Elecciones en Venezuela: Maduro y el mito de los dictadores buenos
Por Alberto Galeano, por Agencia Nuevas Palabras.
Venezuela, un país acusado de crímenes contra la humanidad, cayó esta medianoche en uno de los abismos más oscuros de su historia luego de que Nicolás Maduro se adjudicara el triunfo en las elecciones presidenciales, en medio de denuncias de fraude por parte de la oposición.
En cambio, la victoria del presidente venezolano fue saludada por China y Rusia, dos de sus principales aliados, y por los expresidente de Bolivia, Evo Morales, y de Ecuador, Rafael Correa, dos representantes de la izquierda latinoamericana.
Sin embargo, la líder opositora María Corina Machado dijo que el triunfo del ex diplomático Edmundo González Urrutia fue arrasador en todo el país, por una diferencia del 70% al 30% de Maduro, cuando se llevaban controladas el 40% de las actas electorales.
Pero después, en medio de un clima enrarecido, González Urrutia denunció que no fueron entregadas la mayoría de las certificaciones, y en la madrugada los chavistas proclamaron a Maduro reelecto por tercera vez.
A medianoche, mientras los partidarios del líder del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) recorrían las calles de Caracas, con armas y en moto, el Consejo Nacional Electoral (CNE) declaró ganador al presidente venezolano por 51.2% contra el 44.2%.
Recién en ese momento algunos ingenuos de la política empezaron a creer que era cierto de que Maduro iba a ganar la elección “por las buenas o por las malas”, como había dicho antes de que se realizaran los comicios.
Maduro gobierna Venezuela desde la muerte de su mentor Hugo Chávez, ocurrida el 5 de marzo de 2013, con la cooperación militar y de inteligencia de Cuba.
Antes de que se realizaran los comicios, prometió entregar el poder si González Urrutia resultaba ganador, ya que durante el proceso electoral había sido inhibida de participar la líder Corina Machado. Y además existían muchas dudas sobre las transparencias de la elección.
Brasil, otro aliado crítico del chavismo, dijo que espera los datos necesarios para comentar la elección, según afirmó Celso Amorin, asesor especial del gobierno brasileño del presidente Luiz Inacio Lula da Silva.
Sin embargo el presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, opinó que los resultados difundidos por el CNE “son difíciles de creer”, mientras su colega colombiano, Gustavo Petro pidió el conteo total de los votos.
En el pasado Boric mantuvo varias diferencias políticas con Maduro. Y hace cuatro días el líder chileno coincidió con Lula respecto a que no se puede amenazar con lanzar “baños de sangre” en medio de una elección.
En este contexto, el gobierno chavista anuló la invitación para que el ex presidente argentino Alberto Fernández observara las elecciones de Venezuela, luego de que éste pidiera que Maduro entregara el poder si eventualmente perdía el 28 de julio.
Al igual que el fallecido líder cubano Fidel Castro, Maduro no es un hombre que crea en el modo de vida occidental. Pero Chávez ganó cuatro elecciones presidenciales, entre 1998 y 2012, con al menos diez puntos de ventaja sobre su más cercano oponente, verificadas por el Centro Carter.
Incluso, en una oportunidad, el ex presidente estadounidense Jimmy Carter dijo que el sistema electoral venezolano “es el mejor del mundo”. Pero el 21 de diciembre de 2021, durante el segundo gobierno de Maduro, dicha organización publicó un informe en el que sostenía que en las elecciones regionales de aquel año “no se habían cumplido los estándares básicos”.
De todos modos, si hubo fraude el 28 de julio, no sería la primera triquiñuela que comete el gobierno de Maduro con respecto a la democracia, pese a su pose de hombre del pueblo, tal como aparece en algunos videos, comiendo una comida típica o bailando en las calles de Caracas.
¿Es ingenuo pensar que existen los autócratas buenos? Estamos hablando de Venezuela, del país de las desapariciones forzadas y de las ejecuciones extrajudiciales, denunciadas en julio de 2019 por la ex presidenta chilena Michelle Bachelet, ex alta comisionada de la ONU, rechazado por el gobierno chavista.
En el fondo todos son dictadores, sean de izquierda o de derecha, y su principal objetivo es perpetuarse en el poder, ya sea durante veinticinco o cien años. Por eso, y a pesar de los festejos chavistas, la líder Corina Machado sigue insistiendo en que González Urrutia es el ganador de los comicios.