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Cómo afecta el consumo problemático a los jóvenes mendocinos y cuál es la droga con mayor presencia

Marta Hintuchi, directora del Plan Provincial de Adicciones, comentó que la edad promedio de iniciación respecto al consumo de sustancias ilegales se produce entre los 14 y 15 años.

El consumo problemático es un problema de larga data en todo el territorio mundial, sin embargo, la llegada de la cuarentena como consecuencia de la pandemia del Covid-19 no hizo otra cosa que agravar la problemática y, en tal sentido, las estadística exponen un crecimiento exponencial en el mundo, hecho del que no se aísla Argentina y mucho menos Mendoza.

En ese marco, el medio Universidad entrevistó a Marta Hintuchi, directora del Plan Provincial de Adicciones; Sergio Saracco, presidente en Asociación Toxicológica Argentina; y Luciano Ledesma, médico experto en toxicología e integrante de los Centros Preventivos y Asistenciales de Mendoza.

Los profesionales hicieron referencia a, entre otras cosas, la edad de iniciación en el consumo, los estupefacientes más consumidos, y políticas de prevención, como así también la droga que más se ha expandido y cómo este flagelo afecta la vida tanto en lo social como en lo económico.

Edad de iniciación

Marta Hintuchi, directora del Plan Provincial de Adicciones, comentó que la edad promedio de iniciación respecto al consumo de sustancias ilegales se produce entre los 14 y 15 años, según las estadísticas oficiales que manejan desde la provincia. Sin embargo, el dato de la percepción es que la edad de inicio del consumo problemático continúa bajando para ubicarse entre los 12 y 13 años, dato que preocupa cada vez más a las autoridades tanto nacionales como de Mendoza.

Lo mismo aseguró Aldo Sergio Saracco, presidente en Asociación Toxicológica Argentina. Detalló que la tendencia sobre el comienzo de la ingesta de sustancias psicoactivas ha registrado un marcado descenso en los últimos años. Según explicó, en base a los datos de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar), los y las jóvenes comienzan a ingerir este tipo de sustancias “a partir de los 12 años”, según datos correspondientes a este 2023.

Estas sustancias, al ser psicoactivas tienen un impacto directo sobre el sistema nervioso central, el cual está en pleno desarrollo hasta los 20 años de edad. Exponerse a estas sustancias tiene un “impacto crítico en el neurodesarrollo, lo que deriva en el fracaso a nivel educativo y laboral a nivel a futuro”, explicó el especialista.

Por su parte, el médico toxicólogo Luciano Ledesma aseguró que es muy complicado determinar una edad exacta, debido a la falta de registro en los últimos años, aunque estimó que desde la pandemia, la edad de iniciación al consumo sustancias ilegales se produce alrededor de los 13 años.

Ránking de consumo

Marta Hintuchi puntualizó que el alcohol es la primera droga de consumo en Argentina. Luego le sigue el tabaco, el cannabis y, en cuarto lugar, la cocaína. En ese marco, teniendo en cuenta que estas estadísticas no se renuevan desde la pandemia, la funcionaria mendocina puntualizó que perciben un marcado aumento “en la ingesta de cocaína” en la provincia, por lo que el foco de las medidas de ayuda sociales está puesto principalmente en abordar esta situación.

En el caso específico de Mendoza, la directora del Plan de Adicciones dijo que existe una especial preocupación por el aumento de casos “alrededor de la cocaína de mala calidad”, la cual ha sido revelada por los reportes de los centros de adicciones y está asociada a la crisis económica que atraviesa el país.

En tanto, Sergio Saracco, quien también es director del Observatorio Salud Pública y Problemáticas de Consumo de la UNCUYO, aseguró que la iniciación en el consumo se produce con sustancias legales porque son de fácil acceso, como el alcohol y el tabaco, aunque también se le va sumando “muy fuertemente el consumo de marihuana“.

Asimismo, el especialista en Toxicología hizo hincapié en tres sustancias que preocupan principalmente en Mendoza: “la marihuana, las drogas de diseño (por ejemplo éxtasis o LSD) y la cocaína”. Sostuvo que esta última es la que mayor atención requiere, debido al incremento sustancial de su consumo en los últimos años, una realidad que provoca daño hasta en niños y niñas que ya nacen con síndrome de abstinencia.

Para el médico toxicólogo Luciano Ledesma el mundo de las drogas sintéticas “está en permanente evolución”, con un universo creciente de buscadores y buscadoras de nuevas sustancias, que atraviesa a todas las clases sociales del país.

El médico, quien también es parte de los Centros Preventivos y Asistenciales de Mendoza, recalcó que si bien las últimas estadísticas provinciales muestran un aumento marcado del consumo de drogas ilegales, a partir de la llegada de la pandemia esos números alcanzaron récords históricos, siendo la ingesta de cocaína “el flagelo que más creció y que a más gente alcanzó”.

Además, si bien el especialista en Toxicología consideró que el permanente aumento de consumidores y consumidoras de cocaína es el “foco principal” al que deben apuntar las autoridades provinciales, a nivel país la alerta está puesta sobre la peligrosa Coketa, una droga con fuerte presencia en fiestas electrónicas que combina la ketamina –droga de síntesis que se utiliza en medicina y veterinaria por sus propiedades sedantes, analgésicas y anestésicas– con la cocaína, de fuertes efectos sobre el corazón, que puede llevar a la muerte.

Crecimiento sustancial del consumo problemático

Respecto a los estragos sociales que produce la ingesta de sustancias problemáticas, la directora del Plan Provincial de Adicciones, Marta Hintuchi, puntualizó: “La palabra que utilizaría para definir la situación actual del consumo problemático es compleja. No hablaría ni de que está mejor ni peor, sino de que se ha ido complejizando la cuestión, ya que las variables que atraviesan a este flagelo social son cada vez más grandes y específicas. Esas variables tienen que ver con la situación económica, la postpandemia y con la tendencia de que los distintos estupefacientes están presentes en la vida de las personas, ya sea para la diversión, para calmar malestares o por algún inconveniente psiquiátrico”.

En ese sentido, Hintuchi remarcó que el riesgo de la utilización de drogas tiene que ver “con la conducta de consumo”, debido a que una persona puede consumir una cierta cantidad de sustancias de una sola vez y con ello poner en peligro su salud de manera inmediata, incluso hasta alcanzar la muerte, situación conocida como una sobreingesta (mal llamada sobredosis, porque no hay dosis para sustancias que no hayan sido administradas médicamente). Pero también puede ser que exista el uso de componentes no aptos para el consumo humano en una determinada sustancia, tal “como ocurre con los solventes o la cocaína de mala calidad” y que eso provoque la muerte inmediata de la persona.

En este último aspecto, Sergio Saracco coincidió con la directora del Plan Provincial de Adicciones y agregó: “Es un grave problema creer que las adicciones son un derivado del consumo de drogas. La adicción es uno de los problemas que trae la ingesta de sustancias. De hecho, se habla de que solo el 10% de las personas que consumen alguna vez sustancias terminan con una adicción. Es un todo que involucra aspectos sociales, económicos, psicológicos y genéticos de cada persona”.

Políticas de Estado

En cuanto al riesgo de utilización de drogas, Hintuchi aseguró que “el Estado debe apuntar a atacar la conducta de consumo y no tanto a la sustancia”.

El jefe del Departamento Toxicología de Mendoza, Sergio Saracco, remarcó que esta situación de flagelo es “producto de la falta de acciones de prevención” desde hace varios años en Argentina. Indicó que al no haber una acción de campañas de prevención masiva para generar un fortalecimiento de la percepción del riesgo, existe una gran exposición hacia esas sustancias a cortas edades.

Saracco también criticó la implementación y el permiso de autocultivo a través del Reprocann (base de datos diseñada para poder registrar a aquellas personas que cuentan con las condiciones para acceder a un cultivo controlado de la planta de cannabis). Dijo que abrió la ventana para un microemprendimiento comercial ilegal para vender productos derivados de ella.

Cuando se habla de drogas hay que tener en cuenta sus tres patas: el aspecto jurídico/ legal, el de marketing y el comercial , y el aspecto químico propio de cada sustancia”, expresó Saracco.

Saracco dijo que atacar el comercio ilegal de estupefacientes es “una guerra perdida” en todo el mundo, aunque sí se debería trabajar en la demanda y en el control de la oferta con un Estado presente que no facilite la situación. Pero, a su entender, todos los esfuerzos económicos “hay que volcarlos en mecanismos y políticas de prevención”.

Luciano Ledesma consideró que el Estado debe hacer hincapié en “atacar de raíz las conductas adictivas de consumo, que son cada vez más frecuentes y alcanzan a personas cada vez más jovenes”.

 Lo económico y lo social

“El consumo de sustancias atraviesa a toda la sociedad. Lo económico es lo que determina la accesibilidad hacia los objetos, es decir, que una persona de mayor poder adquisitivo pueda acceder a alguna sustancia que otros individuos no, pero eso no significa que se vayan a drogar más o menos”, explicó Hintuchi.

Finalmente, Sergio Saracco pidió dejar de considerar que el consumo de droga es algo recreativo, ya que “en ningún caso consumir veneno es algo que pueda divertir a una persona y mucho menos si se tiene en cuenta que mina a la salud de las personas”. Además, a largo plazo, “en vez de potenciar la cuestión social, las personas que consumen frecuentemente alguna sustancia terminan por alejarse de las actividades sociales y sufren en soledad”.

En cuanto a la situación económica, Saracco remarcó que “está claro que quien posee un mejor poder adquisitivo accede a sustancias de mejor calidad, lo que no significa que consuma ni más ni menos, ni que el daño sea mayor o menor”.

Por último, el médico toxicólogo Luciano Ledesma coincidió con ambas posturas y agregó que independientemente del poder adquisitivo de las personas, “todas se ven vulneradas en su situación financiera por la adicción y ponen en riesgo el bienestar de sus familias, hasta el punto tal de perderlas”.

Vuelo controlado: “menos riesgo, más diversión”

Finalmente, este medio recogió el testimonio de la organización Vuelo Controlado, un espacio que se dedica a asistir a las personas que sufren algún problema de salud, especialmente por el consumo de estupefacientes en las fiestas masivas que se organizan en la provincia.

“Lo primero que hay que decir es que desde Vuelo Controlado no se analizan las sustancias que ingieren las personas en sus momentos de ocio. Quien diga que se hace eso está mintiendo, porque ese análisis requiere de más de 15 días de investigación. Desde este espacio lo que hacemos es asistir a aquellas personas que sufren algún tipo de inconveniente de salud durante una fiesta”, explicó Verónica Chrabolowsky, psicóloga y coordinadora general del proyecto.

Vuelo Controlado es una organización que nació en 2016 a raíz de la Time Warp, una fiesta electrónica que terminó con cinco jóvenes fallecidos en circunstancias aún desconocidas. Si bien muchas personas alegaron directamente al consumo de estupefacientes, la realidad es que las condiciones estaban dadas para que algo saliera mal. Sin ventilación, sin acceso al agua corriente ni en la barra y sin una contención sanitaria cerca.