El fútbol mostró otra vez algo que Mendoza ocultaba… o no resuelve
Por Oscar Miguele, desde la redacción de Diario Mendoza Today.
Independiente Rivadavia derrotó por 1 a 0 a Gimnasia y Esgrima La Plata en el reinicio del torneo denominado Liga Profesional de fútbol de Argentina. El gol lo hizo Lautaro Ríos a los 37 minutos del primer tiempo. De esta manera los entrenados por Martin Cicotello aprobaron el primer examen cuyo objetivo radica en salvar la categoría.
Pero, otra vez, los descerebrados aparecieron en escena, y obligaron a la momentánea suspensión del encuentro. Afortunadamente y luego de la habitual “negociación”, y ante el cantico de “Que se vayan todos proveniente de la platea, los desacatados depusieron su berrinche.
Todo comenzó cuando menos de 10 jóvenes se colgaron del alambrado y cuatro de ellos saltaron al campo de juego, más precisamente detrás del arco Sur del añoso reducto leproso. La forzada interrupción del match se registró pasados los siete minutos de la etapa complementaria y demoró la brega por al menos 12 minutos.
Anoche se desprendió una perlita más que se soltó del inmenso collar degradante de la corrupción, a lo que agregaríamos como un síntoma de una enfermedad social que parece incurable. Sabido es que esa gargantilla a la que metafóricamente hacemos referencia, administra sus desprendimientos los que a veces son fatales. Hablamos claramente de muertes.
Recordemos que años atrás a metros del ingreso al estadio Bautista Gargantini se produjo un asesinato, y que las reyertas o luchas por el poder de la barra brava son interminables ya que datan de años.
Es claro que el puñadito de pobres pibes mal alimentados a puro hidrato de carbono (proteína muy pocas), marihuana y vaya a saber que porquería de rezago en el amplio mundo de las drogas incorporan a sus maltrechos cuerpos, se da como resultante conductas agresivas y sin el uso de la razón. Son soldaditos autómatas que por un puñado de droga o dinero van al frente descerebradamente.
Indudablemente el fútbol al menos en nuestro país y tardíamente como todo en Mendoza, permanentemente da muestras de violencia hasta ahora incontrolable.
Además, lo que solo debería ser un deporte, con la cuota de esparcimiento o sitio afectivo de encuentro común para alentar una divisa, se convierte rápidamente o inesperadamente en un hecho sociológico que exhibe a las claras, los usos y costumbres del poder que representa lo que está mal.
Lo cierto, real y concreto, es que a los capos de los clubes su mano de obra barata se les está a punto de retobar del todo. Por ahora son muestras gratis, pero ¿cuál será la próxima señal de inconformismo? ¿Habrá nuevos cadáveres o se arreglará con dinero y beneficios?
Mientras tanto vos ciudadano hincha de tu equipo, a medida que pasan los lamentables acontecimientos, vas sumando argumentos que justifiquen el pago del abono del deporte de tus amores, para sustituirte o privarte de gritar un gol en el escenario de los hechos.
Se abre un interrogante que muy pocos quieren plantearse: ¿Perderemos hasta la felicidad del fútbol y perderemos otra batalla cultural?