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Por qué el parto domiciliario es una opción peligrosa (y no está regulada)

La polémica se reavivó en las redes sociales luego de un caso que terminó con la muerte de una mamá. La tendencia aumentó en los últimos años y, en muchos casos, tiene que ver con una experiencia traumática previa.

En las últimas semanas, se conoció el caso de una mujer que murió tras dar a luz en su casa. Luego de sufrir violencia obstétrica en los dos embarazos previos, había decidido buscar una alternativa fuera de las instituciones para que la respetaran y le permitieran conectar más con su bebé. Pese a las recomendaciones médicas que advirtieron los riesgos, recurrió a un grupo de doulas que la acompañó durante la gestación y asistió finalmente en el parto. En un principio todo fue soñado para ella, pero el posparto se complicó y terminó en una tragedia evitable.

A partir de este hecho, que ocurrió el año pasado y que se difundió ahora, se reflotó en las redes sociales un debate de larga data sobre los riesgos que se corren a la hora de llevar adelante un parto domiciliario y la cantidad de mujeres que recurren a esta opción después de haber vivido violencia obstétrica. También se cuestionó la participación de organizaciones que ofrecen una experiencia “natural y holística”, pero que no son profesionales ni están habilitadas para ejercer la medicina.

En 2015, el Congreso aprobó la Ley 25.929 de Parto Humanizado para garantizar el respeto a las decisiones y los tiempos de las personas gestantes. Entre otras cosas, la resolución intentaba asegurar que la mujer pudiera elegir a la persona que quisiera para acompañarla durante todo el proceso, permitir el contacto precoz entre el bebé y la mamá y, sobre todo, contar con toda la información necesaria en cada etapa.

Sin embargo, las experiencias traumáticas no disminuyeron: malas contestaciones, romper la bolsa prematuramente para “acelerar” el proceso de parto, ponerle una vía de rutina, cortar rápido el cordón umbilical, realizar una episiotomía (corte en la vagina) sin avisar o hacer una cesárea en casos innecesarios. La lista de las prácticas violentas es larga y la naturalización de la violencia obstétrica en las instituciones fue apartando de a poco a las mujeres del servicio médico tradicional.

No se escucha las preferencias de la mujer y termina siendo una invasión a nuestro cuerpo”, dijo a TN la obstetra Alicia Cillo (M.P.: 10001), presidente del Colegio de Obstétricas de la provincia de Buenos Aires. Y remarcó: “Hay que respetar los tiempos fisiológicos, tanto el del bebé para acomodarse para nacer como el de la madre para pujar. Creo que se está visualizando más la cantidad de mujeres que eligen parir en casa. La institución, sea pública o privada, las expulsa porque no les da lo que se necesita”.

¿Qué necesita una persona gestante? Poder decidir por sí misma, ser protagonista de ese momento único en su vida y ser respetada, lo que muchas veces queda opacado por situaciones que no deberían pasar.

 

Parto en casa: experiencias en primera persona

Bárbara tuvo a su primer hijo en un sanatorio privado y no la pasó bien. “Me hicieron maniobras prohibidas por la OMS, cosas que no correspondían. Fue todo muy violento e incluso tuve problemas de salud después del parto”, relató en diálogo con TN. A partir de esa vivencia, decidió que el próximo bebé llegaría al mundo de otra manera.

“Después de estar en un lugar donde nos maltrataron, no fui protagonista y me tuve que ‘portar bien’ para parir a mi hijo, decidí que mi siguiente hijo no naciera en una clínica porque no me parece el lugar más apropiado. Yo no fui autónoma y no tuve libertades ahí”, agregó.

Cuando volvió a estar embarazada, empezó a investigar acerca de los partos domiciliarios y acudió a encuentros con familias que habían parido en casa para sacarse dudas: “Después de informarme mucho, decidí que era la mejor opción para mí. Lo más acorde y natural porque era un embarazo sano, sin inconvenientes, no tenía que estar en una institución”. Finalmente, Milo nació en su casa con un equipo de parteras.

Para ella, la experiencia fue tan transformadora que decidió recopilar historia de 40 familias que optaron por el parto en casa y las publicó en un libro. “Quería que estos relatos trascendieran para aquellos que elijan esta alternativa porque la realidad es que nadie te obliga a parir en casa, es una decisión”.

El libro que escribió Bárbara en el que recopila historias de mujeres que parieron en sus casas. (Foto: Bárbara Lorenzo)
El libro que escribió Bárbara en el que recopila historias de mujeres que parieron en sus casas. (Foto: Bárbara Lorenzo)

Cintia le sucedió algo similar. Ella comenzó a asistir a reuniones sobre lactancia materna, gestación y crianza respetuosa, lo que le permitió conocer ciertas prácticas habituales que quería evitar. “No quería epidural, ni oxitocina. Quería que se respetaran los tiempos”, recordó.

La lamentable experiencia arrancó dos días antes de la fecha estimada de nacimiento, en el último control. Allí, con ciertas maniobras, la obstetra activó el proceso de parto: “Los dolores se volvieron intensos y yo estaba reacia a cualquier tipo de intervención. Ese día había cinco mujeres en trabajo de parto y solo dos salas para dar a luz, así que algunos procesos se aceleraban, otros se atrasaban y otros iban a cesárea”.

Con el pasar de los minutos, las contracciones no cesaban: “Yo no quería, pero tuve que ceder. En ese estado no podés pelear constantemente y la partera me preguntaba por qué estaba tan negada. Dolorida, acepté el suero en el que habían puesto otra droga y los dolores fueron peor y más seguido. ‘Una menos cuarto va a estar naciendo’, me había dicho y terminó naciendo a esa hora. Todo muy controlado”.

El bebé nació con bajo oxígeno en sangre, provocado por la droga y el corte rápido del cordón. “Se lo llevaron rápido a controles, le dieron leche de fórmula sabiendo que yo no quería, recién pude amamantarlo 24 horas después. Cuando volví a casa tenía ganas de llorar, estaba muy angustiada. Sentía una desconexión total con mi hijo y me llevó un montón de tiempo todo lo que había pasado”, manifestó y sabía que, en caso de tener otro hijo, no quería que tuviera que pasar por eso.

Dos años después, quedó embarazada nuevamente y eligió parir en casa: “Queríamos vivir esa experiencia como familia. No había contraindicaciones y me sentía muy segura”. Tiempo más tarde, posteó en Facebook todo lo que había vivido. “Quise transmitir mi experiencia para ayudar a otras mujeres a vivir sus partos de la manera que elijan, en donde decidan. Pero estar alertas, preguntar, investigar y tratar de tener la mayor seguridad posible para recibir a sus hijos”.

 

Riesgos del parto en casa: cuándo no es recomendable

Ante la consulta de TN, las diferentes profesionales plantearon que hay ciertas condiciones en las que no es recomendable un parto en casa. Por ejemplo, en mujeres diabéticas, hipertensas, anémicas o si tuvieron alguna intervención en el útero; también hay que tener en cuenta si es un embarazo gemelar, si el bebé es muy grande o si viene de nalga. Además, es necesario realizar controles periódicamente para ver cómo avanza el embarazo.

La obstétrica y coordinadora de El Buen Nacer, Verónica Plá (M.N.:9021), afirmó que es fundamental que todos los parámetros estén perfectos a la hora del parto domiciliario. “No esperamos a que suceda algo. Si vemos alguna condición que no es la adecuada, ese parto no se puede hacer en casa”, precisó.

De todas formas, sostuvo: “El ámbito en casa no es lo que lo hace peligroso al parto, sino lo que lo hace peligroso es no elegir equipos de profesionales que estén a la altura de las circunstancias. Ahí es donde falla el Estado porque debería garantizar los derechos de la mujer que pare en la casa haciendo una buena derivación a un centro asistencial que esté avisado”.

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