Una foto en Tucumán y nada más que eso: Cornejo, el Pacto de Mayo y las necesidades de Mendoza
Todo muy lindo, pero ¿qué onda con los problemas que atraviesa la provincia?
En las últimas horas, se conoció una de las fotos más imponentes de la política argenta, que en unos años será parte de los manuales de historia vernáculos. Es la postal del Pacto de Mayo, que retrató al presidente Javier Milei junto a 18 gobernadores del país.
Uno de los recaló allí fue el siempre versátil Alfredo Cornejo, quien aprovechó para fundirse en un abrazo con el libertario presidente de la Nación.
Hubo en aquel gesto algún rasgo de obsecuencia, acaso a efectos de conseguir alguna retribución a futuro. Nadie sabe de qué tenor. No sólo el mandatario mendocino, ojo, sino también los demás gobernadores. Ninguno da puntada sin hilo.
Porque, hay que decirlo, si bien la rúbrica de aquella papeleta en terruño tucumano ostenta alguna relevancia, lo más importante pasa por otro lado. ¿Cómo ayudará el bendito pacto a mejorar las finanzas y la malograda economía del país?
Se insiste: es un gran gesto que la política logre acordar en algunos puntos básicos, aún cuando la mayoría de ellos ya están garantizados por la Constitución Nacional. Pero el país necesita algo más que ello.
Aún Milei no logra mostrar resultados concretos, salvo en lo que refiere a la inflación. Los demás indicadores económicos siguen en picada y todo indica que seguirán empeorando a futuro. Entretanto, el presidente sigue pelotudeando con sus viajes por el mundo, recibiendo premios de dudosa reputación.
Ello inquieta a propios y ajenos, sobre todo a los gobernadores, los que firmaron el pacto y los que no lo hicieron. ¿Cómo harán para sacar del derrotero en el cual se encuentran a las provincias que gobiernan?
La actividad económica se va jibarizando y ello repercute en tópicos como el desempleo, la baja de la recaudación y la merma de la producción. El país se encamina a una preocupante parálisis.
En dicho marco, aparecen repercusiones inesperadas de la crisis, que recuerdan los peores días post 2001. Uno de ellos refiere a la impresión de cuasimonedas por parte de La Rioja. Medida que miran de reojo otras provincias.
¿Mendoza es una de ellas? Para nada. Reputados funcionarios del gobierno local juran que no está en sus planes, en lo más mínimo. Sí les preocupa lo que ocurre con la economía provincial y las finanzas locales, esmirriadas por la caída en picada en la recolección de impuestos.
Es una cuestión de pura lógica: quien no tiene trabajo, no puede pagar gravamen alguno. Apenas sí puede preocuparse en hacerse con algo de comer para alimentar a su familia.
Ante ese crudo panorama, al Ejecutivo mendocino poco y nada se le ocurre, salvo apostar por la minería, un escenario que aún parece lejano en lo que refiere a la creación de empleo concreto y real. Luego, nada de nada.
No es la primera vez que Mendoza sufre un derrotero semejante, sólo que en el pasado contaba con puntuales herramientas para enfrentarlo. Discrecionales Aportes del Tesoro Nacional y otras similares. Pero ya no Milei lo dijo claro: “No hay plata”.
Por eso, aunque es bien cierto que el Pacto de Mayo representa un gran gesto patriótico, no sirve para resolver los problemas del ciudadano de a pie. Ni por asomo.