El Senado de Mendoza le compró vinos al hermano de la directora de Relaciones Institucionales… con sobreprecio

Siguen los gastos discrecionales en la cámara alta. Ahora el curro involucra a los hermanos Lilloy.

El Senado mendocino suele jactarse de ser uno de los menos onerosos del país. Lo hace en general para defenderse de las publicaciones de Diario Mendoza Today, que expone las discrecionalidades del caso.

Algo de cierto hay en ello, mérito de Laura Montero, que hizo un brutal ajuste a partir de 2015. Pero hoy en día ello empieza a revertirse, producto de gastos y nombramientos onerosos que sólo sirven para pagar favores políticos. 

Por caso, hay cerca de 100 ñoquis trabajando en la cámara alta mendocina, todo un dato que refuta cualquier pretensión de ahorro.

No obstante, no es el único gasto que debería escandalizar. Hay gastos y compras que se hacen a través de Protocolo que ostentan irregularidades y ostensibles sobreprecios. Una de ellas aparece en la Nota de Requerimiento 0000064853, del 8 de mayo de este año.

Allí, Sergio Alejandro Scifo, director de Habilitación, Compras y Suministros, le pide a Pablo Priore, secretario Administrativo del mismo cuerpo, autorización para comprar 55 botellas de vino de 750 ml reserva Malbec marca/tipo Trumpeter, a un costo de 650 mil pesos. Ello para ser “destinado a evento solicitado por autoridad superior”, sin mayor explicación.

Lo primero a observar es el costo de cada botella: unos 11.818 pesos, cuando en Mercado Libre se consiguen por entre 7 mil y 8 mil pesos la unidad. Sin mencionar que el pedido ocurrió en mayo pasado, sin la inflación acumulada hasta ahora.

Lo segundo a destacar es que en todo el expediente jamás aparece remito alguno, con lo cual siquiera puede saberse si realmente se entregaron las botellas en cuestión.

Luego, llega lo más escandaloso: la compra fue realizada a José Ignacio Lilloy, hermano de la directora de Relaciones Institucionales y Capacitación del Senado… Emiliana Lilloy.

Como se dijo, lo aquí revelado aparece en un expediente administrativo de ese cuerpo, con los documentos probatorios. Podría parecer algo menor por los montos en juego, pero no lo es.

Es un botón de muestra de lo que está ocurriendo ahora mismo en la Legislatura, donde el dinero de los contribuyentes se utiliza para gastos superfluos, que no parecen carecer de los oportunos retornos.

Dicho sea de paso, hay que prestar especial atención al área de Protocolo, porque ofrece la posibilidad de “apurar” las licitaciones y ello siempre es funcional a la corrupción. Y algo más: la Cámara de Diputados está en igual condición, o peor.

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