Las cuatro patas de la inseguridad (y el dilema de la mesa inclinada)
Una problemática que atañe a Mendoza y otras provincias. La solución no es tan complicada. Solo hay que ponerle onda.
La problemática de la inseguridad posee, cual si fuera una mesa, cuatro patas; y al igual que la mesa, si de las cuatro patas le quitamos una, y equilibramos las otras tres, la mesa sigue sirviendo. Con la inseguridad pasa lo mismo. En Mendoza y el país en general. Veamos.
El problema de la inseguridad no es sólo uno, existe una coyuntura donde encontramos varias fallas o fisuras, que son: el poder político, la policía, el sistema penitenciario y la situación social.
En primer lugar, el poder político, ya sea el Legislativo el Judicial y el Ejecutivo tiene una gran parte de responsabilidad. Un claro ejemplo de ello es que hoy todos se lavan las manos y se culpan mutuamente. Los legisladores no toman el problema en serio, los jueces no aplican las leyes como corresponden, y el Ejecutivo nacional hace oídos sordos —y como si todo esto fuera poco “baja línea” a los jueces y al Congreso—, además de dedicarse a instalar la despenalización de las drogas, en lugar de ocuparse en lo que es la mayor preocupación de la ciudadanía.
La segunda pata del problema son las fuerzas policiales, que tienen varias deficiencias, como la cantidad de efectivos necesarios, una capacitación acorde a las circunstancias, el equipamiento adecuado y, fundamentalmente, el desprestigio que llevan sobre sus espaldas.
Otro punto no menos importante es el sistema carcelario, donde —salvo en los penales federales— los reclusos no tienen la posibilidad de contar con la posibilidad de reeducarse y reinsertarse en la sociedad.
Por ultimo, la situación social, que es la más amplia y compleja. Es muy difícil que en una sociedad donde nadie se ocupa de nada, los jóvenes no caigan en el mundo de la droga, principal puerta de ingreso a la delincuencia.
Como dijimos al principio, la problemática de la inseguridad tiene cuatro patas, y al igual que una mesa, si le falta una y encontramos un equilibrio entre las otras tres, se puede sostener, pero si faltan dos, es imposible evitar que la mesa se caiga.
Lamentablemente, el problema de la delincuencia en la Argentina, tiene las cuatro patas quebradas, por eso es imposible que se tenga en pie, pero si de las cuatro patas, tres sirvieran, podríamos ver una luz al final del túnel.
Deberíamos comenzar por hacer que el poder político se ponga de una buena vez los pantalones largos y haga respetar el sistema jurídico, que hoy se encuentra colapsado por múltiples razones, aunque las podríamos resumir en dos: la falta de infraestructura y la total ausencia de políticas de Estado.
Luego, mejorar tanto los cuerpos policiales y carcelarios, y por ultimo —no porque sea menos importante, sino todo lo contrario, es el mas complejo y a largo plazo— ir dándole a la sociedad, especialmente a los jóvenes, la posibilidad de acceder a un trabajo digno, estudio, y que vean que tienen un futuro.
Lamentablemente, no se escucha a ningún responsable hablar de estos temas; por eso, creo que vamos a seguir con la inseguridad durante mucho tiempo.