cuando fue desarrollada en el Centro de Investigaciones Entomológicas del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Esta metodología, actualmente promovida por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), ha sido aplicada en diversas iniciativas de control de plagas, como parte de los esfuerzos globales para reducir poblaciones de insectos que afectan tanto la salud pública como la producción agrícola.

Cómo funciona la técnica de los mosquitos rojos

En el ISCAMEN explicaron que los mosquitos machos estériles liberados no representan peligro alguno para las personas, ya que estos no pican ni tienen la capacidad de establecerse en el ecosistema, lo que evita cualquier alteración del equilibrio ambiental. Para esto, antes de su liberación, estos insectos fueron evaluados exhaustivamente en el laboratorio.

La técnica del insecto estéril comienza con una selección en la fase de pupa del Aedes aegypti: se separan los machos y se eliminan las hembras. A continuación, los machos se esterilizan y se les aplica un pigmento fluorescente para diferenciarlos de los machos silvestres en la zona de liberación. Una vez listos, los machos estériles se liberan de manera continua y se monitorean mediante trampas de adultos y ovitrampas, lo que permite evaluar la efectividad de la técnica.

En consecuencia, los huevos resultantes del apareamiento no logran desarrollarse en larvas. El objetivo final es reducir progresivamente la población de mosquitos en las áreas tratadas, dado que las hembras necesitan alimentarse de sangre para completar su ciclo reproductivo y en ese proceso pueden transmitir enfermedades si están infectadas.

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