Golpe fallido, autogolpe, montaje o qué: los datos y las dudas en Bolivia el día después
Las interpretaciones sobre la asonada sofocada difieren. Siguen las acusaciones cruzadas entre Luis Arce y Evo Morales. Por Tuffí Aré Vásquez, desde Santa Cruz de la Sierra, Bolivia.
Un nuevo Alto Mando Militar, dos excomandantes de las Fuerzas Armadas encarcelados, el anuncio de posibles detenciones de más militares y civiles, una gran confusión ciudadana y la profundización de una larga crisis política y del feroz encono entre Luis Arce Catacora, Evo Morales y dirigentes de las oposiciones, marcan el día después de la zozobra por la toma del Palacio Quemado con tanquetas y armas.
Bolivia pasó velozmente del desconcierto y la condena unánime a la asonada militar, liderada por el general Juan José Zúñiga, a un intenso debate político de dos relatos que chocan, a solo 15 meses de las próximas elecciones presidenciales.
Por un lado, la versión del Gobierno asegura haber sofocado en menos de cuatro horas y con éxito un intento de golpe militar. Por otro lado, el relato de los seguidores de Evo Morales y de sectores opositores define lo ocurrido como “un autogolpe”, “un show político”, “una aventura”, “una parodia”, “una pantomima” o “un montaje” de Luis Arce Catacora, acordado con el general Zúñiga y sus adeptos, para victimizar al Presidente y levantar su popularidad, en un momento crítico por las protestas de diversos sectores sociales debido a la falta de dólares en la economía y las filas en surtidores para conseguir combustibles.
Las primeras horas posteriores a la crisis más complicada de los tres años y casi ocho meses de la gestión de Arce Catacora han sido dominadas por una seguidilla de intervenciones de diversos ministros en los medios televisivos para reforzar la tesis del golpe de Estado, por un paro y bloqueos en la ciudad de El Alto para “defender la democracia”, por vigilias en la Plaza Murillo a favor del Gobierno y por anuncios de movilizaciones de organizaciones sociales afines al Presidente.
En el otro lado, los seguidores del mayor opositor a Arce, que es el expresidente Evo Morales, pasó del rechazo de la asonada militar a una fuerte ofensiva contra el Gobierno, que es acusado ahora de patrocinar “un autogolpe”. Parlamentarios de la llamada “ala evista” del MAS y dirigentes de movimientos sociales afines a Evo Morales aseguraron que el levantamiento militar de Zúñiga “fue un show mediático armado” para desviar la atención de la mala gestión económica de Arce, victimizar al mandatario y afectar a Evo Morales.
El gobernador encarcelado, Luis Fernando Camacho, también se ha referido a la hipótesis del golpe como “un fraude”. Otros opositores como el expresidente Jorge Quiroga definió como “una vergüenza de Bolivia a nivel internacional” lo ocurrido el miércoles. El excandidato presidencial Samuel Doria Medina se ha sumado al planteamiento de parlamentarios opositores de una investigación para determinar si hubo un “golpe” o un “autogolpe”.
La teoría del “autogolpe” se vio impulsada por las explosivas declaraciones del general Juan José Zúñiga en el momento de su rápida detención en presencia del viceministro de Régimen Interior, el general de la Policía, Jhonny Aguilera. “El domingo me reuní con el Presidente en el colegio La Salle y me pidió hacer algo para levantar su popularidad. Me autorizó sacar tanquetas”, relató Zúñiga.
Tres semanas y el arrebato militar
Para reforzar la teoría del intento de golpe militar, el ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, que calificó de “delincuente” al general Zúñiga en el momento de su exhibición a los medios, aseguró que la insurrección armada tuvo tres semanas de preparación y ya el Presidente había alertado hace días de un posible acortamiento de su mandato.
Por su parte, el ministro de Defensa relató el posible motivo del enojo de los militares aprehendidos. “Lo convocamos al general Zúñiga el martes por una declaración que hizo a un medio de comunicación con la que el Gobierno no estaba de acuerdo. Le comunicamos que lo íbamos a relevar junto a otros comandantes. El se disculpó y dijo que iba a aceptar cualquier decisión. El miércoles me encontraba definiendo los nombres del nuevo Alto Mando Militar y me notificaron del movimiento armado que se había gestado en Challapata, a la cabeza de Zúñiga”, relató el ministro.
La incomodidad del Gobierno con el ahora detenido ex comandante del Ejército surgió por sus polémicas declaraciones sobre Evo Morales, en las que dejó sentado que no dejaría que el expresidente vuelva a ejercer el cargo de gobernante ni que se postule en las elecciones de 2025 por estar inhabilitado. La afirmación de Zúñiga disparó el reclamo del “evismo”, ya que los militares están prohibidos de deliberar y hacer política. También el Grupo de Puebla se sumó a la protesta.
Golpista y amigo de Arce
El polémico general Juan José Zúñiga, que se expone a una sentencia de 20 años de cárcel por los delitos de alzamiento armado y terrorismo, es señalado de ser un hombre muy cercano y de confianza del presidente Arce. “Era su amigo personal. Jugaban básquetbol en el mismo equipo. Era uno de los peores alumnos, el 48 de su promoción del Colegio Militar. Ha tenido muchos problemas como comandante y cometió abusos como dar de baja a cinco generales. Tiene denuncias de corrupción. No tuvo méritos para su ascenso y su puesto de comandante. Esto explica lo ocurrido”, coincidieron el analista Omar Durán y el exministro Javier Zabaleta.
La radio Kawsachum Coca, cercana a Evo Morales, publicó una fotografía en la que se ve a Zúñiga junto a Arce en dos equipos para un partido de básquetbol. El expresidente Morales acusó varias veces al excomandante de tener un plan para matarlo y sacarlo de la competencia electoral con Luis Arce. Lo sindicó de integrar una especie de sindicato militar llamado “los pajpachos”, que se dedica a la inteligencia y el espionaje.
El coronel retirado de las FFAA, Jorge Santistevan, calificó a Zúñiga de ser un principiante y de encabezar un levantamiento sin consentimiento de las Fuerzas Armadas, con táctica improvisada y discurso vacío. “Esto fue una aventura, no un golpe”, afirmó el analista Omar Durán.
Durante la toma militar, el excomandante del Ejército expuso discursos contradictorios, ya que inicialmente se pronunció a favor de defender la democracia amenazada por Evo Morales, luego anunció un cambio de gabinete de Arce y terminó con el planteamiento de liberación del gobernador Luis Fernando Camacho y la expresidenta Jeanine Añez, además del señalamiento a Arce Catacora como promotor del movimiento de tropas.
Algunos analistas han llamado la atención sobre ciertas circunstancias del alzamiento como el cara a cara del Presidente con el militar sublevado, que se negó a obedecer, y su rápido repliegue al simple llamado del nuevo Alto Mando Militar. “Parece que todos los episodios se hicieron de manera programada, escenificada y acordada”, cuestionó el analista Manfredo Bravo.
Un capítulo más de la crisis
“Este ha sido un capítulo más de una crisis que seguirá. Hay una desinstitucionalización del país y de la democracia”, opinó el analista Gustavo Pedraza.
Para el ex vocero del presidente, Jorge Richtter, lo ocurrido obedece a la pugna por la reelección entre Luis Arce y Evo Morales. “Estoy alarmado por lo ocurrido. He llamado al expresidente Evo Morales y la Ministra de la Presidencia. A Morales le dije que priorice la defensa de la democracia y no la reelección. Lo mismo le digo al Presidente. Debe dejar de hablar por las redes y hablar con la gente”, dijo.
Alcaldes como Manfred Reyes Villa, que podría ser candidato a Presidente en 2025, opinó que lo ocurrido se ha dado por la prematura electoralización del país y llamó a que los partidos políticos acudan el 10 de julio a una cumbre convocada por el Tribunal Electoral para dar certidumbre al país sobre las futuras votaciones.
Otros analistas atribuyen a la división de Evo Morales y Luis Arce la causa central de la ingobernabilidad y la crisis política que ha paralizado sobre todo al Parlamento boliviano, en plena incertidumbre ciudadana por la agudización de problemas económicos.