💥 Mendoza a punto de implosionar frente a la complicidad de periodistas, jueces, fiscales y opositores
La provincia es una verdadera podredumbre. Y nadie parece dispuesto a hacer algo por revertir lo que sucede. Estamos al horno.
Mendoza es un quilombo de aquellos. Pero para los grandes medios vivimos en Disney. Todo está a punto de explotar, por todos lados. Pero nada de ello aparece en las virtuales páginas de los ostentosos portales locales.
El vaciamiento de la provincia no es responsabilidad de uno o dos gobiernos, sino de la mayoría de aquellos que gobernaron Mendoza durante los últimos 20 años. Radicales, peronistas y de los otros.
Y ello fue posible gracias a la complicidad de muchos: la mayoría de los periodistas, jueces, fiscales, la Fiscalía de Estado, el Tribunal de Cuentas y, el mayor responsable, la Auditoría de Ética Pública, a cargo de Gabriel Balsells Miró. Es quien más debería observar la conducta de los funcionarios y solo se dedica a “hacer la plancha”.
Hay excepciones, desde ya, pero son contadas con los dedos de una mano. Colegas “mínimos” que, con valentía, desnudan tramas de corrupción que omiten los “grandes” periodistas de la provincia. También hay fiscales se juegan la vida, pero no son más de dos o tres.
Todos los demás miran para otro lado, permitiendo que la decadencia avance como un cáncer que terminará de implosionar la provincia más temprano que tarde.
El más claro ejemplo es lo que ocurre en el Piedemonte, donde el descontrol se exterioriza a través la construcción de barrios y más barrios sin los permisos pertinentes. Y sin los controles de marras.
Porque hay sociedades subterráneas entre corruptos políticos y cuestionados empresarios. Que se han puesto de acuerdo para hacer más laxas las normas que buscan controlar las normas del Medio Ambiente y cuidar el Piedemonte. Ahora mismo, todo es un “viva la pepa”. Que terminará de la peor manera.
Porque no hay recursos que permitan sostener el avance de tantas construcciones, algunas de ellas clandestinas. Por lo pronto, esos barrios carecen de agua. Y todo lo demás
Pero a nadie le importa, porque nadie está mirando el mediano y largo plazo, sino el cómodo “cortoplacismo”, que permite llenar los bolsillos de los mismos de siempre.
Pero el colapso está a la vuelta de la esquina. Mendoza está a nada de estallar. Y a nadie parece interesarle. Mejor barrer la mugre bajo la alfombra y mirar para otro lado.
Es lo mismo que sucede en el seno del Consejo de la Magistratura, escándalo en el cual nadie parece querer abrevar. Y será una catástrofe que dejará enormes daños colaterales.
Avanza allí el siempre pragmático Marcelo D’Agostino, quien está por “colocar” a su propio alfil, el incombustible Sebastián Soneira.
La inesperada caída de la página web del propio Consejo en las últimas horas, motoriza las peores sospechas. ¿Es cierto que ello fue adrede, para ocultar que ya se le tomó examen al cuestionado Soneira?
Más aún: ¿Es verdad que el pliego de este último será enviado el próximo lunes al Senado por parte de Rodolfo Suarez?
Mientras crecen las suspicacias, la oposición aparece desdibujada. ¿Adónde están los siempre inquietos peronistas? ¿Y los referentes de La Unión Mendocina? ¿Y el Partido Verde? ¿Acaso la Izquierda dirá algo al respecto?
Algo huele mal en Mendoza. Y parece olor a podredumbre. Y es peor de lo que muchos creen.