El sacerdote histórico y ultraconservador Carlos Buela murió a los 82 años, acusado de abusar sexualmente por años a seminaristas y religiosas de su congregación. Fundador del Instituto del Verbo Encarnado (IVE) y del Instituto de Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará (SSVM), estaba recluido en un monasterio en Génova, Italia, luego de haber sido suspendido y trasladado por la Iglesia en 2010, tras confirmarse las acusaciones en su contra.
Pese al juicio canónico y las denuncias de abuso y poder realizadas por los jóvenes estudiantes y personal de la comunidad, su Instituto en San Rafael llegó a ser el más numeroso de la región, con más de 3.000 miembros en mas de 40 países.
En 2001, la curia argentina había promovido su cierre, pero desde el Vaticano llegó el aval para que la sede se trasladara a Italia. Con el correr de los años, surgieron las denuncias contra Buela, lo que derivó en un proceso canónico, con sentencia de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que determinó la veracidad de las acusaciones por “comportamientos impropios con mayores de edad”.
Desde el Obispado de San Rafael, a cargo de monseñor Carlos María Domínguez, no hicieron declaraciones al respecto, aunque dejaron en claro la posición que ya había tomado el anterior jefe de la Iglesia local, Eduardo María Taussig, quien aseguró que Buela, por disposición vaticana, tenía prohibido cualquier tipo de contacto, en público y privado, con la institución y sus miembros.
“No habrá comentarios. La muerte es el final, y hay que respetar eso también”, indicaron. Además, agregaron: “El Padre murió serenamente, con todos los auxilios de la Santa Madre Iglesia y con la indulgencia plenaria y bendición apostólica personalmente otorgadas por el Papa pocos días antes de su fallecimiento”.
