Congreso Nacional: un ente autárquico desbocado (y la “defección” de los legisladores por Mendoza)

Por Enrique Mario Barrera, especial para Diario Mendoza Today.

Uno de los tres poderes del Estado que supo ser honorable pero que en este siglo su desprestigio se ha profundizado; no se puede negar porque las encuestas y el predominio de comportamientos de numerosos de sus integrantes dejan mucho que desear.

Es notable la pérdida de calidad de trabajo que se realiza en esa institución y eso se ve durante el tratamiento de cualquier proyecto de ley, tanto en comisiones como en el recinto y tanto en Diputados como en Senadores. El fanatismo político partidario se apoderó de todo lo que allí se trata y los que deben defender los intereses de cada provincia y de los habitantes se muestran dóciles y serviles del poder unitario de cada partido tanto oficialismos como oposición a nivel nacional.

Al ser un ente autárquico se crea un “microclima” en esa institución que muchas veces les hace perder la noción de la realidad que vive la sociedad; por un lado tenemos el delicado momento económico que domina a los habitantes de la nación y por otro lado vemos el mundo de “privilegio” en que se mueven quienes ocupan un lugar en el Congreso, desde la vice presidencia y hasta el empleado que hace la tarea más simple en su estructura laboral.

Dietas y haberes desproporcionados y fuera de la realidad de un país arrasado económicamente, pasajes aéreos en cantidades sobre estimadas, asesores super numerarios, gastos en medios electrónicos y de toda índole y todo para qué?… para poner sus voluntades al servicio del fanatismo partidario descuidando la defensa de los intereses de las provincias de donde surgen.

Estamos en los tiempos cibernéticos más avanzados que ha tenido la humanidad y es hora que el uso de esa tecnología se comience a imponer en el mundo legislativo obligando a sesionar de la forma que el Siglo XXI requiere, es decir, que cada legislador lo haga en forma remota y desde su lugar dentro de la provincia que lo eligió; de esa manera sus decisiones parlamentarias estarán más conectadas con el terreno que debe defender, deberían responder a sus votantes sobre la cantidad y calidad de “asesores” a consultar, evitando “las pymes parlamentarias actuales” que devoran los recursos nacionales con personajes que la ciudadanía generalmente no conoce.

Sus citas en el Congreso deberían ser limitadas a reuniones de ocasiones especiales como las de asunción de autoridades, apertura de sesiones o jornadas institucionales relevantes.

Hay que descentralizar el funcionamiento legislativo nacional porque ello derivará en mayor calidad en las futuras normas y una defensa de los intereses provinciales acordes a los tiempos modernos, evitando de ese modo, que un legislador diga que defiende a Mendoza y cuando cruza el Desaguadero repta hacia el pie del poder central partidario pasando a defender intereses mezquinos y olvidándose de lo que necesita la provincia.

El “ambiente” en que se mueve la política en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires está viciado de intereses sectoriales que afectan la vida social de la población argentina en general y uno de los caminos para depurar el ambiente es la descentralización parlamentaria que más que nunca necesita nuestra nación.

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