Mercedes Llano sobre la decisión de la UNCuyo: “Es una flagrante violación a la libertad de opinión”
La diputada nacional de LLA criticó la decisión de la Universidad Nacional de Cuyo de declararla "persona no grata" por apoyar el veto al presupuesto universitario.
Este viernes, la mendocina Mercedes Llano sostuvo que gran parte de la universidad ha sido ideologizada y partidizada políticamente, y afirmó que estas prácticas tienden “a la mediocridad, al facilismo y a la reducción de la exigencia”. “La agitación ha provenido del kirchnerismo, avalada por el radicalismo”, observó en el programa Modo Fontevecchia.
¿Qué se siente ser docente y egresada de la Universidad Nacional de Cuyo y votar en contra de los intereses de esa universidad?
En primer lugar, cabe aclarar que provengo del Partido Demócrata, partido de centenario que fue el promotor de la Universidad Nacional de Cuyo. La universidad fue pensada para hacer culto del conocimiento científico y del saber, apuntando a la excelencia y al servicio de los jóvenes mendocinos.
Lamentablemente, el modelo se ha tergiversado y se ha perdido el prestigio, ganado por nuestra universidad, a manos del populismo. Sería una insensatez generalizar porque no es el caso de todas las facultades, pero se ha dado lugar a la ideologización, a la partidización y a la captura de algunas facciones políticas por parte de la universidad.
En mi currículum falto decir que fui legisladora por la provincia de Mendoza, y en muchas de mis alocuciones hice referencia a mi preocupación por la tendencia a la partidización y la captura política de algunas facultades. La partidización se expresa en la existencia de concursos armados, por ejemplo. Te puedo dar un listado de graduados y especializados en el exterior que quedan fuera del sistema porque los concursos ya están direccionados.
Hay funcionarios que desembarcan en la universidad a través de designaciones directas o fragmentación de cátedras. Esto es muy propio de sistemas donde impera la discrecionalidad y hay mucho direccionamiento. En nuestra facultad, han destruido la cátedra periódica, que es bandera de quienes gobiernan la universidad, que es el radicalismo.
Hoy impera una paritaria que permite, a través de concursos especiales, pases a planta. Cabe remarcar que yo, pudiendo presentarme, no lo hice porque estoy en contra de esa práctica y a favor de la periodicidad.
Puedo seguir enumerando este conjunto de prácticas que dan cuenta de la amplísima discrecionalidad, que se dan en un marco de donde se ha tendido a la mediocridad, al facilismo y a la reducción de la exigencia, que opera en desmedro de la excelencia.
En algunos casos, por este desembarco de funcionarios sin procesos de selección correspondiente, personas sin idoneidad terminan ocupando esos puestos. Hay facultades que funcionan muy bien, pero en algunos casos, no le estamos ofreciendo a los estudiantes los mejores profesores que podrían dar clases en la provincia de Mendoza. Básicamente, es una estafa para los estudiantes. Desde mi lugar, estoy dando la lucha contra esos procesos de ideologización y partidización.
La declaración de persona no grata da cuenta de que no se cumple con los principios básicos de la ley de Educación Superior, que es el de pluralismo y pensamiento crítico, según el artículo 33, y con los ejes de la reforma universitaria, que tanto dicen defender y tienen que ver con la libertad de pensamiento. Es una flagrante violación a la libertad de opinión que se le reconoce a los legisladores en el ejercicio de sus funciones.
Cabe aclarar que ahora niegan esta supuesta declaración. Las autoridades se han comunicado conmigo y, aparentemente, ahora no existe, pero sí existe porque la han votado. Lo de los estudiantes roza lo delictivo, porque de esta manera estarían coaccionando a los legisladores a votar según lo que dispone la universidad.
Lo mismo está sucediendo en la UBA, donde hay legisladores que parecen no representar a su territorio, sino a las universidades. Estos son mecanismos fascistas de representación corporativa, un retraso absoluto y un acto de autoritarismo violento que es absolutamente vergonzoso.
Tengo una red de estudiantes, periodistas y académicos que se han solidarizado y están avergonzados por este acto absolutamente autoritario que ahora dicen que no existe. Esperemos que la universidad se pronuncie formalmente para desmentir este hecho, si es que no existiera, y que pida disculpas.
¿Es conducente colocar ese tema en la discusión que había sobre el presupuesto universitario? Cuando habla de defectos en gerontocracia para mantener el poder, ¿se refiere a sectores del radicalismo o del peronismo?
La universidad es gobernada por el radicalismo pero entiendo que la agitación ha provenido del kirchnerismo, avalada por el radicalismo, de quienes somos opositores.
A la hora de tratar el proyecto, analizamos su génesis y surgió sobre la base de establecer mecanismo de actualización de los gastos de funcionamiento. En la madrugada, en un pacto entre el radicalismo y el kirchnerismo, incorporaron demagógicamente la propuesta inviable financieramente de la recomposición salarial, sin prever los recursos correspondientes. Convirtieron al Congreso en un ámbito de discusión partidaria, cuando ese no es el lugar, y en todo caso, es un debate que debe darse en el marco del tratamiento del presupuesto 2025.
Entiendo que esta es una grandísima oportunidad para discutir el modelo de universidad que queremos, y desde nuestro bloque, ya hemos presentado proyectos sobre esto. Se ha degenerado ese modelo de autonomía y autarquía universitaria, que preveía mecanismos de rendición de cuentas y criterios objetivos ligados a la exigencia.
Ese modelo fue pensado con posterioridad a la reforma constitucional, a través de la aprobación de la ley de Educación Superior. A merced a la partidización y la apropiación por parte de los partidos políticos de las universidades, fue degenerándose hasta devenir en un modelo de autonomía corporativa que buscaba disfrazar la discrecionalidad para gestionar.
Se puede hacer un análisis del proceso de modificación legal, sobre todo con la ley del 2015 donde se suprimieron estos criterios de distribución y se hicieron más laxos los procesos de transparencia. Se disputan dos modelos: ese que quería combatir una élite, el de la reforma del 18 y buscaba una universidad autónoma, frente a un modelo de universidad partidizada, al servicio de cúpulas del poder que no hacen que aporte educación de altísima excelencia y que esté abierta al mundo.
Mientras que en el 18 se combatía esta élite que se había configurado, hoy estamos frente a grupos que utilizan y explotan parte de las facultades para consolidar sus élites partidarias. Esa es la gran discusión, y esta crisis es una gran oportunidad para discutir qué tipo de universidad queremos.