Los desaguisados en la Dirección de Transporte son botón de muestra de la corrupción mendocina

Todo es una gran putrefacción, donde la pus sale por doquier.

La corrupción en Mendoza persiste, sin prisa pero sin pausa. Es como una infección generalizada: donde se aprieta, sale pus. En demasía. Casi no hay departamento donde no haya desaguisados políticos.

Como botón de muestra siempre aparece Guaymallén, donde el choreo es imparable. Basta observar lo que ocurre en la Dirección de Obras Privadas de la comuna gobernada por Marcos Calvente. La corrupción refiere a los inspectores de obras.

¿A nadie le llama la atención que las multas que estos hacen son escasas y puntuales? ¿Acaso nadie sabe que hay una “pyme” que gestiona “por afuera” la eliminación de las sanciones? Ello explica la impunidad de firmas como Idandi, que avanza sin cesar en construcciones clandestinas.

A nivel provincial, hay otra Dirección para observar: se trata de Transporte, donde hay todo un negocio con las licencias de taxis y remises. En la actualidad, por caso, hay cerca de 300 “chapas” que tienen el permiso revocado, pero siguen funcionando.

¿Qué pueden decir al respecto Jimena Latorre, otrora titular de Transporte, y Laura Moles, actual directora de Jurídica y Fiscalización de aquella cartera? ¿Qué onda con APROTAM, los principales beneficiados por este pícaro sistema?

Según pudo saber Diario Mendoza Today, hay varios expedientes que prueban la corrupción, todos ellos explosivos y escandalosos. Muchos intentaron ser quemados, literalmente, pero han sobrevivido a las llamas.

La historia no es nueva, viene de allá lejos y hace tiempo. Desde los días de Francisco “Paco” Perez. Entonces se apretaba a los permisionarios que tenían una sola chapa y los obligaban a venderlas so pretexto de multarlos.

Los beneficiarios eran los mismos de siempre: los tránsfugas que manejan el monopolio de los taxis en la provincia: Di Cesare, Cario, La Motta, Sanz, Nieto, Fragapane y tantos otros bribones que “tapizan los autos” con la piel de los choferes.

Son viejos conocidos del sistema, intocables todos ellos. Y siempre beneficiados por el perverso sistema que persiste hasta el día de hoy. Es un tópico que todos conocen, pero que nadie se anima a mencionar.

Como suele decir quien escribe estas líneas, en Mendoza todo se barre bajo la alfombra. Como si los problemas desaparecieran solo por dejar de mencionarlos.

El ejemplo más cabal es el de Julio Camsen, cuyas trapisondas todos conocen desde hace décadas, pero que sólo se animó a revelar este diario. La nota en cuestión generó presunto estupor, que se reflejó en los llamados a esta redacción. Empresarios y políticos. Políticos y empresarios. Sorprendidos. Vaya hipocresía… y descaro.

Dicho sea de paso, pocos saben que este lunes se motorizó un fuerte operativo de la Policía Federal y la Policía de Mendoza en la puerta del hotel Huentala, del malogrado Camsen. Habrá novedades.

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